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Los crímenes del franquismo en Cazalla de la Sierra


Por Tulio Romesta a partir de la obra de Antonio Jiménez Cubero, Con Nombres y Apellidos, La Represión franquista en Cazalla de la Sierra. 1936-1950

 
Parte 1, La Represión


La población de Cazalla de la Sierra, en su mayoría jornalera, padecía desde decenios unas condiciones de vida miserables. Habían visto frustradas sus esperanzas de mejora en la segunda mitad del siglo XIX debido a la privatización, consecuencia de la desamortización y enajenación de terrenos comunales. Como consecuencia existían continuas y fuertes tensiones sociales sin resolver. El 15 de Abril de 1931 fue proclamada la República e izada la bandera tricolor desde el balcón del Ayuntamiento. Se abrieron las esperanzas de un reparto equitativo de tierras, en el marco de la Ley de Reforma Agraria Republicana.

Pero terratenientes, derechistas, oligarquía, comenzaron de inmediato su campaña de acoso y derribo contra el nuevo régimen, con un incremento constante de agresividad, jaleando a las nuevas organizaciones de extrema derecha, en sacra alianza con una iglesia católica que, temerosa por la pérdida de sus seculares privilegios no dudó en usar la religión como arma arrojadiza contra personas e instituciones Republicanas.

Tras el golpe fascista de 1936, el 12 de Agosto llegó a Cazalla la Columna Buíza, una tropa de 1.200 hombres nutrida de fuerzas de choque de élite curtidas: Una compañía de mercenarios de la legión; 2 compañías y una sección de ametralladoras; un escuadrón de moros mercenarios; una sección de guardias de asalto y otra de carabineros; una batería del 75; una sección de zapadores; y 2 blindados. Entraron en el pueblo inaugurando una era de 40 años de crimen, oprobio, latrocinio e ignominia. Durante más de una década y media la represión franquista se abatió, feroz y despiadada, contra una parte considerable de sus habitantes.

La represión estuvo dirigida contra los sectores más desfavorecidos de la población, la clase obrera y jornalera, a quienes la oligarquía local haría pagar cara la osadía de exigir reformas durante el periodo Republicano. La represión directa, muerte, cárcel y depuración sobrepasa las 1.809 personas. Aunque sólo se inscribieron en los Registros de Defunción una mínima parte de los asesinados, entre el 12 de Agosto de 1936 y Enero de 1950, al menos 319 hombres y 54 mujeres fueron víctimas mortales del fascismo franquista, más del 75% por aplicación del bando de guerra; Condenados a prisión hubo 721 hombres y 96 mujeres. Desaparecidos, de los que nunca más se supo, 458 hombres y 46 mujeres. Hubo 36 hombres y 10 mujeres exiliadas. La mayoría de ellos había nacido entre 1900 y 1920, un 60% eran jornaleros. En 1936, hubo 266 víctimas y 26 en 1937. Se llenaron las fosas comunes del cementerio.

No hubo piedad ni perdón para más de 50 mujeres Republicanas de Cazalla de la Sierra asesinadas después de hacerlas padecer innumerables sevicias, sin importarles la edad, el estado de sus víctimas, ni los huérfanos que muchas dejaban atrás. En Agosto y Septiembre de 1936, los fascistas asesinaron por bando de guerra a más de 40 en Cazalla. La información procede del trabajo del historiador Antonio Jiménez Cubero, que ha relatado un informe muy completo en el trabajo “Crónica Local de la Infamia; La Represión de las Mujeres Republicanas de Cazalla de la Sierra”.

