23 años del asesinato de Ana Orantes, la mujer que denunció públicamente lo que después sería reconocido como violencia de género

 Madrid. 17 dic. 2020. AmecoPress.- “Paliza sobre paliza”. Así definió la situación de violencia permanente a la que la sometía José Parejo, su pareja durante cuarenta años. Ana Orantes habló públicamente en el programa de Irma Soriano en Canal Sur Televisión, De Tarde en Tarde, el 4 de diciembre de 1997. Trece días más tarde su marido la quemó viva. Hoy se cumplen 23 años de ese asesinato.

No era la primera vez que Ana Orantes denunciaba los maltratos de José Parejo. Hasta en 15 ocasiones relató la violencia ante la policía. La pareja incluso se divorció en 1996, pero el fallo judicial le obligó a seguir viviendo bajo el mismo techo con su maltratador.

Ana Orantes se convirtió en un referente en la lucha contra la violencia machista. En aquella España la violencia de género en el ámbito de la pareja no se denunciaba, estaba normalizada, extendida y asumida. Los medios de comunicación hablaban de ella como crímenes pasionales, la incluían en la sección de sucesos y aludían a los celos, el alcohol o, en todo caso, la consideraban asuntos domésticos, privados.

Tal vez por ello, el testimonio de Ana Orantes sobre los malos tratos que soportaba, en un programa de televisión, tuvo un impacto enorme. El estremecimiento fue de algún modo una toma de conciencia por parte de la ciudadanía, que empezó a reconocer la magnitud de la violencia que sufrían las mujeres. También los medios de comunicación advirtieron las consecuencias de su postura ante un problema que, además, seguía ocultándose en muchos casos, por las propias víctimas.

Toda la correntada, que el movimiento feminista tradujo con determinación, fue dando lugar a protestas, legislaciones, nuevas palabras, decálogos en los medios, recursos de distinto tipo, orientados a sacar del ámbito privado la violencia de género, para llevarla al ámbito público, y poner en marcha acciones orientadas a proteger a las mujeres y niñas y también a revertir la desigualdad entre mujeres y hombres, que es la base que sostiene esa última violencia que es el asesinato.

Ana Orantes sabía que iba a ser asesinada. Lo expresó. No había leyes ni recursos que la protegieran. Quizás por ello, su recuerdo, como ha declarado la Delegación del Gobierno contra la violencia de género, "su memoria, como la de otras víctimas de violencia de género y violencia sexual, inspiran las políticas públicas en defensa de la libertad de las mujeres y contra todas las formas de violencias machistas".

Muchas voces, textos, programas y miradas se siguen dirigiendo a Ana Orantes.

Foto: Archivo AmecoPress.