OPINIÓN de Teodoro Rentería Arróyave
INTERLOMAS, HUIXQUILUCAN, ESTADO DE MÉXICO. La República Popular de China, desde su creación ha apostado por la paz mundial, no podría ser de otra manera cuando fue, y así lo registra la historia, una de las naciones más intervenidas, explotadas y vejadas por el extranjero.
Gracias al padre libertador de esa nación, Mao Zedong, en aquella guerra de los mil kilómetros contra su último invasor, Japón, recompuso su paso y así su motor luminoso para convertirse ahora, no en la segunda potencia mundial, como se afirma oficialmente, sino en la primera.
A ello debemos de agregar que ante las tensiones con el continente asiático y los del medio oriente, además de los conflictos internos entre las naciones árabes, resaltamos el papel pacificador de China, como lo hemos dicho y ahora lo repetimos, el inmenso país de cultura ancestral y milenaria ha jugado y juega como protagonista equilibrador del mundo.
Desde luego ha evitado tomar partido, como lo han hecho otros gobiernos, con respecto a la guerra Rusa-Ucraniana, no lo va a hacer, pero tampoco se va a involucrar en proporcionar armamentos a ninguno de los países en conflicto.
China acaba de dar un ejemplo al mundo en su papel de mediador, al lograr el restablecimiento de relaciones entre Irán y Arabia Saudí, pactado el viernes pasado en Pekín, supone, como dicen los analistas internacionales, un golpe de efecto para la diplomacia china, sus beneficiarios potenciales se ubican, exacto, en Oriente Medio.
Analistas del diario La Vanguardia, afirman que mientras unos observan con esperanza el cambio de paradigma, otros, como Israel, Estados Unidos, Emiratos e India, aparecen más descolocados.
China, por su parte, ha demostrado que no piensa quedarse encerrada en el mar de China. Poco después de que su vago plan de paz para Ucrania fuera desdeñado por Washington y Kiev, el presidente Xi Jinping se desquitaba en el primer día de su tercer mandato haciendo historia en Oriente Medio. Esa región de la que EE.UU. lleva una década intentando huir con un “giro hacia Asia”.
Y sigue: Pekín ya ha anunciado otra cumbre para este mismo año, en la que reunirá a Irán con los miembros del Consejo de Cooperación del Golfo. Y Teherán habla ya de restablecer relaciones también con Bahréin.
La distensión también puede facilitar la paz en toda esa zona de tensión que por años ha devastado naciones, pueblos y familias.
De acuerdo con el presidente Xi Jinping, cuando asegura que Pekín jugará un papel más activo en la escena mundial, al resalta que su país será cada día más relevante, “China -afirma-, debe participar activamente en la reforma y construcción del sistema mundial de gobernanza”, así como promover “iniciativas globales de seguridad”. ¡Qué todo sea por la paz y el desarrollo mundial en beneficio de toda la humanidad!
