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“Colapsología"

OPINIÓN de Teodoro Rentería Arróyave
 
Nuestro corresponsal en Catalunya Joan Vila, nos envía la siguiente entrevista de la colega Mané Espinosa al ambientalista Pablo Servigne, publicada en el Diario “La Vanguardia”, por considerar que es una aportación a la humanidad en cuanto a la prevención de los fenómenos de toda índole, como el de ahora del Covid-19 que agobia a más de medio mundo, por qué nos tomó desprevenidos, sólo los asiáticos pudieron enfrentarlo a tiempo, es por lo que consideramos de responsabilidad periodística reproducir la siguiente entrevista con los créditos correspondientes. 

Pablo Servigne nació en 1978 en Versalles, es un autor y conferencista francés especializado en ecología, agroecología, resiliencia y una ciencia de la que es creador en mancuerna con Rafahel Stevens: la “Colapsología”.

 

La colega Mané Espinosa ilustra la entrevista con el siguiente apotegma de Lluis Amiguete: “Si quieres evitar un colapso global, convence a todos de que lo habrá”. 

“Ingeniero colapsólogo: Usted investiga catástrofes, pública ‘Colapsología’ ¿Para qué sirve la colapsología? 

-Si quieres que una catástrofe no ocurra, tienes que hacer creer a todos que va a ocurrir. Así tomaremos de verdad las medidas para evitarla. Y esa es la esencia de nuestra investigación. 

¿Y si avisa en falso varias veces que viene el lobo y cuando viene de verdad nadie le cree?

-Nuestro planteamiento es que si decimos que hay un 95% de posibilidades de que llegue el lobo, o la catástrofe, la gente se acoge a pensar que les toca ese 5% improbable para no hacer nada. 

¿Por qué? 

-Le daré un ejemplo: si avisamos, en cambio, de que este domingo habrá un colapso en las carreteras por el buen tiempo, la gente cogerá menos el coche y evitaremos el gran atasco.
 
¿Eso no es una profecía autocumplida? 

-¡Exacto! Eso es lo que queremos. 

¿No gastaremos demasiado esfuerzo y dinero en evitar colapsos improbables? 

-¿De verdad? Que una pandemia global paralizara el mundo era una probabilidad remota y por eso nos ha pillado desprevenidos. Sólo los asiáticos estaban mejor preparados.

¿Por qué? 

-Porque para ellos no era remota; la habían sufrido con la gripe aviar, así que reaccionaron. Nosotros tenemos que prepararnos ya para la próxima pandemia como si la probabilidad de que suceda sea del 100%. Si no, volveremos a errar. 

¿Nuestro cómodo olvido no se impondrá siempre a la fatigosa prevención? 

-Por eso me levanto cada mañana pensando en nuestros hijos e investigando cómo motivarnos a todos para prevenir antes de lamentar.

¿No cree que las catástrofes son muy difíciles de pronosticar y sobre todo las futuras? 

-Habrá más virus, sequías, apagones mundiales, crisis climáticas, guerras, incendios... Eso es un 100% seguro. Por eso hay que prevenirlas.

¿Cómo sabe que no habrá menos colapsos?

-Porque esas catástrofes las hacemos cada día más probables. Es una característica sistémica.

¿Cómo?

Egoísmo y excesos. Cada recorte en el sistema sanitario, por ejemplo, nos predisponía a sufrir más muertes en esta pandemia.

¿No hay menos guerras en esta década?

-¿Guerras? Si hubiéramos ayudado a los sirios en el 2006 con su terrible sequía, hubiéramos evitado la guerra civil. Al no ayudarles aumentamos lo que los colapsólogos llamamos riesgo de derrumbe sistémico. Y propiciamos la guerra.

¿Cree que la sequía es predecible?

-Habrá sequías y nos matarán de hambre si no las prevenimos. Pero el colapso más fascinante para mí es el apagón universal. Si un hacker logra colapsar todas nuestras redes de energía...

¿El apagón de Nueva York, pero mundial?

-Me dirá que tendríamos gasolina, pero no funcionarían los surtidores, eléctricos, de gasolina y en 5 días al haberse apagado las neveras nos quedaríamos sin comida ni comunicaciones ni seguridad nacional. Es un horror, créame. 

La colapsología, de acuerdo a los expuesto en nuestra entrega anterior, podemos afirmar que es sinónimo de prevención, llevado a una ciencia novedosa que implica, como es obvio, investigación continúa y contumaz para que los fenómenos naturales y los creados por los personajes de poder político y económico no nos tomen desprovistos y por tanto indefensos.

