Día Mundial de los Derechos Animales. La difícil existencia del animal terrestre más consumido: el pollo. Por (*) Julia Elizalde
Hoy sábado 10 de diciembre se celebra el XXV Día Mundial de los Derechos Animales. Esta conmemoración tiene su origen en la Declaración Universal de los Derechos Animales, un texto presentado en la UNESCO en 1978 ante 14 países, incluyendo España. Desde entonces, han proliferado internacionalmente numerosas leyes de sanidad animal, protección animal o comercio que afectan de forma directa en el bienestar de los animales.
Sin embargo, la agenda pública tiende a ignorar el sufrimiento del animal terrestre más consumido: el pollo.
Cuando acudimos al supermercado, la gran mayoría de la carne de pollo que encontramos corresponde a pollos de crecimiento rápido o ‘broiler’. La hibridación genética causa que engorden extremadamente rápido durante sus 40 días de vida aproximados.
Para hacernos una idea: este volumen de crecimiento equivaldría a que un bebé humano alcanzase los 300 kilos de peso en sus primeros dos meses de vida. Ello supone una tasa de crecimiento 400% más rápida que en 1950.
Los efectos adversos de la maximización de la producción de carne de pollo son altamente dañinos. Ya en 2016, la Comisión Europea alertó sobre los perjuicios en la calidad de vida de las aves.
Sus cuerpos no pueden sostener el peso, causando fracturas en sus patas, cojera y deformidades óseas. Tampoco lo soporta su sistema cardiorrespiratorio, la falta de oxígeno supone mayor incidencia de ascitis, paro cardiaco y síndrome de muerte súbita.
En el marco de la estrategia ‘De la granja a la mesa’ -eje central del Pacto Verde Europeo- el organismo supranacional expresó este octubre la necesidad de actualizar la legislación de bienestar en pollos de engorde.
Este sistema de producción del pollo también afecta a nuestra salud. El uso de antibióticos en estos animales disminuye la efectividad de los medicamentos que consumimos, aumentando la exposición a enfermedades.
A su vez, la elevada densidad de las granjas conlleva riesgos de enfermedades zoonóticas, como la gripe aviar.
A mayor poder, mayor responsabilidad. Durante las últimas semanas, hemos observado una cascada de imágenes que revelaban el hacinamiento, insalubridad y maltrato que sufren millones de pollos en granjas vinculadas a grandes proveedores cárnicos del gigante alemán Lidl en España, Alemania e Italia.
Los supermercados, como eje principal del sistema alimentario, han de liderar la transformación. Más de la mitad de los grandes supermercados en España, a excepción de Lidl, ya se han unido a la iniciativa ‘Compromiso Europeo del Pollo’, desarrollada por 36 ONG europeas del ámbito del bienestar animal, incluyendo la organización española Equalia.
Se trata de un acuerdo voluntario a través del cual estas empresas implementan progresivamente medidas que suponen una mejora significativa del bienestar de los pollos de engorde.
Transicionar hacia una producción de carne de pollo basada en la evidencia científica y las recomendaciones de las instituciones reguladoras debe ser un imperativo para una industria que fue capaz de alimentar a toda la población en un contexto de posguerra.
Como personas consumidoras, llenemos nuestra cesta de la compra en supermercados que trabajen para un sistema alimentario sostenible, seguro y con más bienestar.
(*) Julia Elizalde es mánager de campañas en Equalia ONG, especialista en incidencia institucional y RSC relativa al bienestar animal y la sostenibilidad ambiental.
Creadores de Opinión Verde #CDO es un blog colectivo coordinado por Arturo Larena, director de Medio Ambiente y Ciencia en EFEnoticias y EFEverde
Esta tribuna puede reproducirse libremente citando a sus autores y a EFEverde
