OPINI脫N de Carola Ch谩vez.- 30.07.13.
Suelo encontrarme con Ignacio el incoloro. Mientras revuelvo mi caf茅 y mis ideas, lo veo acercase a mi mesa, arrastrando los pies, con esa tensa sonrisa de ensayada benevolencia. Sin pedir permiso se sienta, necesita hablarme y me habla. Necesita salvarme…
“No me digas, est谩s pensando en pol铆tica otra vez” -Me dice pretendiendo ignorar que lo ignoro distra铆da con la espuma del caf茅. Y pretendiendo creer que lo quiero escuchar, se lanza con su serm贸n de cada d铆a, la pr茅dica de la antipol铆tica, la insipidez que busca un t茅rmino medio, m谩s de all谩 que de ac谩, de un pa铆s so帽ado donde todos estemos de acuerdo, y lo que no acordemos lo metemos bajo una alfombra, donde no se vea, donde el coraz贸n no sienta. Que no se discuta nada, que flotemos complacientes a la deriva del s谩lvese quien pueda.
La apol铆tica de Ignacio es sospechosamente cr铆tica con el chavismo y ciega y muda con la oposici贸n. Huevo-sin-salmente, condena la confrontaci贸n, siempre roja, eso s铆, pero jam谩s levant贸 la voz para denunciar el golpe, el sabotaje petrolero, las guarimbas… Ni hablar de la “arrechera” del 14 de abril que nos dej贸 once muertos, todos ellos chavistas, dos de ellos ni帽os. Para Ignacio, esos muertos no existen, pero ¡ay si hubieran muerto vestidos de amarillo!.
A Ignacio le molesta que el pa铆s est茅 dividido, le molesta justo ahora, nunca antes. Para Ignacio el antes no existe. La memoria ser铆a un lastre terrible para sus argumentos. As铆, desde la conveniente amnesia voluntaria, Ignacio el incoloro, me vende un futuro que no propone nada m谩s all谩 de una uni贸n pegada con saliva de loro.
Ignacio, el incoloro, no sabe que la antipol铆tica no es m谩s que una pol铆tica de desmovilizaci贸n. Tampoco sabe que negar la pol铆tica, asumirnos apol铆ticos, es negar nuestra voluntad y capacidad de decidir c贸mo construir nuestro destino. Ignacio pretende decirnos que con votar basta, jugando a la pol铆tica nefasta de la renuncia.
Cada ma帽ana, Ignacio el incoloro, cansado de la pol铆tica, entre todas las mesas de la cafeter铆a se sienta siempre en la m铆a. Nunca en la mesa del doctor que conversa animado, ni en la del chef que regala recetas; en mi mesa, donde el caf茅 se endulza con chavismo… Dudoso cansancio el de Ignacio ¿el incoloro?, dudosa su intenci贸n.
*carolachavez.wordpress.com
Suelo encontrarme con Ignacio el incoloro. Mientras revuelvo mi caf茅 y mis ideas, lo veo acercase a mi mesa, arrastrando los pies, con esa tensa sonrisa de ensayada benevolencia. Sin pedir permiso se sienta, necesita hablarme y me habla. Necesita salvarme…
“No me digas, est谩s pensando en pol铆tica otra vez” -Me dice pretendiendo ignorar que lo ignoro distra铆da con la espuma del caf茅. Y pretendiendo creer que lo quiero escuchar, se lanza con su serm贸n de cada d铆a, la pr茅dica de la antipol铆tica, la insipidez que busca un t茅rmino medio, m谩s de all谩 que de ac谩, de un pa铆s so帽ado donde todos estemos de acuerdo, y lo que no acordemos lo metemos bajo una alfombra, donde no se vea, donde el coraz贸n no sienta. Que no se discuta nada, que flotemos complacientes a la deriva del s谩lvese quien pueda.
La apol铆tica de Ignacio es sospechosamente cr铆tica con el chavismo y ciega y muda con la oposici贸n. Huevo-sin-salmente, condena la confrontaci贸n, siempre roja, eso s铆, pero jam谩s levant贸 la voz para denunciar el golpe, el sabotaje petrolero, las guarimbas… Ni hablar de la “arrechera” del 14 de abril que nos dej贸 once muertos, todos ellos chavistas, dos de ellos ni帽os. Para Ignacio, esos muertos no existen, pero ¡ay si hubieran muerto vestidos de amarillo!.
A Ignacio le molesta que el pa铆s est茅 dividido, le molesta justo ahora, nunca antes. Para Ignacio el antes no existe. La memoria ser铆a un lastre terrible para sus argumentos. As铆, desde la conveniente amnesia voluntaria, Ignacio el incoloro, me vende un futuro que no propone nada m谩s all谩 de una uni贸n pegada con saliva de loro.
Ignacio, el incoloro, no sabe que la antipol铆tica no es m谩s que una pol铆tica de desmovilizaci贸n. Tampoco sabe que negar la pol铆tica, asumirnos apol铆ticos, es negar nuestra voluntad y capacidad de decidir c贸mo construir nuestro destino. Ignacio pretende decirnos que con votar basta, jugando a la pol铆tica nefasta de la renuncia.
Cada ma帽ana, Ignacio el incoloro, cansado de la pol铆tica, entre todas las mesas de la cafeter铆a se sienta siempre en la m铆a. Nunca en la mesa del doctor que conversa animado, ni en la del chef que regala recetas; en mi mesa, donde el caf茅 se endulza con chavismo… Dudoso cansancio el de Ignacio ¿el incoloro?, dudosa su intenci贸n.