Recordemos: ya dejamos asentado que nuestro corresponsal en Catalunya Joan Vila nos envió la entrevista al ambientalista Pablo Servigne realizada por la colega Mané Espinosa y publicada en el Diario “La Vanguardia”. En esta segunda parte y última en la que la dividimos por tiempo y espacio en nuestros medios, se consigna la advertencia del experto de que el mundo no puede y no debe ser sorprendido por los fenómenos naturales y mucho menos por las catástrofes que puedan provocar los intereses políticos-financieros.

Así continuó la entrevista después de que el científico, Pablo Servigne se refiere a un apagón global, que no obstante que tuviéramos gasolina y neveras en 5 días nos quedaríamos sin comida y sin transportes, el mismo lo expone: sería un horror y agrega: sin semiconductores no hay smarphone, sin semiconductores no hay ordenadores -PCs y laptops-; tampoco automóviles, aviones y demás: 

“Ingeniero colapsólogo: ¿Le ha sorprendido que internet y fibra fueran tan fiables en los confinamientos?

-Internet era más fiable antes de que se lo apropiaran grandes plataformas que han centralizado en nudos su estructura. En principio, fue ideada por los militares para que careciera de cualquier centro de mando que pudiera ser atacado y la red colapsada. Ahora los tiene en peligro.

¿Qué sería lo peor de quedarse sin red?

-El sistema bancario requiere un código BIC, centralizado en 3 nudos en el mundo y si los apagas, apagas el sistema bancario mundial.

No nos alarme, no nos toque la cartera.

-Por eso la colapsología no suele interesar al poderoso, porque si un político advierte de un colapso, simplemente, se le llama alarmista.

¿El mejor aliado del colapsólogo, pues?

-La confianza de todos en un futuro común, porque cuando falla somos capaces de matar al vecino y otras barbaridades en muy pocos días.

¿Por qué la colapsología es tan popular?

-Porque se nutre de la actualidad.

Good news nunca fueron news. -las buenas noticias nunca fueron buenas-.

-La muerte es noticia siempre, pero no queremos creer que va con nosotros.

Y eso que es un 100% segura para todos.

-Ese es el truco también para mejorar nuestra colapsología. La catástrofe es incierta, por lo que debemos convertirla en cierta para generar la conciencia colectiva que evitará que ocurra.

Y el milenarismo de que el mundo se acaba siempre ha sido muy pop y vende.

-Pero la colapsología es científica. Por eso el colapso ecológico solo se resuelve cuando se hace elegir con argumentos serios entre arruinar la economía mundial o arruinar el planeta.

¿Y no podríamos buscar un término medio para salvar el planeta sin hundirnos?

-Solo cuando prevengamos que acabemos destruyéndolo y para eso necesitamos generar conciencia colectiva que evite que la gente crea que solo se trata de una probabilidad.

¿Cómo actúa la ingeniería del colapso?

Con stocks, redundancia y eficiencia para mejorar la resiliencia del sistema.

¿Habrá menos catástrofes pero peores?

La globalización nos hace frágiles, como demuestra la pandemia.

¿No permite también vacunas globales?

Hay que invertir en lo local, porque aporta resiliencia frente a los choques sistémicos. Hay que reequilibrar lo global y lo local. Tengo 43 años: he aprendido que para vivir mejor hay que prevenir lo peor. Nací en Versalles de madre colombiana. Soy agroingeniero y veo que la bioagricultura andaluza supera a la francesa. Tengo dos hijos, por eso me hice colapsólogo. ¡Qué fácil es generar un apagón universal! Prevenir es glocalizar. -vocablo que de la composición entre globalización y localización-.

Y concluye la entrevistadora: Un ciberataque hacker colapsó ayer el abastecimiento de energía de los EE.UU. obligando al Gobierno federal a decretar medidas de emergencia. Parece un supuesto de los que analiza aquí el colapsólogo Servigne, pero es real y los diarios globales abrieron ayer con la noticia. Y es que la globalización crea peligros –un virus invade el mundo por avión–; pero también remedios, porque las vacunas también llegan por avión. Y la colapsología estudia cómo las redes de redes engendran peligros –un equipo de hackers provoca el apagón universal– antaño impensables. Su receta para prevenir amenazas globalizadas es la glocalización: crear redes locales, por ejemplo de agroalimentación, que complementen las globales y nos hagan más resilientes ante el colapso”.

A costa de enunciar catástrofes, que pudieran ser improbables, nos encontrarán más preparados para enfrentarlas. 

Lo dicho: la colapsología es sinónimo de prevención pero llevado al ámbito de la ciencia y de la investigación.




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