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Correcto es primero Patria, después Pueblo y último mujeres y hombres

OPINIÓN de Sergio Ortiz 

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LA VICEPRESIDENTA Y EL PJ INVIERTEN EL ORDEN DE PRIORIDADES

LA SEMANA POLÍTICA

PERO PONEN PRIMERA A CRISTINA

No es sólo la vicepresidenta que con declaraciones, discursos y acciones se pone en el centro de la escena como primer factor en Argentina. El resto de los dirigentes del Partido Justicialista, con entusiasmo o no tanto, la acompañan en subirla al tope de las prioridades políticas del gobierno, incluso quienes mantienen diferencias con ella, como Alberto Fernández y Sergio Massa.

Hoy, al menos en la apariencia, reina cierta unanimidad en que lo más importante para el Frente de Todos es defender a CFK de la persecución judicial, política y mediática que apunta a su proscripción y encarcelamiento bajo cargos de corrupción.

Sin embargo tal unidad no es total. No han desaparecido las diferencias en torno al grado de ajuste y la velocidad con que hay que aplicarlo, en cogobierno con el FMI. En este punto la vicepresidenta mantiene cierta distancia, para no quedar completamente pegada al acuerdo del 25 de marzo pasado.

Si bien ella no es ninguna antiimperialista, ni mucho menos, tampoco comparte la política de ir completamente al pie de Washington, como es desde hace años el oficio de Massa y en menor medida el de Fernández.

Esas diferencias, más las esperables pulseadas, con PASO o sin ellas, por las candidaturas del 2023 en el orden nacional y en las provincias, no han desaparecido. Ahí están, tomándose una breve siesta reparadora después de tantas puteadas internas.

La campaña del lawfare contra Cristina viene de años; en la causa Vialidad desde mayo de 2019 cuando debió declarar en Inodoro Py en vísperas de aquellas PASO. Tomó un definitivo impulso el lunes 22 de agosto cuando la dentadura del fiscal Diego Luciani dejó escapar las palabras finales de su acusación. Pidió 12 años de cárcel e inhabilitación perpetua para ocupar cargos públicos, por cargos de corrupción y asociación ilícita.

En esos dos mandatos de CFK y en el anterior de su marido hubo corrupción, entre otros personificada en José “Bolso” López. De ahí a que los presidentes de 2003-2015 fueran responsables de una asociación ilícita median muchas leguas de distancia. El fiscal en ningún momento la pudo probar, ni trayendo a colación supuestas pruebas de causas diferentes a la que tramita el Tribunal Oral Federal 2.

“Yegua”, “corrupta”, “ladrona” y “asesina” son los habituales insultos que dirigen a Cristina algunos analfabetos políticos de Recoleta, countries e incluso barriadas humildes, con cabezas picadas por el monopolio Clarín. Se supone que la acusación de un fiscal debería elevar un poco la puntería jurídica, pero Luciani se quedó en el enunciado de “corrupción o justicia”, sin aportar un gramo de pruebas.

Desde el 22 de agosto hasta hoy pareciera que el principal problema político del país es la situación judicial de CFK. En esa categorización tuvo muchísimo que ver la oposición macrista, que por medio de la fiscalía quiso ubicar a la procesada como responsable de todos los males de la “década ganada” .

BUENOS Y MALOS DEFENSORES

Los muchísimos seguidores de la vicepresidenta percibieron que estaba en peligro de ir presa como le sucedió en Brasil a Lula da Silva. Y en consecuencia se movilizaron a su casa en el concheto barrio porteño de Recoleta. A Cristina la cuidaron más esos manifestantes que la casi invisible custodia de la Policía Federal “Argentina” que depende del poco visible Aníbal Fernández.

La Policía de la Ciudad Autónoma, del macrista Horacio Rodríguez Larreta, congestionó esa zona con vallas, hidrantes, carros de asalto y policías. Estos propinaron golpes, arrojaron gas pimienta e insultaron a los manifestantes, sin llegar a la represión feroz de la que es capaz. Al final los uniformados fueron retirados por una negociación política entre dirigentes cristinistas y larretistas, sin resolverse el problema de fondo.

Argentina reiteró que es un país raro. El peronismo históricamente vino desde Berisso y Avellaneda, en los últimos años desde Santa Cruz y ahora habita en Recoleta, un reducto extraño para reivindicaciones populares…

Aquellos manifestantes fueron buenos escudos para la lideresa hostigada por la derecha. En cambio el presidente Fernández dejó mucho que desear en su supuesta protección a Cristina durante el reportaje concedido a Clarín-Todo Negativo, monopolio del que supo ser operador político según Cristina.

Entre Marcelo Bonelli y su coequiper de “A dos voces” lo fueron llevando a una supuesta similitud entre los fiscales Luciani y Alberto Nisman. Y AF, que en 2015 marchó a favor del suicida, dejó servida a la derecha una seudo incitación a otro suicidio.

Hasta periodistas K criticaron la performance de Fernández en TN. Luis Bruschtein, escribió en Página/12, que “pisó el palito” y fue “toda una grandísima estupidez forzada”. La vicepresidenta encomió ese artículo en la red del pajarito. ¿Ella también piensa que hubo un pajarón?

Tampoco ayudaron las declaraciones de Raúl Eugenio Zaffaroni en AM750 y Página/12, a favor de un indulto a Cristina en caso de condena, propuesta a la que se sumó Eduardo Barcesat.