Durante demasiado tiempo la atrabiliaria historiografía oficial del franquismo y su propaganda falaz, manipuladora y ruin, han tratado de mantener una versión espuria y tendenciosa sobre las causas y contenidos de la feroz y despiadada represión que llevaron a cabo los golpistas contra una población civil aterrorizada e indefensa. Una represión organizada por la cúpula militar golpista como parte fundamental de su política de guerra y exterminio contra la República. Para esta diabólica empresa de aniquilación y sometimiento los conmilitones tomaron y ocuparon las localidades bajo la táctica africana de la razzia, ejecuciones sumarias en las calles, tiros en la nuca, violaciones, saqueos, una actuación extremadamente violenta de las tropas mercenarias y rebeldes para infundir terror y doblegar cualquier tipo de resistencia por parte de sus habitantes.

Los golpistas trataron de ocultar todo rastro de su barbarie negándose a inscribir a sus víctimas tanto en los libros de enterramiento como en los Registros Civiles correspondientes. Los “militares” rebeldes tuvieron, en todo momento, conocimiento exacto de lo que estaba ocurriendo, de ahí la ocultación de la masacre y la manipulación de la información, estableciendo su versión única de los hechos. Finalizada la guerra, muchos desplazados volvieron a Cazalla, siendo detenidos por guardia civil e interrogados. Cualquier denuncia, o la simple sospecha de haber pertenecido a un partido o sindicato de izquierdas, era motivo suficiente para ser llevado ante un consejo de guerra. Una legión de acusadores campó a sus anchas.

Esta realidad insoslayable, una violencia política amparada en un poder omnímodo, ejercida de manera sistemática y prolongada en el tiempo contra la población civil, aterradora, no sólo por la dureza y crueldad de la represión en sí misma, sino por su evidente sadismo, es la que los herederos y aprovechados del régimen franquista llevan decenas de años tratando de ocultar cuando no de tergiversar o minimizar, de ahí su alergia cuando se habla de recuperar la Memoria Histórica.


Parte 2, Los bandos de guerra


Viene de Parte 1, La Represión

Cuando la columna Buíza ocupó Cazalla no encontró resistencia, la mayoría de los hombres en edad de combatir habían abandonado el pueblo. Desde aquel inicuo 12 de Agosto, un reguero de horrores se extendió implacablemente por toda la población, como una siniestra marea de sangre de forma ininterrumpida a lo largo del verano y otoño. La mayoría de los crímenes ocurrieron en el cementerio, pero también en calles y plazas. Entre el 12 de Agosto de 1936 y Enero de 1950, 319 hombres y 54 mujeres fueron víctimas mortales del fascismo franquista. Listados completos de las víctimas se encuentran en la obra de Antonio Jiménez Cubero, Con Nombres y Apellidos, La Represión franquista en Cazalla de la Sierra. 1936-1950.

El primero en caer fue el alférez de la guardia civil Francisco Sánchez Moreno, a quien sacaron de su casa para ser fusilado por haber rendido el cuartel. Le siguió el jefe de la cárcel del Partido, Irene Parras Álvarez. Sus hijos Antonio y Roberto fueron asesinados en los días siguientes. Ese día 12 se disponían a asesinar a una sirvienta, la hija de La Ñoña, cuando se presentaron los padres de la muchacha suplicando “que la dejasen vivir”; los verdugos mataron a todos. A las 10 de la mañana fueron asesinados bajo el eufemismo de “aplicación del bando de guerra” los jornaleros: Joaquín Conde Montaño, de 40 años, padre de 6 hijos; su muerte se inscribió en 1939 como “a consecuencia de oposición al glorioso movimiento nazional”. Sus 2 hijos mayores constan como desaparecidos; Manuel Campos Rodríguez, 24 años, padre de 2 hijos; Francisco Domínguez Campano, 56 años, padre de 9 hijos, uno desaparecido, otro exiliado y 3 condenados a penas de cárcel; José Durán Rodríguez, 64 años, padre de 4 hijos; Los hermanos Manuel y Teófilo Gómez Vázquez, éste padre de 4 hijos.

