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Tres alegrías, una preocupación y una agridulce decisión en el balotaje

OPINIÓN de Sergio Ortiz

LA DEMOCRACIA BURGUESA EN SU SALSA, BASTANTE PODRIDA

LA SEMANA POLÍTICA

LA PRIMERA ALEGRÍA

Las elecciones nacionales del 22 de octubre provocaron en el cronista y a muchísima gente más, una primera alegría: que la derecha fascista de Javier Milei no ganara en primera vuelta como pronosticaba el “gatito mimoso del poder económico” (Myriam Bregman dixit).




En las semanas previas, entonado por haber salido en primer lugar en las primarias PASO, declaró que estaba a dos puntos de ganar en primera vuelta. Y como su pole position del 13 de agosto había sido tan inesperada como sorpresiva, no fueron pocos los que llegaron a pensar que esa pesadilla de ganar sin balotaje podría ser posible. No fue así. Fue segundo cómodo, con un 30 por ciento de los votos, que por supuesto no es poca cosa y le permitirá jugar en segunda vuelta el 19 de noviembre. Pero ni ganó en primera vuelta ni fue el primero más votado en esta oportunidad. Si bien en números absolutos sumó más de 300.000 votos, captando ahora 7.884.000, eso tuvo que ver con que aumentó el número de empadronados que fueron a votar, en comparación con las PASO, cuando votó el 69 por ciento del padrón. Ahora fue el 77,7 por ciento, ocho puntos más, pero en porcentaje el fascista tuvo lo mismo que en agosto, incluso casi un punto menos.

Eso merece ser festejado con un brindis con vino, sidra, cerveza o simplemente con agua saborizada. Fue un traspié muy duro que expresa no sólo un techo firme al crecimiento de ese personaje violento y desequilibrado sino también a sus ideas, reaccionarias hasta la médula. La dolarización con más deuda externa y más ajuste, voucher para privatizar la educación, cierre de ministerios relacionados con la función social del Estado, privatización de empresas públicas, negación de los derechos humanos y apoyo a los genocidas de la dictadura militar-cívica, libre portación de armas, venta de órganos, ruptura con China, Brasil y el Mercosur, y alineamiento total con el imperialismo yanqui y el sionismo de Israel en la política internacional justo cuando estas dos potencias, una mundial y otra regional, están cometiendo un genocidio contra Palestina. Hablando de temas internacionales profundamente ligados a los nacionales, hay que subrayar los ataques de Milei y de Benegas Lynch en el acto del Movistar Arena contra el Papa Francisco, acusado casi de comunista.

Que esta basura no haya podido coronarse el domingo 22 fue una alegría grande.

SEGUNDA ALEGRÍA

La segunda alegría del domingo, que aún perdura e incluso aumenta según pasan las horas, es la tremenda derrota de Patricia Bullrich, de Juntos por el Cambio. La ex ajustadora ministra de Trabajo de Fernando de la Rúa (2000-2001) y represora ministra de Seguridad de Mauricio Macri (2015-2019), proponía otro ajuste aún más bárbaro que los anteriores. Siempre orientada esa carnicería contra los sectores populares por los equipos de los monopolios agrupados en la Fundación Mediterránea, del grupo Arcor, con un plan económico urdido por Carlos Melconian, ex titular del Banco Nación durante el macrismo.

En los años del macrismo, Bullrich acompañó el ajuste económico y el súper endeudamiento externo con el FMI y los bonistas privados como BlackRock. Y desde su cartera protegió a los Gendarmes que reprimieron a los mapuches en Chubut, cuando se produjo la desaparición forzada de Santiago Maldonado. También avaló a los prefectos que en Río Negro reprimieron a los originarios y asesinaron al joven Rafael Nahuel. Y dio vía a los policías como Chocobar para que dispararan por la espalda y cometieran crímenes de “gatillo fácil”.

