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Si yo fuera Catalán

OPINIÓN de José María Sánchez Ródenas.- No soy catalán, me defino como una persona de izquierdas e internacionalista, y por principios no puedo asumir los nacionalismos, por tanto, no soy independentista. Dicho esto, me gustaría precisar:

1º. Que, sintiéndome profundamente democrático, aspiro a que España avance, más pronto que tarde, hacia una verdadera democracia participativa, superadora de la actual pseudodemocracia representativa emanada del Régimen del 78, en la que no tengan cabida ni la corrupción, ni el secuestro de la soberanía popular y los poderes públicos, por parte de los poderes económicos.

2º. Que, sintiéndome un republicano de convicción, no voté la Constitución del 78, por no permitirnos la Elección del Modelo de Estado, imponiéndonos una monarquía heredera del franquismo, por no garantizar un Estado Aconfesional y por no contemplar la Laicidad de la Enseñanza, perpetuando la influencia y el poder de la iglesia católica en la vida pública española.

3º. Que, partidario, en su momento, de la “Ruptura Democrática”, y cuestionando la “Transición”, por permitir el “blanqueo” del aparato político y económico del franquismo, entiendo que el Régimen Político del 78, hace años que entró en un evidente proceso de descomposición, marcado por la corrupción de la vida pública española, y a cuyos últimos estertores estamos asistiendo en la actualidad, por lo que considero que su superación es una necesidad imperiosa para la regeneración política de nuestro país.

Partiendo de esta declaración de principios, expreso desde aquí mi admiración y mi profundo respeto por el pueblo catalán, su cultura y su identidad, porque creo firmemente en el dinamismo y la capacidad de la sociedad catalana para abordar los cambios económicos, políticos y sociales que la Cataluña del futuro necesita, y que estas capacidades convierten a Cataluña en el motor para la construcción de una sociedad española moderna, abierta, innovadora y solidaria, dentro de un Estado Español Plurinacional.

Y esta reflexión carecería de sentido, si no hiciera el ejercicio de ponerme en la piel de muchas personas catalanas, que en la calle y en las instituciones defienden el “derecho a decidir”: algunass, independentistas por convicción; otras, independentistas porque aspirando a una redefinición del encaje de Cataluña en el Estado Español, la falta de dialogo, de voluntad política y el “tancredismo” de los gobiernos del PP y el PSOE, no les ha dejado otra salida; y finalmente otras, que sin aspiraciones independentistas, comparten con ellas la sensibilidad de que la ciudadanía catalana pueda ejercer su derecho a votar sobre su propio futuro. Y Ponerme en la piel de estos sectores del pueblo catalán, supone plantearme cuál sería mi postura política, ante el “Procés”, si yo fuera catalán.

Volviendo ahora a mi declaración inicial de principios, constatando lo inamovible e inflexible que es la actual realidad política española, absolutamente “bunquerizada”, asumiendo que me declaro un firme defensor del “derecho a decidir” de la ciudadanía catalana, y entendiendo que el carácter cívico-popular del “Procés” desbordaría el actual marco político de Catalunya, y reconfiguraría la correlación de fuerzas de los partidos que ahora tienen presencia en el Parlament, con estas consideraciones, si yo fuera catalán, tengo que reconocer que si la independencia me permitiera tener la expectativa de la apertura de un proceso que posibilitara la construcción de una verdadera democracia participativa, yo sería independentista; que si la independencia me permitiera acabar con una monarquía anacrónica y acceder a una República como forma de Estado, yo sería independentista; y finalmente, si la independencia me permitiera acabar con el “status quo” del Régimen Político del 78, y acabar, por un lado, con el bipartidismo, relegando al PP y al PSOE a la irrelevancia política, y por otro, borrar del mapa político catalán a los herederos de la antigua CIU, yo sería independentista.

Para finalizar, señalaré que, aunque es evidente que la independencia no es el paradigma que garantice plenamente la consecución de mis aspiraciones políticas y sociales, no puedo por menos de entender la postura independentista adoptada por una buena parte del pueblo catalán, al que en los últimos diez años, desde que el PP presentara un Recurso de Inconstitucionalidad al Estatut, desvirtuando el documento legítimamente aprobado por el Parlament de Catalunya y torciendo la voluntad de la ciudadanía catalana que lo ratificó, no se le ha ofrecido ni una sola alternativa política, se han desoído sus peticiones de diálogo político y, sin embargo, de forma torticera se han utilizado las instituciones del Estado para judicializar la actividad política catalana y criminalizar el independentismo, intentado permanentemente aislar a Cataluña, enfrentándola con el resto de los pueblos del Estado Español.

9/09/2017

*José María Sánchez Ródenas, Arquitecto e inscrito en Podemos




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