Rafael Pozuelo Pérez fue golpeado, arrastrado hasta la Plazuela y allí asesinado, por el “delito” de ser chófer del camión del alcalde Republicano Manuel Martín de la Portilla. El día 15 fue asesinado el industrial Republicano Luís Baena Martín. Aniquilaron a 5 de los hermanos Acosta Ortega, 3 desaparecidos y Antonio y Carmelo asesinados. Y a la familia de José Estévez Osorio, con sus 7 miembros desaparecidos. Antonio Jodar Marín, 47 años, padre de 3 hijos, jornalero; fue fusilado en Cazalla el 10 de septiembre de 1936. Manuel Lara Salguero, 46 años, padre de 6 hijos, jornalero, fusilado el 3 de octubre de 1936. Se sabe que a José Lineros Ramos le fue aplicado el bando de guerra por el Expediente de Inscripción de su hijo Antonio en el Hospicio Municipal de Sevilla. Cándido Barragán Fernández, 45 años, padre de 3 hijos, maestro de Obras; fue asesinado por bando de guerra el 20 de agosto de 1936. Igualmente los 3 hermanos Manuel, Miguel y Rafael Gil Rivera, jornaleros, asesinados juntos; o los 3 hermanos, también jornaleros, Miguel, Alfonso y Francisco Angulo Resina, asesinados en Septiembre; o el jefe de la Guardia Municipal, Antonio Benítez Jiménez, asesinado el 19 de agosto, a quién le mataron 2 hijos y una sobrina.

Los fascistas mataron también a varios concejales Republicanos de Cazalla: Luis Baena Martín, 52 años, industrial, padre de 2 hijos. Fue concejal por el PRR de 1931 a 1934. Creía que nada tenía que temer pues nada había hecho, fue asesinado el 15 de Agosto de 1936; A los 8 días asesinaron al bondadoso labrador, socialista y concejal José Escalera Nosea, padre de 4 hijos; su mujer, y sus hijos José y Antonio constan como desaparecidos por las mismas fechas; Francisco López Gil, padre de 4 hijos, labrador y masón, concejal Republicano por UR. En Septiembre de 1936 lo ejecutaron junto al Pilar de las Monjas; Donato Sánchez Tejada, padre de 5 hijos, industrial, concejal por UR. En el cuartel de la guardia civil le propinaron una paliza enorme, y a la mañana siguiente le dieron un tiro por la espalda y lo dejaron tirado todo el día en la plaza Mayor.

El odio fascista se cebó también con la vida de Interventores o Apoderados en las elecciones de Febrero del 36: Rafael Delgado Caballero, 46 años, padre de 12 hijos, fusilado el 20 de Agosto; su casa fue saqueada por un grupo de “aguerridos falangistas” que se enfrentaron y encarcelaron a 6 de sus hijas y al varón más pequeño. Servando Gil Sánchez, 24 años, zapatero, afiliado a la CNT; asesinado en Cazalla el 16 de Septiembre. Carmelo Gil Sánchez, hermano del anterior, 31 años, padre de 2 hijos. Administrador de Rentas del Ayuntamiento, fusilado el 10 de Septiembre. Antonio Prieto López era un campesino afiliado a UR; una patrullas que buscaba “rojos” se cruzó en su camino, alguien le señaló, siendo arbitrariamente asesinado.

Antonio Tirado Moreno formaba parte de la junta directiva de Unión Republicana en Cazalla de la Sierra. De sus 8 miembros, 3 serían asesinados por los franquistas El 18 de julio de 1936 fue detenido en Sevilla, y el 25 de agosto de 1936 fue asesinado en una cuneta cerca de Dos Hermanas. Manuel Parras Calado, 64 años, jornalero, padre de un hijo. El 7 de Marzo de 1937, el cabo de la guardia civil Fernández Villero le mató de un tiro en la puerta de su casa, una muestra evidente del poder omnímodo, arbitrario y sanguinario de los delincuentes franquistas. Rafael Hernández García, jornalero, afiliado a UGT. Fue asesinado extrajudicialmente por la guardia civil del puesto de Cazalla por aplicación de la infame ley de fugas en la finca El Lagar de la Sal donde trabajaba el 4 de enero de 1950.

