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Alberto Fernández quiere quedar bien con Dios y el Diablo

Y Sergio Massa sólo con el Diablo

OPINIÓN de Sergio Ortiz




La amplitud de miras y el pluralismo es una virtud, cuando se la ejercita en determinados ámbitos. Por ejemplo, es correcto dotarse de todas las vacunas anti Covid-19, al margen de ideologías. Vienen bien la rusa Sputnik, las chinas Sinopharm y CanSino, la británica-sueca de AstraZeneca y las estadounidenses de Pfizer, Moderna y Johnson y Johnson. Así Argentina pudo recibir en Ezeiza 42 millones de vacunas, sobre todo de las cuatro primeras marcas, pues las estadounidenses demoraron por sus límites de fabricación y prioridad de mercados, y por las condiciones exageradas que querían imponer al gobierno argentino. Luego que un decreto de Alberto Fernández se allanó a sus pretensiones, Pfizer prometió millones de dosis. Veremos dijo Lemos… Moderna envió sus primeros cargamentos y servirán para inocular a adolescentes y como segunda dosis a quienes están esperando completar el ciclo iniciado con Sputnik.

Este tema vacunas demuestra que hay que ser amplio pero no buenudos. Estuvo bien el gobierno al resistir las presiones de esos laboratorios y su lobby político y mediático macrista-clarinetista. Y estuvo mal ese DNU admitiendo buena parte de las demandas del trío Pfizer-Moderna-J&J. Es que eliminó la causal de “negligencia” empresaria y pagará con regalías petroleras del Estado eventuales juicios en “jurisdicción internacional”, onda Thomas Griesa con los “fondos buitres”.

La vacunación viene avanzando relativamente bien. Es positivo sobre todo por la vida de la población y se nota porque han disminuido los contagios y, sobre todo, las muertes. 

Aunque es su principal carta electoral, el oficialismo simula modestia y dice que es “un logro de los argentinos y argentinas”. Es cierto, pero con un plus de méritos del gobierno, muy torpedeado por la oposición macrista y el mencionado lobby desde marzo de 2020 hasta hoy.

Hay que precisar algunos números, porque Alberto Fernández suele decir medias verdades. Por ejemplo, y no porque sea su culpa, recordar en esta etapa, donde decidió flexibilizaciones, que Argentina tiene más de 5 millones de contagios, con lo que ocupa un incómodo lugar en el podio de los más contagiados. Y los muertos son más de 107.000, otro número de dolor y espanto.

También hay que aclarar cómo estamos en el ranking mundial de las vacunaciones. El presidente dijo, orgulloso, que ocupamos el puesto 20. Su crítico Luis Majul, desde la cloaca de La Nación+, le replicó que era el 31. No sé que estadísticas miraron uno y otro. Al 6 de agosto, en la lista de casi 200 países y territorios, Argentina está en el puesto 75 por su población vacunada con dos dosis, 7.929.526 personas, el 17,65% del total, según https://datosmacro.expansion.com/otros/coronavirus-vacuna

La variante Delta demanda con urgencia que se completen las dos dosis, sobre todo para las franjas etáreas más vulnerables al coronavirus. Y en esto hubo una demora letal, que la oposición le factura mal al gobierno en vez de ver las demoras de los laboratorios y las pretensiones equivalente a una negativa de las tres “made in USA”.

Según la ministra Carla Vizzotti agosto será el mes de la segunda dosis. Que así sea pues de lo contrario no sólo perderán votos sino muchas vidas.

GROUCHO FERNÁNDEZ

El presidente estuvo el 28 de julio en Lima, para la asunción de Pedro Castillo, un maestro de Cajamarca y del partido marxista-mariateguista, Perú Libre. Era un hecho muy importante para el país azotado por la década del golpista fujimorista y gobiernos neoliberales posteriores. También fue buena señal latinoamericana, porque el flamante canciller Héctor Béjar habló a favor de la unidad  latinoamericana. Retirará del Congreso un proyecto de ley que pedía la disolución de la UNASUR, fulminada por la fuerza de tareas de Bolsonaro, Macri, Piñera, Duque y otros integrantes del Cartel de Lima.

El nuevo gobierno peruano dejará ese Cartel (un invento trumpista) y aportará al relanzamiento de la UNASUR y la CELAC creada en 2012 por 33 naciones, sin EE UU y Canadá.

Esas definiciones peruanas coinciden con las de de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), presidente de México, y del propio Fernández. Ambos cuestionaron a la OEA presidida por Luis Almagro en lo formal pero mandada desde el Departamento de Estado. Los dos socios del Grupo de Puebla rechazaron al conocido como ministerio de Colonias y fomentan un rol central de la CELAC, aunque buscan que Washington sea parte de la entidad, sin el poder hegemónico que dispone en la OEA.

