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CGT dormía larga siesta y dijo que no marcha contra el gobierno

OPINIÓN de Sergio Ortiz
 

LA SEMANA POLÍTICA

UN SUPERMINISTRO, ALTA INFLACIÓN, TARIFAZOS, LAWFARE, ETC

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UNA CENTRAL OBRERA-EMPRESARIA

La CGT no cambia más. Si viviera, Raymundo Ongaro, que enfrentó al aparato de Azopardo 802 y creó la CGT de los Argentinos, diría que él y sus compañeros lo dijeron hace 54 años. Que ahí, en ese viejo edificio anidan los traidores aunque su salón de actos se llame “Felipe Vallese”. El dignísimo dirigente de la Federación Gráfica Bonaerense popularizó que “más vale honra sin sindicatos que sindicatos sin honra”. El régimen intervino su gremio, lo encarceló y en la dictadura militar cívica asesinaron a dos de sus hijos.

En la CGT, hoy y desde muchos años, está entre otros burócratas, Gerardo Martínez, de la Construcción, ex agente del Batallón 601 de Inteligencia del Ejército. No llega todavía a batir el récord de Ramón Baldassini en Foecyt ni el de Armando Cavalieri en Comercio, pero este buchón puede igualarlos. Está cementado en la secretaría general de la UOCRA y el Consejo Directivo de la CGT.

Su rostro siniestro, junto al de otros sindicalistas-empresarios estuvo el 17 de agosto encabezando la marcha de la CGT desde el Obelisco hasta poco antes del Congreso. No fuera cosa que marchar hasta la Plaza de Mayo ofendiera a Alberto Fernández o que llegar hasta el Congreso fuera tomado como ofensa por la vicepresidenta, en el Senado. O por Sergio Massa, que hasta el 3 de agosto fue el titular de la Cámara Baja y es muy amigo de los burócratas Héctor Daer y Carlos Acuña, co-secretarios generales cegetistas.

“Primero la Patria”, mentía la barredora de estos personajes, que de patrióticos no tienen nada; ni siquiera una mínima sensibilidad para reclamar por los derechos de sus representados. Se recuerda que en marzo de 2017 los trabajadores les tomaron el palco en un acto y los putearon con “Ponéle fecha la puta que te parió”. Sólo así se decidieran a un paro contra el gobierno neoliberal de Mauricio Macri, con el que varios acordaban negocios. “Vos dame millones de pesos para mis Obras Sociales, que son mi Sociedad Anónima, y yo te garantizo la paz social”, era el negocio.

Ahora pasaron 2 años y ocho meses del gobierno del Frente de Todos que los burócratas defienden como si fuera sanmartiniano. Por eso el 17 de agosto fue la fecha aprovechada para montar una movilización obrera numerosa pero limitada, programática y políticamente. La inflación de enero a julio llegó al 46,2 por ciento y amenaza con cerrar el año con el 90. Recién ahí esta runfla se decidió a una módica marcha para disipar presiones de sus bases. Eso sí, ni siquiera armaron un palco para discursos. Después de la vergüenza de 2017 no quieren saber nada de palcos…

Las consignas de estos sindicalistas empresarios son iguales a las de la Unión Industrial Argentina: “Desarrollo-Producción-Trabajo”. En el mismo orden descendente de Daniel Funes de Rioja, Paolo Rocca y Luis Pagani. Trabajo y trabajadores, al último.

No fue un paro ni un plan de lucha: caminata de 7 cuadras. Pablo Moyano, criticó a los especuladores empresarios y pidió al presidente “poner lo que hay que poner”. Los demás, muy ocupados en aclarar que la marcha no era de crítica a AF. Todos piden la unidad de la Producción, el Trabajo y el Estado, para el desarrollo del capitalismo dependiente. De parar los tarifazos, nada. De exigir un salario mínimo de 110.000 pesos, tampoco. De suspender los pagos al FMI, ni hablar.

Los movimientos sociales de Unidad Piquetera y unos pocos gremios sí marcharon ayer a Plaza de Mayo, con varios de esos reclamos populares para salir de la crisis.

MASSA AL SERVICIO DE EE UU

Massa sigue operando como el factor más activo del gobierno sumido en el descrédito popular y profunda crisis interna. El eje de su gestión es cumplir las metas impuestas por el FMI el 25 de marzo pasado, acuerdo que él tanto ayudó como titular de la Cámara de Diputados para sumar el voto del macrismo. Ahora dialogó con el FMI el día de su asunción y ratificó su obediencia a ese pacto.

Cuatro días después, visitó al embajador norteamericano. Marc Stanley lo publicó en las redes: “Gracias a Sergio Massa por la productiva reunión de ayer. Esperamos seguir trabajando con él en su nuevo rol”.

El hombre de la dependencia y el ajuste visitará entre el 29 y 31 de agosto el imperio que tanto admira. Estará en Washington con su amigo Juan González, del Consejo Nacional de Seguridad y asesor del presidente Biden. También se reunirá con Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI y con Ilan Goldfajn, titular del Hemisferio Occidental. Quizás lo reciba la secretaria del Tesoro, Janet Yellen y su asesor David Lipton (corresponsable con Christine Lagarde del fraudulento crédito de 44.500 millones de dólares a Macri).

