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El vaso por la mitad, pero te dicen que está vacío y roto

OPINIÓN de Sergio Ortiz


Los números de COVID-19 en Argentina son espantosos. No se puede negar la extrema gravedad sanitaria, pero es falso atribuir toda la culpa al gobierno, negando cosas positivas. Clarín te presenta el vaso medio vacío y roto.





Con más de 3 millones y medio de contagios y 73.688 muertos hasta el 22 de mayo, sería gravísimo, además de imbécil, negar la gravedad de la crisis sanitaria.

¡Cómo será de grave que esta vez la disposición de confinamiento adoptada por el presidente Alberto Fernández hasta el 30 de mayo no motivó una oposición visible de Horacio Rodríguez Larreta y otros gobernadores del PRO-Juntos por el Cambio, ni de Juan Schiaretti (Córdoba) y Omar Perotti (Santa Fe) quienes todavía lucen camiseta peronista!

En rigor, no se han opuesto en forma visible, pero sí artera. La oposición derechista cuestiona estas medidas restrictivas, tanto como a las anteriores. Y procura -junto con sus medios hegemónicos de incomunicación – presentarlas como inútiles, inconducentes y gravosas para la población. Le facturan al gobierno todos los costos económicos, humanos y psicológicos del nuevo aislamiento.

Clarín de hoy lo grafica, a los gritos, en su tapa: “Repetirán los cierres estrictos e intermitentes por la falta de vacunas”. Así desalientan a la población. ¿Para qué hacer sacrificios hasta el 30 de mayo si inmediatamente habrá más cierres inútiles? Esa sería la conclusión política a la que empujan los titulares de la escudería Magnetto.

La “falta de vacunas” es una mentira a medias. Es verdad que se ha vacunado a casi el 20 de la población con una sola dosis, porcentaje insuficiente. Y que la llegada de vacunas no fue la acordada con los laboratorios y comunicada “ingenuamente” por el presidente. Se retrasó en fechas y números.

Pero esa crítica de la oposición y sus voceros mediáticos es incorrecta, porque oculta que a la fecha llegaron 13 millones de dosis, lo que ubica al país entre los primeros 21 en recibir esa valiosa carga, sobre 200 países. Dicho sea de paso, más de 10 millones vinieron desde Rusia y China, la Sputnik V y la de Sinopharm, marcas que provocan la tirria de los anticomunistas.

El gobierno firmó contratos por 56 millones de dosis y pagó por adelantado una gran parte. Las demoras fueron de los laboratorios. El más contumaz incumplidor fue AstraZeneca, británico: se le compraron 22.4 millones de dosis y recién esta madrugada llegaron las primeras 200.000. ¿Cuántas vidas se hubieran podido salvar si esas vacunas llegaban a tiempo? No es algo contrafáctico. Es la verdad, férreamente ocultada por el espectro macrista lobbista de Pfizer-BioNTech y con el plan B de vacunarse en Miami.

UNA MANO ATADA, ATRÁS

Para los celosos defensores del orden capitalista local y mundial está vedada la crítica a las multinacionales y laboratorios. Se los tiene prohibido BlackRock. Toda crítica debe ser cargada a la cuenta de los Fernández. Es más fácil y lucrativo, políticamente hablando.

Esas polémicas alrededor del coronavirus nos llevan a la consideración de las armas con que cuenta el gobierno en el terreno cultural e ideológico.

Con un panorama tan tétrico de por medio, y tantas consecuencias económico-sociales para el grueso de la sociedad, en especial para capas medias y bajas, habría que contar con un fuerte ejército mediático para dar esa pelea al “peso pesado” Clarín y demás púgiles de los monopolios.

Una de sus campañas predilectas es que el gobierno “populista” perjudica a la gente que trabaja y beneficia a los “choriplaneros”. Así de racista son sus razonamientos, por llamarlos de algún modo.

En la tapa mencionada está este aspecto de su campaña política: “El gasto en ayuda a piqueteros y planes sociales asciende a 800 millones de pesos diarios”. Es un llamado a comerciantes, gastronómicos, transportistas y demás capas pequeño burguesas y burguesas lastimadas por la crisis, a volverse en contra del gobierno. Un empujón para que en las legislativas de este año esos segmentos intermedios vuelvan a votar a una opción de derecha como Juntos por el Cambio. Éste debería hacerse un cambio de look y poner al impresentable MM detrás del biombo. Ya suena el teléfono de Jaime Durán Barba, pidiendo su asesoramiento, que sería más caro que en la campaña de 2015 tras su decisivo aporte a la victoria del banquero Guillermo Lasso en Ecuador.