Ese prontuario iba a engrosarse si ella llegaba a la Casa Rosada, incluyendo más subordinación a Estados Unidos en los planos político, económico y militar, así como con Israel. Su esposo, Guillermo Yanco, es el vicepresidente la Cámara de Comercio Argentino Israelí y por eso la ministra viajó tanto a Israel y compró armas, lanchas y tecnología para el espionaje.

Su candidatura fue promovida por lo peor del macrismo y llegó a coincidir mucho con el fascista Milei; luego la campaña los llevó por caminos enfrentados y ahora, derrotada Bullrich, vuelve el reamigamiento, al punto que el miércoles 25 ella y su candidato a vice, Luis Petri, anunciaron que en el balotaje apoyarán a La Libertad Avanza.

Que esta fórmula ultrarreaccionaria de Juntos por el Cambio saliera tercera lejos, con el 23,8 por ciento, perdiendo 6 puntos respecto a las PASO, y tuviera 6.267.000 votos, fue una gran noticia. No sólo porque Bullrich quedó envuelta en llamas sino, sobre todo, porque esa coalición de JxC está incendiada y rota.


LA TERCERA ALEGRÍA

La tercera alegría se percibió el mismo domingo de la derrota, cuando los dirigentes macristas y radicales tenían una cara de velorio: no podían disimular el golpe de KO que habían recibido. Unos no tenían más remedio que estar en el palco de la derrota, otros ponían sus pies en polvorosa y ponían distancia.


Esas cúpulas se dividieron incluso en las reuniones que realizaron luego del escrutinio; alrededor de Macri una parte del PRO, y con los radicales de Gerardo Morales por el otro, con los 9 gobernadores entre macristas y radicales en una reunión aparte, como terceros en discordia.

De la reunión del PRO no salió ningún comunicado oficial pero con la conferencia de prensa del miércoles 25 de Bullrich y Petri, adelantando postura “personal” a favor de sumarse a la campaña de Milei, quedó claro que el partido del ex presidente Macri, aún con disidencias fuertes de Horacio Rodríguez Larreta, parece inclinarse por Milei. El argumento, trillado, es “terminar con el kirchnerismo”.

Los radicales, reunidos con figuras centrales de Morales y Martín Lousteau, en cambio, si bien se refugiaron, oportunistas, en la fórmula de la “neutralidad”, han dejado traslucir que están más cerca de votar a Sergio Massa. Como Rodríguez Larreta, en esa reunión en la sede de la UCR, de palabra dijeron tomar distancias de ambas fórmulas (LLA y UP), pero están más cerca de acompañar críticamente al massismo.

Los 9 gobernadores también de palabra adscriben a la tesis de la “neutralidad”, con el argumento de que, gane quien gane la presidencia, ellos desde sus provincias van a tener que mantener buenas relaciones con el Ejecutivo para asegurarse la llegada de fondos nacionales.

Si bien hay dirigentes que apelan a llamados a la unidad y a apagar el incendio dentro de la coalición, todo indica que esa fuerza está rota, por las derrotas en las PASO y el 22 de octubre, que la deja fuera de un gobierno que daban por sentado sería todo suyo en diciembre próximo. Que haga añicos y se rompa en mil pedazos esa fuerza que ajustó al pueblo y endeudó al país entre 2015 y 2019 es una gran alegría.

También es una alegría ver a los “periodistas” y medios de desinformación de Clarín, TN, La Nación, La Nación+, que en las últimas semanas habían tomado partido alevosamente por la Bullrich, ahora tuvieran que agachar la cabeza y buscar explicaciones a la derrota de JxC, que es también la derrota suya, de Luis Majul, Pablo Rossi, Luis Novaresio, Marcelo Bonelli, Eduardo Feinman, Joaquín Morales Solá y otros ensobrados. La derrota de la opción por la que trabajaron en la campaña electoral y mucho antes es un dato positivo para que una parte de la opinión pública saque sus conclusiones sobre la basura que son esos monopolios mediáticos y sus operadores. Es necesario reponer una ley pluralista de medios.

