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Don Saúl Uribe Ahuja, ejemplo de vida que perdurará por siempre (I, II y III)

OPINIÓN de Teodoro Rentería Arróyave

A mi padre, doctor Fortino Rentería Meneses en su CXIX aniversario de su natalicio. 

PRIMERA PARTE

En la víspera, después del medio día informamos a todos los colegas periodistas, académicos y compañeros abogados:

Amigas y Amigos Colegas y demás camaradas: Con todo el dolor del hermano-amigo, les comunico que el grande entre los grandes abogado-humanista DON SAÚL URIBE AHUJA hace unos momentos emprendió el viaje al éter eterno al perder la batalla ante COVID-19, tras 92 años de fructífera vida. Acompañamos en su dolor a su familia, a su pareja, la también Muy Querida Amiga, María Luisa Ureña e incontables amigos. In Memóriam.

Nuestro Comentario a Tiempo del 19 de junio de 2018, titulado “Don Saúl Uribe, Ejemplo de Vida” dividido en dos entregas, mismo que fue colofón del libro “Testimonios y Reflexiones” de la autoría de otro estupendo amigo y maestro, Gonzalo Martré, hoy queremos reproducirlo –actualizado-, porque refleja la rica y ejemplar vida de ese luchador nacido en Veracruz, radicado en Hidalgo y ciudadano de México y del mundo:

“A don Saúl Uribe Ahuja, lo conocí tarde, escasos tres meses antes de que cumpliera sus primeros 90 años de edad -11 de junio de 2018-, sí, fue un retraso involuntario,  porque este personaje es de esa estirpe de mexicanos, que en lo personal, es todo un gusto y honor coleccionar, en el término más excelso de la palabra.

El vocablo es exacto, ya que todos tenemos la debilidad de coleccionar cosas bellas que nos gustan, desde simples objetos hasta joyas, desde  lacónicos volantes hasta los libros más  conspicuos y grandiosos.

Cuando se trata de seres humanos, el momento de la química que se da entre dos o más es sublime por todos conceptos. Por algo uno de nuestros libros se titula: “Mi Vida son Mis Amigos”.

Un hombre que sufrió la traición por ambición de seis de sus ocho hijos, después de haber sufrido dos embolias cerebrales, una operación de carótida que provocó que su voz se hiciera tenue, que tuvo que usar, por más de 6 años, silla de ruedas, ayuda personalizada y no se arredró y de ninguna manera aceptó estar postrado, es digno de todo reconocimiento.

Un hombre que fue propietario de la Hacienda de San Francisco de Ocotepec de Apan Hidalgo, misma que perteneció a la Heroína Libertaria, Leona Vicario, que la heredó de su padre en 1950, que la preservó como lo que es un patrimonio histórico-cultural de nuestro México y que la enriqueció con obras de arte: pinturas, esculturas, mobiliario, vajillas y muebles de la época y otros con madera de sabino construidos por artesanos en la propia carpintería de la casona.

Un hombre que luchó por la preservación del Acueducto de Zempoala, que los lugareños lo bautizaron como Acueducto Tembleque en honor de su constructor en 1572, el Padre Francisco Tembleque, que gracias a sus esfuerzos y apoyado por un patronato que presidió, lograra que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, el 5 de julio de 2015, lo declarara Patrimonio de la Humanidad.

Hombre que a esa edad y hasta su fallecimiento, asombraba a catedráticos, investigadores y estudiantes de las escuelas de educación superior, en especial de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, UAEH, por su sabiduría y erudición.

Un hombre que desde hace muchos ayeres, me platican, fue mecenas de escritores, periodistas y poetas, como Francisco Liguori y el mismo Gonzalo Martré, que gustó de la buena bohemia: tertulias donde se canta, se expresan pensamientos en pequeños y magníficos discursos y se declama.

Exacto, este ser humano excepcional, Don Saúl Uribe Ahuja, fue nada más y nada menos, recurro al lugar común porque es válido, un ejemplo de vida. Lo dijimos en aquel entonces y lo repetimos ahora: “Salud don Saúl/ por su nonagésimo aniversario/ en plena lucidez y vitalidad, / ejemplo de vida para la inmortalidad.  

Desde  la víspera ya mora en el eterno éter.


SEGUNDA PARTE

Fueron menos de tres años de esta conocencia que nos enriqueció; ambos en varias oportunidades comentamos que el tiempo calendario no se hizo para nosotros puesto que parecía que nos habíamos amistado de toda la vida.

Fueron tres momentos cumbres en los últimos años de vida de Saúl que lo hicieron vibrar de emoción, en orden cronológico: su ingreso como miembro distinguido tanto de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, FAPERMEX, como del Colegio Nacional de Licenciados en Periodismo, CONALIPE, haya en Mexicali, Baja California, precisamente en la Asamblea Nacional Electoral con la presencia de la presidenta saliente María Consuelo Eguía Tonella y del presidente entrante, Juan Ramón Negrete Jiménez.

El haber logrado que el Congreso de la Unión declarara este 2020 “Año de Leona Vicario, Benemérita Madre de la Patria”, volver a escribir sus artículos en un diario, en este caso “Impulso” del Estado de México, gracias a la atingencia de su director general, Alejandro Zendejas Hernández y de su directora editorial Adriana Tavira García.