En Cazalla de la Sierra, más de 50 mujeres Republicanas fueron asesinadas por los franquistas. En Agosto y Septiembre de 1936, asesinaron por bando de guerra a más de 40 en Cazalla. La información procede del trabajo del historiador Antonio Jiménez Cubero, que ha relatado un informe muy completo en el trabajo “Crónica Local de la Infamia; La Represión de las Mujeres Republicanas de Cazalla de la Sierra”.

Durante décadas ha sido escamoteada una parte fundamental de la historia de nuestro pueblo y de nuestro país, un largo periodo donde bandas armadas y malhechores fascistas, apoyados por la iglesia católica, actuaron como verdugos en nombre de su “Estado”. Los vencedores de la guerra cometieron todo tipo de crímenes, atropellos y vesanías, tratando luego de borrar todo rastro de dignidad, memoria y rebeldía entre los vencidos.


Parte 3, farsas judiciales, prisiones y campos nazis


Viene de Parte 1, La Represión, y Parte 2, Los bandos de guerra

Al día siguiente de la entrada de las tropas franquistas en Cazalla el 12 de Agosto de 1936, muchas personas fueron asesinadas mediante la aplicación de bandos de guerra dictados por consejos de guerra locales que comenzaron a funcionar de inmediato, y que, sin garantía alguna y de forma colectiva y brevísima, se incoaron contra todos aquellos que tuvieron la desgracia de ser denunciados o detenidos.

En Febrero de 1937 se implantaron los consejos de guerra sumarísimos por el procedimiento de urgencia, que sustituyeron a los anteriores en la metodología de la comisión de asesinatos por parte de los “militares” rebeldes: Al menos fueron asesinados 22 Republicanos.

Muchos fueron fusilados, tras consejo de guerra, en las tapias del Cementerio de San Fernando de Sevilla, y arrojados a las fosas comunes del cementerio. Entre ellos:
Manuel Chacón Guerrero, 18 años, soltero, militante de las JSU y de la UGT; encarcelado en 1938 en Sevilla por “verter especies contrarias al alzamiento nazional”, fue fusilado el 27 de Noviembre de 1939. Teodoro Sánchez Delgado, 45 años, labrador, padre de un hijo, fue asesinado el 24 de Junio de 1939. Carmelo Miguel Camargo, 24 años, jornalero, afiliado a la CNT; voluntario en el Ejército Republicano; detenido en Abril de 1939, fue fusilado el 17 de Agosto de 1940. Antonio Sánchez Cordero, 27 años, jornalero; encarcelado en 1939, fue fusilado el 30 de Marzo de 1940. Ángel Vallejo Maguillo, 30 años, ganadero, afiliado a la CNT como sus hermanos Francisco y Antonio; fue fusilado el 30 de Marzo de 1940.
José Montero Vargas, 39 años, afiliado a la CNT, sargento en el Ejército Republicano; asesinado el 3 de Noviembre de 1941. Saturnino Mateo Vergara, 40 años, jornalero, secretario de la CNT de Cazalla; fue voluntario en el Ejército Republicano alcanzando el grado de Capitán por méritos de guerra; encarcelado tras la guerra, fue fusilado el 7 de Diciembre de 1942. Benito Ramos Valdés, jornalero de la CNT; se alistó en el Ejército Republicano; tras la guerra fue detenido en Cazalla; los franquistas lo fusilaron el 24 de Marzo de 1942, tenía 30 años. José Ortega Pozuelo, 43 años, jornalero; afiliado a la UGT; pasó la guerra en Hinojosa del Duque (Córdoba); fue asesinado el 19 de Octubre de 1943. Antonio Troncoso Guerrero, 32 años, campesino, se refugió en Sevilla, pero fue denunciado y asesinado el 7 de Septiembre de 1943.

