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El maestro deberá tener la guardia alta con la derecha

OPINIÓN de Sergio Ortiz

PERÚ, LA DERECHA LO HOSTIGA DESDE ANTES DEL PRIMER DÍA





Llegan buenas noticias desde Lima para nuestra América; en rigor desde su interior profundo, andino y amazónico, más que desde la Lima señorial donde en las elecciones fue más que mayoritaria la derecha reaccionaria expresada en Keiko Fujimori.

La buenas señales son que el 28 de julio pudo asumir el maestro Pedro Castillo, que ganó las elecciones de primera y segunda vuelta, realizadas el 11 de abril y 6 de junio respectivamente. Lo hizo el 28 de julio, luego de tres semanas donde su victoria fue objetada y tachada de fraudulenta por los derechistas que habían perdido el último comicio por 44.000 votos, 0,2 por ciento del total.

Su discurso inaugural ante el Congreso fue un reconocimiento a los pueblos originarios. Dijo: “A mis hermanos ronderos, a mis hermanos maestros, a mis hermanos quechuas, a los aimaras, a los aguajún, a los hermanos shipibos, a los conibos, a los hermanos afroperuanos. (…) Durante cuatro milenios y medio nuestros antepasados encontraron maneras de resolver sus problemas y convivir con la tierra. Fue así hasta que llegaron los hombres de Castilla”. Me imagino la cara de orto que habrá puesto el borbón Felipe VI, invitado especial junto a presidentes latinoamericanos como Alberto Fernández, Iván Duque, Sebastián Piñera y Luis Arce, y cancilleres como Jorge Arreaza de Venezuela.

En ese mensaje a los suyos y por elevación al mundo, Castillo reiteró su objetivo de dar vuelta la página de la Constitución neoliberal y privatista de Alberto Fujimori, 1993. La idea es convocar a una Asamblea Constituyente que debata una nueva Carta Magna, para lo cual habrá que reunir el 10 por ciento de las firmas del padrón electoral y convocar a un referéndum. La otra vía, un acuerdo con mayorías en el Congreso es imposible, vista la oposición cerrada de los bloques parlamentarios de la derecha y centroderecha, que se aferran a la “Constitución” fujimorista como si fuera la octava maravilla del mundo. En realidad defienden los intereses económicos de sus mandantes, los grupos concentrados de la economía, finanzas y servicios, las mineras multinacionales, etc, que se quedaron con empresas y servicios públicos en aquella década perdida (1990-2000), continuada sin sobresaltos.


Un detalle de color, pero política y culturalmente importante, fue la decisión de no vivir en el Palacio de Gobierno o Casa de Pizarro, que será donada al ministerio de Culturas (en plural, para incorporar las culturas de pueblos invisibilizados). Debe haber sido la segunda cara de amargura de Felipe VI y para muchos que “vinieron de los barcos”.


DISCURSOS Y HECHOS

En materia de discursos, junto con los del presidente el de mayor vuelo político fue el del flamante canciller, Hugo Béjar. Su designación había despertado mucho odio en los grupos más reaccionarios de los medios, entre ellos El Comercio y el grupo La Razón, a raíz de sus lejanos antecedentes guerrilleros. Béjar tiene ahora 85 años, es Doctor en Sociología, Máster en Política Social, abogado y Licenciado en Derecho. Y obvio no mantiene las mismas ideas guerrilleras de los ‘60 cuando formaba parte del Ejército de Liberación Nacional. 


Sus posturas actuales son progresistas y socialdemócratas con un sentido un poco más nacional y popular que otros similares de Argentina, pero hay cosas que desagradan absolutamente a los reaccionarios. Por ejemplo, en su discurso reivindicó al guerrillero Javier Heraud y citó parte de un poema suyo dedicado a Perú. Fue una forma de decirle a aquella reacción ultraconservadora que no se arrepiente de sus orígenes, luego que el alcalde de Lima, Jorge Muñoz, de Acción Popular, cuestionara su designación por su pasado guerrillero de ¡60 años atrás!


Esa derecha viene acosando al nuevo gobierno con acusaciones de formar un eje con Venezuela. Falso. Lo que Béjar declaró fue: “nuestra política es contra sanciones unilaterales y contra bloqueos. Venezuela está bloqueado, contribuiremos junto con países de Europa y de Latinoamérica al entendimiento de las tendencias políticas en Venezuela sin intervenir en su política interna”. O sea una postura cercana a la del gobierno argentino y el mexicano, que no se privan de criticar la supuesta represión del presidente Nicolás Maduro contra la oposición organizada por el Departamento de Estado en torno al “presidente encargado” Juan Guaidó.


Arreaza volvió contento a Caracas. Primero porque su colega confirmó que Perú abandona el Cartel de Lima, creado por Trump-Almagro para tratar de derribar a Maduro. Y segundo, porque Béjar, preguntado respecto a qué pasará con Carlos Scull, designado en 2019 por Guaidó como embajador en Perú, dijo desconocer quién “es ese señor; no lo conozco”.