Y el haber sido entronizado como académico de nuestra muy querida Academia Nacional de Historia y Geografía, ANHG, patrocinada por la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, ceremonia solemne que encabezó nuestra presidenta Elizabeth Rembis Rubio, con la asistencia testimonial de los colegas Arnulfo Domínguez Cordero, Teodoro Raúl Rentería Villa y el autor.   

Más que el compromiso personal, el social es el que distingue a los seres humanos, porque la lucha es por el bien común de una comunidad, de un país o de la humanidad toda. Por el contrario, el burocratismo, no nos referimos a la burocracia que nos merece todo nuestro respeto, sino a esos grupúsculos que se incrustan en la cosa pública para medrar y beneficiarse en detrimento de las sociedades.

Don Saúl Uribe Ahuja, que hubiera podido vivir a sus 90 y más años, falleció a los 92, en la comunidad de sus éxitos profesionales, siguió en la lucha por los suyos, no obstante, como ya lo dijimos, que desde hace más de 8 años por una operación de carótida y dos embolias se vio en la necesidad de usar la silla de ruedas y de asistencia personal.

Baste mencionar una más de esas batallas, de las muchas que se impuso: su defensa no sólo de la conservación sino de su uso mismo de la obra más importante del Siglo XVI en toda América, nos referimos al Acueducto Tembleque, que con 137 arcos. Puentes, arquería mayor de un kilómetro y derivaciones que hicieron correr el agua por más de 50 kilómetros de Zempoala, Hidalgo a Otumba, Estado de México mediante una elevación de 39 metros.

La denuncia legal y pública de Don Saúl, habla por sí mismo de su compromiso social. Recurrió a todos los funcionarios locales, estatales, nacionales e internacionales sin obtener respuesta alguna. Esa frustración se la llevó a la tumba, algún día esos funcionarios negligentes tendrán que dar cuenta de su criminal negligencia. Y la lucha de don Saúl perdurará por siempre. 


TERCERA Y ÚLTIMA PARTE

Cuando el ingreso de Saúl Uribe Ahuja a nuestra querida Academia Nacional de Historia y Geografía, ANHG, que repetimos, es patrocinada por la Universidad Nacional Autónoma de México, a sus 91 años de edad, tuvimos el honor de pergeñar la semblanza de este gran mexicano.

Meses antes y después de haber rastreado su fecunda vida, por medio de pláticas personales o en tertulias, le dedicamos tres o más entregas de nuestra columna diaria, Comentario a Tiempo, ahí lo bautizamos en forma civil, como “Abogado Humanista”, sin embargo, nunca pregonó las grandes obras sociales en las que participó en forma individual o colectiva, sólo en aquellas que implicaba una lucha pública como fue su inconclusa lucha por darle agua el sediento Acueducto Tembleque.     

“A pesar de las generosas disposiciones de personajes e instituciones -afirmó en un escrito-, hace años que el Acueducto está impedido de funcionar porque, denunció: manos criminales destruyeron la mampostería medieval de casi 500 años y la conexión del Acueducto para robar el agua”, lo cual como es obvio impide que funcione. Precisa: “Roban el agua desde los manantiales de Tecajete a la embocadura del Acueducto”.

“Todo esto ocurre después de que en 20 años de trabajo, se logró el apoyo de un millón de dólares de la Embajada Americana, para la investigación, que incluyó el recabar los planos y antecedentes y la dignificación de la magna obra”.

Con todo ello, también como ya lo apuntamos, el 5 de julio de 2015, en Bonn, Alemania, el Patronato que preside, logró que la UNESCO, declarara el Acueducto Tembleque “Patrimonio de la Humanidad”, es el más grande y el más alto del mundo que se conserva.

El dictamen del organismo mundial asegura en su Acuerdo, que el Acueducto Tembleque es “Un Valor Universal Excepcional. Ejemplo Sobresaliente de Conducción de Aguas en las Américas. Combinando la Tradición mestiza con la Tradición Hidráulica Romana”.

“Intercambio Humano que la Creo. Fusionado por los Ideales Humanistas. Tradiciones Colectivas Locales. El Puente de Tepeyahualco es Una Obra Maestra Arquitectónica con la Integración de la más Alta Arcada de un solo Nivel Jamás Construido en los Acueductos de la Época Romana a Mediados del Siglo XVI”.

Todo ese portento de obra yace inservible por los ladrones de agua y por la negligencia criminal del burocratismo. Ésta, es una más de las luchas que dio con toda pujanza este grande personaje, que ya mora en el éter eterno, el abogado y humanista, Saúl Uribe Ahuja. En otras palabras, fue su batalla diaria de compromiso social contra el burocratismo.

Saúl dio positivo al Covid-19 el jueves 6, el sábado 8 amaneció mejorado, tuvo los arrestos para dictar el que sería su artículo póstumo, al siguiente día se agravó hasta el martes 11 que emprendió por la mañana el viaje sin retorno al eterno éter.

Su artículo publicado el miércoles 12 en nuestro diario “IMPULSO”, que se convirtió en póstumo, en su título lo dice todo: “La lucha por la vida”, en el que hace referencia a todos los acosos a la humanidad, naturales y provocados, y termina en su batalla por el, o su Acueducto Tembleque. La vida y obra de Saúl Uribe Ahuja perdurará por siempre.





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