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Una generación perdida: 79 menores muertos en un año en el campo de Al Hol, en Siria

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La organización Médicos Sion Fronteras denuncia en un nuevo informe las trágicas condiciones de vida en el campo de Al Hol, en el noreste de Siria. Aquí murieron en 2021 nada menos que 79 niños y más de 53.000 personas -en su mayoría menores- siguen hoy detenidas. Al Hol es en realidad una enorme prisión al aire libre donde a los niños se les ha robado su infancia.

Entre dos fuegos: peligro y desesperación en el campo sirio de Al-Hol’ es el título del informe sobre las trágicas condiciones de vida en el campo de Al Hol, en el noreste de Siria, donde en 2021, 79 niños murieron y más de 53.000 personas, la mayoría menores de edad, siguen hoy detenidas. El 64% de la población del campo tiene menos de 16 años y una de cada dos personas tiene menos de 12 años.

En febrero de 2021, un niño de 7 años, con quemaduras de segundo grado en la cara y los brazos, murió de camino al hospital, bajo vigilancia armada, separado de su madre, y en plena agonía, tras esperar dos días para obtener el permiso de las autoridades del campo para el traslado. El niño había llegado a la clínica de MSF en Al Hol y el tratamiento médico que necesitaba para salvarle la vida estaba a menos de una hora en coche.

En 2021, el 35% de las personas que murieron en el campo fueron niños menores de 16 años. Entre las causas de mortalidad infantil está la violencia, pero también los atropellos y las caídas en zanjas profundas de agua sucia. En mayo de 2021, un niño de 5 llegó a nuestra misma clínica de tras ser atropellado por un camión. Nuestro personal pidió que se le derivara al hospital para una operación de urgencia. Sin embargo, su traslado tardó horas en ser aprobado. Murió de camino al hospital, inconsciente y solo.

“Hemos visto y oído muchas historias trágicas en el campo de detención de Al Hol, en Siria. Niños que mueren por prolongados retrasos en el acceso a la atención médica urgente y niños pequeños que, según varias informaciones, son separados a la fuerza de sus madres cuando alcanzan alrededor de los 11 años de edad y no vuelven a verlos jamás", afirma Martine Flokstra, nuestra responsable de Operaciones en Siria.

Campo de Al Hol, 9 de marzo de 2020.

© Ricardo Garcia Vilanova

“Para los niños y sus cuidadores en Al Hol, recibir atención médica, cuando la consiguen, suele ser un calvario aterrador. Los niños que necesitan tratamiento en el hospital principal, situado a una hora en coche del campo, son escoltados por guardas armados y, en la mayoría de los casos, sin sus cuidadores, ya que rara vez se les autoriza a ir con sus hijos. Al Hol es en realidad una enorme prisión al aire libre, y la mayoría son niños, muchos de los cuales han nacido allí, a los que se les ha robado su infancia y se les ha condenado a una vida expuesta a la violencia y la explotación, sin educación, con un apoyo médico limitado y sin esperanza a la vista”, añade Martine Flokstra.

El campo fue diseñado en su día para proporcionar alojamiento temporal y seguro, así como servicios humanitarios a los civiles desplazados por el conflicto en Siria e Irak. Sin embargo, este propósito no se cumple desde hace tiempo, y Al Hol se ha convertido cada vez más en una prisión al aire libre insegura e insalubre después de que las personas fueran trasladadas allí desde los territorios controlados por el Estado Islámico (EI) en diciembre de 2018.

“Los miembros de la Coalición Global contra el EI, así como otros países cuyos nacionales permanecen retenidos en Al Hol y otros centros de detención y campos en el noreste de Siria, han fallado a sus ciudadanos. Deben asumir la responsabilidad e identificar soluciones alternativas para las personas detenidas en el campo. En lugar de ello, han retrasado o simplemente se han negado a repatriar a sus ciudadanos, llegando en algunos casos a despojarlos de su ciudadanía, convirtiéndolos en apátridas. A pesar de las violentas e inseguras condiciones de Al Hol, no se está avanzando lo suficiente para cerrar el campo. Todavía no hay alternativas a largo plazo para poner fin a esta detención arbitraria e indefinida. Cuanto más tiempo se mantenga a la gente en Al Hol, peor será, dejando a una nueva generación vulnerable a la explotación y sin ninguna perspectiva de una infancia libre de violencia”, declara Martine Flokstra. ​





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