OPINIÓN de Carola Chávez.- 16.08.13. Paulino y Gladys se preparan para la próxima siembra, cientos de planticas de ají margariteño crecen en los semilleros, la tierra los espera y a las berenjenas que vendrán, y las espinacas, acelgas, calabacines. Paulino y Gladys alistan la comida de las gallinas ponedoras mientras éstas parecen hacer una curiosa coreografía: ciento sesenta gallinas miran a la izquierda, donde Gladys llena el envase de alimento, ciento sesenta gallinas dan media vuelta y cacarean, cuando Gladys les sirve la merienda, siento sesenta gallinas, barriga llena corazón contento, ponen sus huevos. En la Unidad Agropónica Guayacán del Norte cosechan el alimento de su comunidad. Lejos de esa realidad, la revolución 2.0, un tuit, tuit tuit, un ¡ay ay ay!, un monólogo colectivo que se alimenta de héroes mediáticos, de manías persecutorias, de críticas genéricas, de sombras de dudas que, extremos-que-se-tocanmente, tildan de tarifado y jalabolas a quien se atreva a destacar