José Arenal Hormigo, jornalero de Cazalla, afiliado a la CNT, combatiente con el Ejercito Republicano. Tras la guerra acabó en el campo penitenciaria de La Corchuela (Dos Hermanas, Sevilla). Condenado a muerte en consejo de guerra por tratar de fugarse, fue asesinado el 12 de Marzo de 1941 en el mismo campo ante la presencia de todos los penados. Manuel Álvarez Rosendo, trabajador en un horno de ladrillos, fue encarcelado en Almendralejo al finalizar la guerra, allí sometido a consejo de guerra, y fusilado el 13 de septiembre de 1941. Segundo Conde Grande, jornalero, afiliado a la CNT. Se incorporó al ejército de la República; tras la guerra pasó por la colonia penitenciaria militarizada de Dos Hermanas. Condenado a 30 años de prisión, murió por “extrangulación” en 1948 en la cárcel de Zafra.

En las prisiones franquistas murieron 25 hombres, muchos arrojados a fosas comunes, y una mujer, María Pilar Aguado:
Rafael Balsera Balsera, vecino de Cazalla, cartero; detenido a su regreso al pueblo al finalizar la guerra, falleció de tuberculosis pulmonar en la Prisión Provincial de Sevilla el 1 de octubre de 1939. José Álvarez Márquez falleció en 1941 en la Prisión Provincial de Sevilla. Joaquín Gil López, 58 años, padre de 3 hijos, albañil, afiliado a la UGT y al PSOE, murió en Noviembre de 1940 en la Prisión Provincial de Sevilla. Francisco Pérez Pozo, 20 años, falleció en la cárcel de Cazalla el 5 de septiembre de 1938. José Álvarez Ruda, 29 años, jornalero, miliciano confederal, falleció el 27 de abril de 1941 en la Prisión Provincial de Sevilla. José Antonio Campos Centeno, 75 años, labrador padre de un hijo. Tras la guerra apoyaba a la guerrilla antifranquista. Falleció en la Prisión Provincial de Sevilla el 16 de diciembre de 1948.

Los nazis asesinaron a 4 cazalleros en campos de concentración, entre ellos:
Luís Ortega Díaz fue asesinado por los nazis en Mauthausen. José María Sánchez Falcón, 39 años, ladrillero, afiliado a la CNT, concejal entre 1931 y 1936; tomó parte en la Resistencia contra el invasor alemán en Francia. El 8 de enero de 1941 sería deportado en 1941 al Campo de Concentración de Mauthaussen donde murió el 17 de julio de 1942. Carmelo Rodríguez Guillén, 49 años. Falleció en el Campo de Exterminio Nazi de Gussen el 12 de abril de 1941. A Joaquín Muñoz Sánchez lo mataron los nazis en Gusen el 29 de Noviembre de 1941.

Es necesario recordar a todos aquellos cazalleros que padecieron tantas iniquidades y miserias por ser consecuentes con sus ideales de Justicia, Igualdad y Libertad. Devolver sus nombres a la luz, situarlos en sus circunstancias vitales: edad, profesión, odisea particular. Nombrar también significa dar vida, establecer el hecho o la cosa en sí, configurar la plenitud de lo nombrado. En homenaje y agradecimiento a todos cuantos en la tragedia de su dolor, de sus vidas rotas, supieron dejarnos un alto ejemplo de dignidad y valentía frente al terror, la barbarie, la depravación y la ignominia de un régimen y unos verdugos que han pasado, por derecho propio, a ocupar un destacado lugar en la Historia Universal de la Infamia.

Entre el 12 de Agosto de 1936 y Enero de 1950, 319 hombres y 54 mujeres fueron víctimas mortales del fascismo franquista en Cazalla de la Sierra. Listados com

pletos de las víctimas se encuentran en la obra de Antonio Jiménez Cubero, Con Nombres y Apellidos, La Represión franquista en Cazalla de la Sierra. 1936-1950, documento original de donde se ha obtenido la información contenida en este artículo.








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