UNA PREOCUPACIÓN

Una primera preocupación es que Milei sufrió una dura derrota, pero no está liquidado; sus chances de ganar la segunda vuelta han disminuido pero no han desaparecido. Ese es un riesgo que aún acecha, alimentado por el apoyo del PRO y otros sectores de la extinta JxC. Como el voto a Milei es vergonzante, no todos los que piensan votarlo lo admiten públicamente. Además de sufrir una derrota, se abrieron divisiones en su frente interno y eso lo ha debilitado pero sería un error subestimarlo y hacer correr versiones de que se bajaría del balotaje como Carlos Menem en 2003.

Es verdad que tuvo varias pifias como referirse a los jubilados como “viejos meados”, oponerse a los reclamos del movimiento feminista y dejar tan a la vista su alianza con la “casta” del viejo burócrata corrupto Luis Barrionuevo.

Y después de la derrota, queriendo juntar votos a cómo de lugar, Milei incurrió en fallidos, como pasar a abrazarse con Bullrich, a quien antes había injuriado como quien puso bombas en los jardines de infantes. También mostró la hilacha con la izquierda, a la que vilipendió como “basura”, a cuyos dirigentes pondría presos, y ahora pidió que vengan a apoyarlo e integrarse en su futuro gabinete, invitación desenmascarada por el Frente de Izquierda y los Trabajadores-Unidad. Antes al sumarlo a Barrionuevo como figura y ahora trenzar con Bullrich y Macri, Milei está mostrando que es parte de la “casta” que antes denigraba.

AGRIDULCE DECISIÓN PARA EL BALOTAJE

Massa pueda ganar y asumir el 10 de diciembre con un gobierno que él llama de “unidad nacional” con represores y entreguistas como Gerardo Morales y otros dirigentes radicales, peronistas como Emilio Monzó y hasta Miguel Pichetto, e incluso dirigentes de Milei, como dijo el candidato en uno de los debates presidenciales, en el cierre en el estadio de Arsenal y en el discurso de la victoria. Antes de la elección, en un acto con gobernadores del Norte, se refirió a Morales como “mi querido amigo el gobernador Morales”. Es el responsable de la prisión durante 7 años de la militante social Milagro Sala, de la represión a las docentes y pueblos originarios, de la inconsulta reforma constitucional en Jujuy para poder entregar el litio a las multinacionales. Su represión ha sumado la condena al abogado Alberto Nallar a una pena de 3 años y 6 meses de prisión, con una multa de 7 millones de pesos y la imposibilidad de ejercer su profesión.

Massa salió primero el 22 de octubre, con el 36,7 por ciento de los votos, 8 puntos más que en agosto, acumulando 9.645.000 sufragios, 3 millones más. Por eso, más el incendio y rupturas ya referidas en la ultra reaccionaria JxC que dará apoyo a Milei, todo eso agranda las chances del ministro de Economía. Massa creció desde agosto por varias razones, sobre todo porque tomó algunas medidas favorables al pueblo, si bien insuficientes. Los bonos, aumento del piso del mínimo no imponible al impuesto a las ganancias y paliativos como la devolución del IVA, mitigaron la gravísima situación de inflación, ajuste y pobreza que el gobierno de UP fue acentuando por su sumisión al FMI.

El cronista no es neutral entre Milei y Massa. Cree que lo mejor es votar en contra del fascista e impedirle arrasar las conquistas del pueblo trabajador y convertirnos en una colonia yanqui y los lobos de Wall Street. Aún si Milei pierde, eso tendría un sabor agriculce. Hay preocupación política por lo que se viene en Argentina, con un gobierno de derecha de Massa y su aliado Morales. Seguirá pagando al FMI y reforzando un modelo extractivista agrominero exportador en acuerdo con los monopolios. Tal panorama no será en absoluto de bienestar y felicidad de nuestro pueblo.

Para torcer esa historia no basta con votar contra Milei el 19 de noviembre sino que hay que unir a los sectores populares, antiimperialistas, antifascistas y de izquierda, con un programa combativo y promoviendo la lucha de clases en las calles. Sólo así pondremos las cosas en su lugar: a los de Abajo Pan y a los de Arriba mierda, mierda.





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