Tratándose de una lucha política en Argentina, lo esencial son los diagnósticos, propuestas y líderes que cada sector proponga para salir de triple crisis (sanitaria, económica y política). La mediática es parte de la lucha política y en ese sentido el Frente de Todos está en el ring pero tiene una mano que se auto ató atrás.

No lo ataron con violencia para dejarlo en condiciones más vulnerables. Su concepción claudicante lo llevó a no impulsar una nueva ley de medios audiovisuales, que ahora debería incluir a los digitales y por qué no a los gráficos, importantes más allá de su menor uso relativo.

La orfandad del profesor de Derecho Penal en cuanto a los medios es casi absoluta y patética. Comenzó su mandato concurriendo, alegre, a entrevistas con Morales Solá, Majul, Canosa, Cadena 3, etc, y recibió en Olivos a Bonelli y demás tiburones. Salvo al procesado Daniel Santoro, le sonrió y habló con toda esa runfla, buscando condescendencia. Como era lógico sólo recibió impactos de variado calibre.

Además del fuego amigo hubo tiros en los pies que se pegó el propio presidente, por ejemplo con sus grandilocuencias de millones de vacunas que no llegaban, sus filminas donde éramos mejor que Suecia y Chile, sus conferencias con “mi amigo Horacio” y su Día de la Independencia con los monopolios de AEA, UIA y Suciedad Rural.


AMIGOS Y ENEMIGOS

Tener claro quiénes son los amigos y los enemigos es condición sine qua non para ganar cualquier batalla. También en el fútbol, para no patear hacia el arco equivocado ni festejar goles ajenos. De lo contrario lo más probable es salir cabizbajo, por no decir muerto política o físicamente si es una contienda bélica.

Posiblemente no se trate de una incomprensión personal de AF sino del ADN del peronismo, en la variante socialdemócrata donde él se identifica. Aquella diferencia básica se le borra o la confunde muy seguido, algo que no ocurre con la vicepresidenta. Cristina Fernández de Kirchner, si bien es peronista y partidaria del capitalismo “fifty-fifty”, tiene un mejor sentido de la autodefensa. Después de tropezar en 2008 con la piedra de la Mesa de Enlace Sojera, ella no volvió a tener esperanzas en ese sector oligárquico.

En cambio su jefe de Gabinete de entonces, y renunciante por sentirse más cercano a esa Mesa oligarca que a la tibia Resolución 125, siguió con falsas expectativas. Por eso en enero de 2021 firmó acuerdos con el Consejo Agroindustrial Argentino, según los cuales el precio de la carne iba a bajar. Sin embargo entre abril de 2020 y abril de este año la carne aumentó 65 por ciento y siguió pum para arriba en góndolas y carnicerías.

La Secretaría de Comercio impulsó un corte de exportaciones por 30 días, para que la producción vaya al mercado interno antes que a la exportación de mejores precios dolarizados.

La susodicha Mesa de Enlace, con CRA y Suciedad Rural como sus dos patas más beligerantes -de las cuatro que tiene ese animal originalmente ganadero y luego sojero – contestaron a Paula Español con un lock out de 9 días.

Lo más probable es que Martín Guzmán, Matías Kulfas, Santiago Cafiero y el presidente terminen arrojando la toalla. Aceptarían nuevos compromisos los del CAA, más una parte de la Mesa de Enlace, quizás Coninagro y FAA, para firmar un pacto como el de enero. Sus promesas de rebajas de precios cárnicos -un bife para hoy y hambre para mañana - serán bienvenidas por la Casa Rosada para despejar el conflicto, hasta después de las PASO y las legislativas. Conociendo esas debilidades políticas y electorales, la otra parte, cuchilla afilada en mano, sabrá dónde y cuándo apretar para llevarse mucho más que los chinchulines.

El gobierno nacional no resuelve el gravísimo problema de la inflación, ni el de los alimentos, que es parte de aquél. No es de fácil solución, pero está claro que no se logrará con la fracasada política de concesiones a los formadores de precios, monopolios, molinos, aceiteras, frigoríficos, exportadoras, cadenas de supermercados, etc.


¿Y si se prueba con una Junta Nacional de Granos y de Carnes, o una versión mejorada del Instituto Argentino de Promoción del Intercambio, del primer peronismo? ¿Y si se intenta nacionalizar el comercio exterior como plantearon los programas obreros de La Falda y Huerta Grande de 1957 y 1962? Y, mucho más acá en el tiempo, ¿si se retoman planes estatistas como el de Vicentín y se extiende a Molinos? ¿Sería muy utópico pedir un frigorífico estatal vinculado con cooperativas? ¿Demasiado bolchevique pensar una reforma agraria en campos de los Etchevehere y en tierra para pueblos originarios? Puede que esos proyectos sean utópicos, pero los acuerdos de Fernández con monopolios son fracasados e imposibles. Las utopías sólo tardan un poco más.


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