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Austria elige nuevo Gobierno

La Lista de Peter Pilz (en la imagen) y Los Verdes obtendrían porcentajes de entre el 5 y el 7%

Viena (EuroEFE).- Austria elige este 15 de octubre un nuevo Gobierno, en unas legislativas adelantadas en las que el Partido Popular Austríaco (ÖVP) se perfila como el probable ganador gracias a la popularidad de su flamante líder, el actual ministro de Exteriores, Sebastian Kurz, y con la particularidad de que las ideas ultras han conseguido colarse en los programas electorales de los grandes partidos del país.

Todos los sondeos coinciden en vaticinar que Kurz podría convertirse a sus 31 años de edad en el dirigente más joven de la Unión Europea (UE), tras asumir en mayo las riendas de su partido y reorientarlo hacia la derecha con un discurso contra la inmigración.

El conservador Sebastian Kurz es el favorito


Con cerca del 33 % en la intención del voto, saca una importante ventaja a sus dos grandes contrincantes, el Partido Socialdemócrata (SPÖ) del canciller federal, Christian Kern, y el ultraderechista Partido Liberal (FPÖ), liderado por el populista Christian Strache.

Según la encuesta más reciente, publicada el 8 de octubre por el diario Kleine Zeitung, los socialdemócratas obtendrían el 27 % de los sufragios, seguidos de cerca por el FPÖ (35 %).

Tales cifras, más la promesa del jefe socialdemócrata de que pasará a la oposición si no logra ganar las elecciones, pueden suponer la apertura de las puertas del poder a la extrema derecha.

Es que el resto de partidos -Los Verdes (ecologista), Neos (liberal) y Lista Peter Pilz (izquierdista, escindido de Los Verdes)-, obtendrían porcentajes demasiado bajos, entre el 5-7 % cada uno, como para ser relevantes a la hora de formar una coalición de gobierno.

El FPÖ, desplazado por el ÖVP del primer lugar de apoyo popular que ostentaba hasta hace pocos meses, aparece así como el aliado más probable en una futura coalición liderada por Kurz.

Dureza contra la inmigración

Ya antes de ser líder del ÖVP, el ministro de Exteriores era el político más popular entre sus conciudadanos, no sólo por su juventud y aplomo, sino también por su defensa de una política restrictiva de inmigración, algo que demostró en la práctica al fomentar el cierre de la ruta de los Balcanes.

Ahora, además de abogar en el seno de la UE por cerrar también la vía mediterránea para los refugiados, promete alivios fiscales a los "austríacos trabajadores" que costearía en parte mediante una bajada de las ayudas a los asilados.

Esta postura lo acerca a Strache, de 48 años, quien ha llegado a acusarle de haberse apoderado de sus ideas y propuestas que lleva defendiendo desde hace años.

No obstante, algunos observadores no descartan que el SPÖ, con tal de impedir que suba al poder una extrema derecha xenófoba, euroescéptica y filonazi, termine por acceder a reeditar la llamada "gran coalición" con el ÖVP.

En ese caso, y siempre que el voto coincida con los sondeos, el único cambio que verían los austríacos es que los segundos pasarían a primeros, y viceversa, en la sempiterna coalición de los dos partidos que han dominado la escena política de la república alpina desde 1945, y que está actualmente liderada por el SPÖ de Kern.

Pero no dejaría de ser un tanto paradójico: la ruptura de esa alianza en mayo pasado fue precisamente la causa del adelanto en un año de estas legislativas, justificada con el argumento de que la coalición ya no funcionaba porque los dos socios, tras meses de constantes disputas internas, habían perdido la confianza mutua.

Los sondeos apuntan a que Kern, de 51 años, corre el riesgo de llevar al SPÖ al peor resultado de su historia tan solo un año y medio después de haber asumido la dirección del partido, a pesar de las claras mejoras de los datos macroeconómicos del país.

Con un Producto Interior Bruto (PIB) per cápita de 39.970 euros (2016) y un desempleo del 5,4 %, Austria se cuenta entre la primera veintena de países más ricos del mundo.

Pero buena parte de su población siente su bienestar amenazado por la inmigración, tras la llegada de unos 150.000 refugiados e inmigrantes de Oriente Medio y África en los últimos tres años.

Y aunque no ha sufrido hasta ahora ningún ataque terrorista islamista, los atentados que se han sucedido en el resto de Europa han exacerbado aún más esos temores en la conservadora población de la rica nación alpina.

