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Con advertencia y todo ponen en libertad a los ocho militares implicados en el caso Ayotzinapa

Por Teodoro Rentería Arróyave

En cuanto el escándalo que ha provocado la excarcelación de los ocho militares implicados en la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa, no obstante la advertencia del Ejecutivo federal a la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, me viene a la memoria una de las reglas no escritas que los dueños de los medios nos imponían a los reporteros, redactores y demás colaboradores, orden que también se aplicaba a todos los políticos y militantes de los partidos políticos, sobre todo en el tiempo del hegemónico Revolucionario Institucional, PRI.



La orden era la siguiente: te puedes meter contra todos -en las notas, en los comentarios, en los artículos y en los editoriales-, pero nunca contra el presidente de la República, contra el Ejército, los símbolos patrios y mucho menos con la Virgencita de Guadalupe, ergo, contra la Iglesia.

Por rebeldes, como siempre lo hemos sido, tuvimos que recorrer, sin quejarnos, toda la escala social de los medios, hasta que en sociedad con los hijos: Teodoro y Gustavo, formamos nuestra empresa periodística, Libertas Comunicación.

Es de vergüenza que no obstante la oportuna recomendación que hizo pública el presidente Andrés Manuel López Obrador, en el sentido de que había alertado sobre la posibilidad de que los soldados pudieran obtener su libertad condicional para seguir sus procesos en libertad lo que implicaba un riesgo para evadir a la justicia, la jueza federal, Raquel Ivette Duarte Cedillo con sede en Toluca, Estado de México ordenó la liberación de los ocho militares vinculados con el caso Ayotzinapa.

Los soldados fueron arrestados en junio de 2023, luego de que la Fiscalía los relacionara con la desaparición de los 43 estudiantes en Iguala, Guerrero, en 2014. Gustavo Rodríguez de la Cruz, Omar Torres Marquillo, Juan Andrés Flores Lagunes, Ramiro Manzanares Sanabria, Roberto de los Santos Eduviges, Eloy Estrada Díaz, Uri Yashiel Reyes Lazos y Juan Sotelo Díaz son los mílites que ahora enfrentarán el proceso judicial en libertad condicional. 

Todos ellos están acusados de desaparición forzada, por lo tanto, ahora sólo deberán cumplir con una serie de condiciones para recuperar su libertad como el pago de una fianza de 50.000 pesos, la firma periódica cada 15 días ante el juzgado, la retención de su pasaporte y la prohibición de acercarse a testigos y víctimas del caso, así como evitar acudir al Estado de Guerrero.

El presidente Andrés Manuel López Obrador adelantó, en la mañanera, que haría pública la carta en la que pidió la intervención de la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, SCJN, Norma Lucia Piña, derivado de la sesión del 30 de noviembre, donde se buscó una audiencia que tenía el objetivo de emitir una nueva medida cautelar contra los 8 militares presuntamente implicados en la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.

En la carta, fechada el 12 de diciembre de 2023, Luisa María Alcalde, secretaria de Gobernación, pidió a la presidenta de la SCJN su intervención para prevenir que se modificara la prisión preventiva oficiosa, por el alto riesgo de sustracción de la justicia, derivado a no volver a identificar a los señalados o que escapen del país.

“Lo anterior resulta relevante porque al modificar la prisión preventiva oficiosa existe un alto riesgo de sustracción de la justicia, por ejemplo, que se vuelvan ilocalizables o huyan del país”, se lee en la carta de referencia.


La respuesta fue de oídos sordos a la denuncia en tiempo en forma que a la letra dice: “advertimos del riesgo de modificar las medidas cautelares y de la trascendencia de este asunto para el Estado mexicano”, por las graves violaciones a derechos humanos que se cometieron en contra de los jóvenes desaparecidos, así como de las madres y padres que los buscan.

Con el pago irrisorio de una garantía económica de 50 mil pesos, los presuntos militares gozan ahora de “cabal salud”. No cabe la menor duda de que hasta “la suprema”, como ya la hemos calificado en referencia a un veladora de mala calidad que no sostenía su flama, sigue el mandato de los intocables, que habíamos creído, incrédulos, que ya había sido superado, sobre todo, poque ahora, y que bueno, se le pega en los medios y en las redes, una y otra vez, al presidente de la República. teodororenteriaa@gmail.com





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