Por ahora no hay ninguna condena sino una acusación del fiscal. A partir del 5 de septiembre empezarán los alegatos de las 13 defensas, donde la del cristinista Carlos Beraldi será la número 6. Quizás para fin de año se conozca el veredicto del TOF2 y en febrero los fundamentos del fallo, tras lo cual vendrán los recursos de apelaciones ante Casación Penal. ¿Por qué salir con lo del indulto a Cristina con tanta anticipación? O en todo caso, ¿por qué los kirchneristas no plantearon el indulto para Milagro Sala, que tiene una condena firme, otras apeladas y lleva más de 6 años presa?

PRIMERO LA PATRIA

La campaña persecutoria contra la vicepresidenta es un asunto relevante en el país, pero no es el principal, que sigue siendo la situación económica-social que viven los trabajadores, sobre todo los informales y desocupados, los jubilados, la niñez pobre, los que pasan hambre en el país de las cosechas de 160 millones de toneladas de granos, la altísima inflación, etc.

Esos dramas no son nuevos. Tuvieron una aceleración en el cuatrienio macrista, se agudizaron en 2020 por la pandemia y se acentuaron en 2021 y lo que va de 2022. El gobierno del FDT no es inocente de culpa y cargo de estos problemas económicos y sociales que pegan muy duro, como la inflación del 46,2 por ciento hasta julio pasado y que en agosto subirá 6 o 7 puntos más.

Sobre todo con Martín Guzmán, renunciante el 2 de julio pasado, luego con Silvina Batakis que apenas estuvo una semana en Economía y con Massa desde el 3 de agosto con superpoderes, la política siempre fue de ajuste. Lo hicieron buscando el acuerdo con el FMI y luego lo agravaron, preservando ese pacto como valor supremo.

Alverso Fernández declaró: “el rumbo económico no cambió ni siquiera cuando se fue Guzmán porque Batakis vino con la misma lógica que Guzmán, y Massa tiene la misma lógica que Batakis”. Una verdad plena. Se debería agregar que esa “misma lógica” resultó más dañina a medida que la crisis se profundizaba pues el daño era mayor y la capacidad de resistencia de la población víctima era menor.

Hay cogobierno con Kristalina Georgieva, a quien Massa se muere por ver en su viaje a Washington. Su idea es mostrarle los deberes del ajuste plenamente realizados para implorar un nuevo desembolso de 4.000 millones de dólares en septiembre, que sólo servirá para pagar a la entidad la cuota de la vergonzosa convalidación de la deuda.

En la víspera del periplo, Economía y Jefatura de Gabinete firmaron la Decisión Administrativa 826/2022 que recortó gasto público por 210.000 millones de pesos en Educación, Salud y Desarrollo Social. Y la Decisión Administrativa 827/2022 que asegura el seguimiento mensual de la planta de empleados del Estado y entes centralizados, para controlar el cumplimiento de otra ofrenda al Fondo: congelamiento de la planta de agentes estatales.

Como el gobierno argentino sabe que el examen estadounidense será severo, demora más la devolución a Venezuela del avión de Emtrasur y su tripulación de 14 venezolanos y 5 iraníes, secuestrados en Buenos Aires desde el 6 de junio.

En días comienza la revisión de los Potenciar Trabajo y las malas lenguas dicen que algunos ajustadores querrían dar de baja 400.000 planes, que hoy cobran 23.000 pesos. Aún si el objetivo real fuera la mitad, igual es otro gesto dirigido a “los mercados”, léase los monopolios y el Fondo.

Esos poderes mayores toman todo lo que el gobierno justicialista les proporciona, pero también se entusiasman con las señales que les llegan de Juntos por el Cambio. Por ejemplo los proyectos de leyes antisindicales de Carolina Losada, María E. Vidal y la neonazi Patricia Bullrich, que sigue guardando un asiento a Javier Milei. Un dato positivo de la situación es que sigue caliente la crisis de esta coalición antiobrera y derechista.

Massa confía en conseguir créditos y apoyo político en su segunda patria como para que el gobierno salga de la crisis y él sea candidato en 2023. Su principal capital son las debilidades de sus adversarios, Alberto y Cristina incluidos, y sobre todo el apoyo que consiguió en las recientes cumbres los monopolios de AmCham, Consejo de las Américas, embajadores del G-7 y la Embassy, su segundo hogar.

El mundillo político burgués enumera el orden de prioridades del país comenzando siempre por ellos. Hoy es Cristina la ubicada en lo más alto del podio y mañana puede ser otro u otra. Esa valoración es errónea porque oculta los grandes problemas del pueblo, de los que no se ocupan el Frente de Todos y muchísimo menos JxC.

El peronismo supo enunciar una escala de valores de “Primero la Patria, después el Movimiento y por último los hombres”. Ese buen apotegma luego fue negado. Y la inversión de los factores sí que altera el producto político.

La correcta enumeración sería: “Primero la Patria”, hoy súper endeudada y reducida a semicolonia exportadora. “Luego el Pueblo”, o sea el 80 o 90 por ciento de 47 millones de argentinos, comenzando por el 40 por ciento de pobres, los trabajadores y capas medias. “Y por último los hombres, mujeres y diversidades”, exigiendo que sean patrióticas, buenas personas y honestas.





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