Ese progresismo de Fernández en Perú, casi poniéndose el sombrero de copa alta del anfitrión, mutó a su regreso a Olivos. Ahí agasajó con un asado y se reunió con Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional de Joe Biden; Juan González, asesor especial para América Latina, y Ricardo Zuniga, subsecretario interino para Asuntos Hemisféricos del Departamento de Estado.

Comentando el objetivo yanqui de la reunión, “Desinfobae” publicó que “el presidente de los EE. UU. considera necesario bloquear la participación de China en las licitaciones vinculadas a la tecnología de 5G y evitar que los fondos inagotables de Beijing condicione a los países democráticos en América Latina”. La nota citó a un comensal: “Hubo un clima distendido. Y tratamos todos los temas: 5G, defensa, deuda externa, seguridad, la situación en América Latina. Pero fundamentalmente, todos hicimos hincapié en las relaciones bilaterales. Ese era el objetivo de la comida, y se logró”. La tecnología china de 5G es “considerada un arma letal por la administración demócrata”.

Si bien Sullivan estaba muy conforme con el contenido político de la conversación, no quiso volver a Washington sin reunirse, en la embajada de EE UU, con el casi operador estadounidense, Sergio Massa.

La oferta yanqui es: “ustedes bloqueen al 5G y nosotros favoreceremos su negociación con el FMI”. Massa por supuesto les dice okey a todo. Fernández también, pero no al cien por ciento, porque ocasionalmente deberá volver a un discurso “progresista”, onda Grupo de Puebla. Se parece mucho a Groucho Marx: “estos son mis principios, pero si no le gustan tengo estos otros”.

Los visitantes le dieron detalles a Massa de quién es el designado embajador en nuestro país, Marc R. Stanley, abogado y líder de la comunidad judía de Texas. El de Tigre se llevará de maravillas con él, como lo hizo co Edward Prado y todos sus predecesores.


CAMPAÑA BAJA Y SUCIA

Las dos fuerzas mayoritarias están a full con las campañas de las PASO y el nivel político es mediocre. El de la oposición cae directamente al piso. Al menos el FDT puede mostrar el avance de la vacunación. Y algunos números auspiciosos, pero insuficientes, de la recuperación económica de rubros como la construcción, automotriz, etc. 

Los límites de las vacunaciones ya se señalaron. Respecto a la reactivación económica, el gobierno se ilusiona con que el año en curso terminaría con un aumento del PBI del 7 por ciento y para 2022 aumentaría 4. Esto es limitado, pues en 2020 la economía cayó 10 por ciento. Querría decir que recién el año que viene se habría recuperado lo perdido en lo más duro de la pandemia. 

No es un asunto de números. La realidad social y política indica que millones de argentinos sufren el desempleo, la pobreza e incluso el hambre, en el país que se precia de producir alimentos para 400 millones de personas.

El paro general de Salud, el jueves 5 y que se repetirá en estos días; el reclamo de organizaciones sociales ante la municipalidad de Lomas de Zamora e incluso la masiva marcha de “los Cayetanos”, nucleados en la UTEP, CCC y otras organizaciones afines al gobierno, el sábado 7, desde Liniers a Plaza de Mayo, etc, expresaron demandas urgentes.
 

Frente a esos reclamos el oficialismo oscila entre poner parches y entregar en cuenta gotas los alimentos y planes para esos sectores populares, y  mandar a la policía a reprimir, como ocurrió en los pagos de Martín Insaurralde. Curiosamente o no tanto, el Frente de Todos y Juntos por el Cambio coincidieron en demonizar a aquellas organizaciones como de “vándalos y violentos”, justificando así la represión. Insaurralde estuvo al día siguiente en la presentación de una lista del PJ en Lanús, con Malena Galmarini de Massa, como si nada hubiera pasado.

La recuperación económica es una cosa y la creación de empleos es otra, que marcha en andarivel inferior y aún más lento. Otra distinción necesaria: una cosa es Toyota y las 12 terminales automotrices extranjeras, y otra son las Pymes, 22.000 de las cuales expiraron en la pandemia, más un número similar que había sucumbido en los años macristas.

Hasta ahora los monopolios, banqueros, exportadores y grupos concentrados no tienen motivos de preocupación. El oficialismo sólo rozó sus bolsillos con el Aporte Solidario a las Grandes Fortunas, por única vez y con una baja alícuota. Siguen ganando fortunas, como los pulpos de la alimentación, que potencian hambre e inflación.


En esta campaña no hay propuestas contra los monopolios y sí polémicas por los dichos misóginos del tarado Fernando Iglesias contra Flor Peña. El debate mayor debería ser sobre la criminalidad de los monopolios. Hay que defender a Peña, pero en mayor medida a las mujeres explotadas: maestras, enfermeras, médicas, empleadas, cocineras y periodistas mal pagas.  Horas de televisión hablando de la actriz y ni un minuto de Milagro Sala: eso es del gusto de Iglesias y Gerardo Morales.


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