Así las cosas, sus 6,3 millones de electores convocados a elegir a los 183 diputados del Parlamento han vivido una campaña claramente dominada por el tema de la inmigración.

Las ideas ultras se cuelan en los programas de los grandes partido austríacos

Recortes de ayudas sociales para inmigrantes, frenar la llegada de solicitantes de asilo o endurecer las políticas de integración. El debate electoral en Austria gira en torno a la inmigración y algunas ideas de la ultraderecha se han colado en los programas de casi todos los partidos, incluyendo el socialdemócrata y el democristiano.

Precisamente, ha sido gracias a su clara apuesta por las ideas de derechas lo que ha hecho posible que Kurz le haya dado la vuelta a las encuestas al restar apoyo a los ultras.

"El éxito de Kurz es el de una estrategia basada en la creación de una versión descafeinada del FPÖ", resume para Efe Anton Pelinka, decano de los analistas políticos en Austria.

El líder conservador ha sabido utilizar una "expectativa de cambio" y el descontento con la llegada de más de 120.000 refugiados desde 2015 -más del 1 % de la población de Austria- para hacer un "populismo de tono más suave", explica Pelinka, catedrático en la Universidad Centroeuropea de Budapest.

Kurz propone reducir las ayudas sociales a los demandantes de asilo, frenar "hasta cero" las llegadas de refugiados y controlar de forma más estricta las asociaciones musulmanas.

Además, ha impulsado medidas como la prohibición del burka, que entró en vigor este mes, y las campañas públicas de proselitismo por parte de salafistas, una corriente ultraconservadora del islám.

Kurz criticó asimismo a las ONG que fletaron barcos para rescatar a inmigrantes y refugiados en el Mediterráneo, o defendió que la Unión Europea (UE) no desembarcara a los rescatados en su territorio o los recluyera en islas.

"La inmigración es un tema predilecto de los populistas de derechas en Europa y Kurz lo ha gestionado de forma más sutil y exitosa que (Marine) Le Pen (líder del Frente Nacional francés)", analiza Pelinka.

La ultraderecha acusa a Kurz de copiar su programa

El éxito de Kurz ha sido tal que el FPÖ le acusa de "copiar" su programa y su líder, Heinz Christian Strache, se esfuerza por mostrarse ahora más radical que su joven contrincante.

"Poco antes de las elecciones, Kurz trata de adoptar las justas demandas del FPÖ de los pasados 12 años", criticó Strache en un reciente debate televisado.

Pero también en el programa del Partido Socialdemócrata (SPÖ) se encuentra la promesa de reducir drásticamente la inmigración porque, se argumenta, la capacidad de integración de Austria es limitada.

En ese sentido, se defiende un mayor control sobre asociaciones musulmanas para luchar contra el radicalismo.

El canciller socialdemócrata, Christian Kern, rompió hace poco el tabú -mantenido durante 30 años- de permitir bajo ciertas condiciones pactos a escala nacional con el FPÖ, un partido que será sin duda determinante para formar el próximo gobierno.

Según las encuestas, el SPÖ y el FPÖ compiten por la segunda plaza en los comicios, con cerca del 25 % de los apoyos.

En las últimas décadas la política austríaca estuvo marcada por las grandes coaliciones entre SPÖ y ÖVP, aunque los desencuentros durante el último gobierno apuntan a la búsqueda de otras coaliciones con el FPÖ como socio preferente.

Conservadores y socialdemócratas compiten por asumir algunas ideas al FPÖ y presentarlas de forma más moderada, destaca Pelinka

Una de esas medidas impulsadas por el SPÖ en la coalición es el llamado "bono de empleo" que ofrece ventajas fiscales a empresas que contraten a desempleados austríacos o extranjeros que ya se encuentran en el país.

La medida ha generado polémica porque podía ser discriminatoria para otros ciudadanos de la Unión europea (UE) y una violación del mercado único.

Con la medida, Kern pretende responder al malestar entre trabajadores y sindicatos por el "dumping" laboral de trabajadores de Europa del Este y la llegada de nuevos inmigrantes de la UE.

Desde hace años, el FPÖ exige que los austríacos tengan prioridad en el mercado laboral, en la sanidad y ayudas sociales.

Dossier elaborado Luis Lidón y Wanda Rudich, de la agencia EFE en Viena.




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