El periplo massista seguirá en Nueva York, con los lobos de Wall Street y bonistas que sobre endeudaron a Argentina. Después irá a París, para arreglar pagos de la deuda con el Club de París. Y culminará en Qatar, buscando préstamos. Dólares. Es la obsesión del súper ministro, claro que al solo efecto de pagar el préstamo-estafa macrista convalidado por el FDT.

Durante toda su carrera política Massa sintonizó la onda del Departamento de Estado. Los cables publicados en ArgenLeaks revelan la asiduidad de sus visitas a la Embassy para despotricar contra los gobiernos kirchneristas y recibir órdenes.

El imperio aprecia a este operador dependiente. En un reportaje de Clarín a directivos de AmCham (Cámara Americana de Comercio), el presidente de la entidad, Facundo Gómez Minujin, dijo: “Massa es una persona que más allá del rol que tiene hoy, siempre tuvo mucha relación con EE UU. Recuerdo haber participado en muchas de las reestructuraciones de varias deudas y temas de financiación y vinculados a EEUU. incluso en la época que él era jefe de Gabinete en el período anterior. Con lo cual tiene una relación bastante cercana”.

El CEO de AmCham, Alejandro Díaz, agregó: “Massa desarrolló una muy buena relación con Nancy Pelosi, lo cual no es menor. No es habitual que un ministro de Economía tenga la posibilidad de ese antecedente. Por supuesto, bajo el entorno de ser el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación. También tiene muy buena relación con el National Security Council encabezado por Juan González. Eso le permite un diálogo fluido”.

A confesión de partes…

SIGUE EL AJUSTE

La ratificación del acuerdo con el Fondo no son palabras. Hubo acciones, anuncios y medidas de ajuste en esa dirección fondomonetarista.

Massa tuvo una primera reunión con los agrogarcas de la Mesa de Enlace y luego hubo una segunda cita entre funcionarios de ambas partes. El secretario de Agricultura Juan J. Bahillo ponderó esos diálogos y prometió tomar en cuenta los reclamos en materia de carnes, baja de impuestos y retenciones y un dólar que supere el esquema de por sí concesivo del 30/70 del “dólar soja”, etc.

Otro caso de lienzos flojos, que se caen ante el poder económico, fue la decisión de convertir en ley los proyectos de conjunto con el Consejo Argentino Agro Industrial (CAAI), las petroleras, gasíferas y mineras, y las terminales automotrices agrupadas en ADEFA. Los Grobo, Ledesma, Arcor, Techint, Pampa Energía, Panamerican, Cargill, Aceitera General Deheza, Molinos, Toyota, Cresud, Bunge, Barrick Gold, Total, Renault y otros pulpos, están “en un cumpleaños”.

Massa actúa en los tres ministerios agrupados y también por medio de funcionarios de la reestructurada Secretaría de Energía, ahora en manos de Flavia Royón, que revistaba con su aliado Gustavo Sáenz, el derechista gobernador de Salta.

El equipo de Energía le puso muchas pilas a la conferencia de prensa donde quiso explicar los aumentos de tarifas de gas, luz y agua, éstas últimas a cargo de Malena Galmarini de Massa, de AySA. Presentaron esos aumentos como parte de la “segmentación” de tarifas y una “redistribución” de los subsidios. Los números, maquillados, darían un aumento de tarifas del gas, del 30 por ciento para un consumo medio, según el subsecretario Federico Bernal. Dijo que el precio del gas mayorista subirá un 167 por ciento y los usuarios están con la “guardia alta” en previsión de aumentos mayores luego de la tercera cuota del descuento de subsidios y consiguiente mayor tarifa.

En la luz un consumo medio de Edesur supondría un aumento del 55,76 por ciento, según el subsecretario Santiago Yanotti. Para el agua, el aumento promedio de la tarifa entre octubre de este año y marzo del próximo será del 112,3%. Para el resto de los usuarios, el alza será del 150.

Le llamaron “redistribución” del subsidio pero detrás del maquillaje y teñidos de Galmarini y Royón, y debajo de la barba de Bernal y el serio Yanotti, asomaba el rostro del ajuste, aunque no figurara así en los gráficos y filminas.

El agobio del pueblo trabajador no tuvo alivio por el anuncio del aumento de 15 por ciento de las jubilaciones en septiembre, y un “bonito” de 7.000 pesos para quienes ganan la mínima, por tres meses. Las jubilaciones y también los salarios seguirán bajos y perdiendo frente a la inflación, ni hablar los del sector informal.

Todo eso puso más presión a una olla social a punto de reventar. Eso explica la tardía reacción de los sindicalistas-empresarios de organizar una marcha. Pero debajo de esa superficie están armándose olas y tempestades sociales. Puede ser un Tsunami. Debería serlo, pero con una condición de base: que sus aguas revueltas no sean de color amarillo. Si así fuera los argentinos chocaríamos otra vez con la misma piedra y nos romperá los dientes el verdugo neoliberal. Sería salir de Guatemala y caer en Guatepeor. Y nuestro objetivo es luchar por Guatemejor.





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