El portazo de Perú al Cartel de Lima es un hecho político muy valioso. Lo mismo que retirar del Congreso un anterior proyecto de ley para terminar con la UNASUR. Por el contrario, dijo, “impulsaremos su reconstitución y modernización, como el organismo de cooperación y consulta que afirme en este mundo global la entidad propia de Sudamérica en la política mundial”. 


LUCHA DE LÍNEAS

Algunos anuncios positivos del presidente Castillo reactivaron la furia de la oposición. Aumentar las partidas de Educación y Salud, promover la Asamblea Constituyente, reivindicar a los pueblos originarios, renegociar con las mineras para que paguen más impuestos y revisar otras privatizaciones, etc, son vistas como que “Perú marcha hacia el comunismo”. 


Desde esos sectores se cuestionaron severamente a algunos ministros, no sólo al canciller Béjar sino también al primer ministro Guido Bellido y al de Trabajo. Esa oposición no quiere siquiera negociar con el presidente. En los días previos a su asunción el Congreso votó sus autoridades y los bloques de la derecha impidieron participar de la elección a la lista de Perú Libre y sus aliados. Así, el oficialismo no tiene ni un solo cargo en la mesa directiva del Legislativo. 


En estos días Castillo y Bellido presentarán al Congreso todo el gabinete y el Congreso puede rechazarle su composición, anulándola. Si así fuera Castillo deberá negociar otra vez en su frente interno y presentarle otro gabinete de ministros. Si el Congreso lo volviera  rechazar, también quedaría anulado, pero en este caso el Ejecutivo debería convocar a nuevas elecciones legislativas y eso podría no ser del gusto de esa oposición que hoy cuenta con 79 votos sobre 130 totales. Y está sólo a 8 votos de la mayoría calificada para deponer al presidente por “incapacidad moral”, un invento de la “Constitución” fujimorista.


Esas posibles jugadas ilustran el marco de inestabilidad política en un país que tiene el mayor índice de mortalidad por COVID-19 sobre población, de todo el mundo, y que el año pasado vio sumergirse su PBI el 11,1 por ciento. No ha podido salir de ese abismo. Esa inestabilidad política, provocada por la derecha, y esa letalidad económica y sanitaria, ponen a Perú en una situación muy complicada. Lo bueno que tuvo la crisis fue que demandó un cambio profundo y de allí la victoria del maestro de Cajamarca.


Pero lo negativo es que recrudeció la hostilidad de la derecha, que no creía en aquella victoria y ahora quiere inutilizarla a como de lugar.


Ese acoso de la derecha tuvo algunos logros. Por ejemplo, dos de los ministros designados rehusaron asumir sus cargos, molestos con la nominación de Guido Bellido como primer ministro. Este congresista había sido puesto en la picota por la derecha en forma injusta: en 2017 había posteado en Facebook un recuerdo favorable a Edith Lagos, poeta y guerrillera de Sendero asesinada en 1982. En su cortejo fúnebre en Ayacucho hubo más de 10.000 personas. Y en abril pasado, en un reportaje con el canal de Internet Inka Visión Noticias, preguntado por el caso, Bellido contestó: “el país estaba en un desastre (1980), hubo peruanos que equivocadamente tomaron un camino, ¿son peruanos o no? Por eso tienen sus derechos”. Eso fue suficiente para que se le iniciara un proceso penal por “apología del terrorismo”. Y ante eso, el ministro de Economía, Pedro Francke y el de Justicia, Aníbal Torres, rehusaron asumir. Luego volvieron sobre sus pasos, pero la diferencia política quedó expuesta.


Otra buena,  en el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri) asumió Víctor Maita, de 29 años, y juró por la seguridad alimentaria, prometiendo la segunda reforma agraria.

La designación de Bellido fue impulsada por Vladimir Cerrón, fundador de Perú Libre como partido marxista-leninista y mariateguista. Él tiene posiciones más de izquierda que Castillo, quien aceptó ser candidato presidencial. Algunos ministros no le simpatizan, como Francke, de quien dijo que tenía posturas parecidas a los Chicago Boys. Quizás exageraba, pero el aludido se la pasó declarando que no van a estatizar nada ni van a expropiar, pidió que continúen los funcionarios anteriores en el Banco Central de Reserva y la Bolsa de Valores de Lima. 


A Cerrón tampoco le gustó que Harold Forsyth represente a Perú ante la OEA. “No nos representa”, tuiteó Perú Libre en su cuenta oficial de Twitter.


Habrá que ver cómo procesan esas diferencias dentro del gobierno. Hay una izquierda más definida, Bellido (y Cerrón por fuera del gabinete); un centro, Francke; y una izquierda más light alrededor de Castillo. 


La campaña destituyente y golpista los tiende a unir para resistirla, pero acrecienta los debates internos sobre cómo, cuándo, dónde y con qué enfrentar a esa derecha. No todos están dispuestos a ir a fondo, en la calle, con las banderas al viento, los pueblos originarios y algo más que la poética de Heraud.







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