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"Escritoras" y "Jiujitsufragistas", dos libros de memoria histórica femenina

Pilar Martín | Madrid (EFE).- Rescatar la historia de mujeres como Emilia Pardo Bazán, Carmen Baroja, María Lejárraga, María de Maeztu o Edith Garrud no es sólo un acto de justicia, sino también un ejercicio de memoria histórica para “agradecer” lo que hicieron. Y así lo reivindican los libros “Escritoras” y “Jiujitsufragistas. Las amazonas de Londres”.

Dos lecturas que llegan puntuales a la celebración del 8M, una jornada en la que otras figuras como Victoria Kent, Elena Fortún, Marisol Dorao, Carmen Laforet o Carmen Martín Gaite también estarán presentes, al menos para las autoras de “Escritoras”, Carmen G. de la Cueva y Ana Jarén, la creadoras de esta “geanología” ilustrada (Lumen).

Así califica su libro la escritora sevillana Carmen G. de la Cueva, la ideóloga de esta “cadena infinita de mujeres que una tras otra se han ido acompañado”, como así lo hicieron, a veces sin saberlo, este ramillete de mujeres que plantaron su semilla pese a los impedimentos para que estudiaran, la guerra y la posguerra española.

Una historia, la de estas mujeres, que transcurrió en entornos como la Residencia de Señoritas o el Lyceum Club Femenino, y que siguió a menudo con el exilio.

“La referencia que nos viene cuando hablamos de ‘un cuarto propio’ siempre es la de Virginia Wolf, sobre todo cuando pensamos en literatura, pero hay que recordar a María de Maeztu, que montó la Residencia de Señoritas con María Lejárraga en 1916 y ahí estaban reivindicando el cuarto propio, y estas mujeres son nuestras raíces más profundas. Aunque Virginia Wolf tenía que estar también había españolas pensando lo mismo”, ha dicho a EFE G. de la Cueva.

LITERATURA FEMINISMO
Imagen cedida por la editorial Lumen de “Escritoras” (Lumen). EFE/Lumen

“Escritoras” llega con ilustraciones basadas en fotografías reales, lo que ha hecho muy complicado el trabajo de Jarén, según cuenta, debido a la falta de material gráfico que había de muchas de ellas (como de Maeztu); por eso en esta obra ambas han reconocido que la “potencia” está en el “conjunto de esas vidas”.

Así que lo que las dos autoras quieren es darle las “gracias” a todas ellas porque “han sido señoras que nos han enseñado que necesitaban crear más allá del reconocimiento y del ego”.

“María Lejárraga lo que necesitaba era escribir y que su obra saliera y por eso fue capaz de sacrificar su nombre. Y eso es un acto muy generosos”, ha destacado la escritora, quien si pudiera hablar con sus protagonistas les diría: “Lo estabais haciendo bien, quedaros tranquilas, estabais trabajando en la dirección correcta”.

Con rumbo fijo también fueron en 1910 las sufragistas inglesas de Emmeline Pankhurst, quienes tuvieron que enfrentarse a la represión policial para lograr en 1918 el derecho al voto. ¿Y cómo lo hicieron? Pues gracias al jiujitsu, el arte marcial japonés con el que lucharon contra la violencia ejercida contra ellas.

LITERATURA FEMINISMO
Imagen cedida por la editorial Garbuix Books de “Jiujitsugragistas. Las amazonas de Londres”. EFE/Garbuix Books

Una historia que narran Clément Xavier y Lisa Lugrin en “Jiujitsufragistas. Las amazonas de Londres” (Garbuix Books) y donde rescatan la figura de Edith Garrud, la primera formadora en autodefensa feminista y formadora de las guardaespaldas de E. Pankhurst, apodadas “Las Amazonas”.

Mujeres que sacudieron mentalidades

Mujeres que, con llaves de manos y piernas, sacudieron mentalidades, patearon las nalgas de los reaccionarios y demostraron la fuerza del “sexo débil”.

La autora de este grupo de luchadoras, Edith Garrud, era la única mujer entrenadora de ju-jitsu junto a su marido William y cuando Marge se incorpora a sus clases, la vida de Edith cambiará porque Marge es miembro de la WSPU (Unión Social y Política de Mujeres) y le pedirá que entrene a algunas de estas activistas, que se enfrentaban constantemente a la violencia policial, pero también a la de ciertos hombres, durante sus manifestaciones pacifistas.

Hasta que estas marchas dejaron de ser pacíficas y en una de ellas hacia el Parlamento las manifestantes fueron atacadas violentamente por la policía, así como por parte de la población masculina, con el resultado de varias detenciones y encarcelamientos.

Por eso, marcada por este acontecimiento, Edith accederá a formar una escolta de sufragistas, “Las Amazonas”, a las que entrena en secreto por las noches en un cementerio de las afueras de Londres.



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