OPINIÓN de Emilio Cafassi. - Si en un par de artículos recientes nos preguntábamos por el nivel de democraticidad de las arquitecturas institucionales en general y de algunos ejemplos uruguayos en particular, ¿cómo eludir la inquietud ante los aciagos acontecimientos represivos suscitados el último martes con el desalojo de estudiantes secundarios? ¿Cómo excluirlos de una secuencia de agrietamientos en la compleja juntura del movimiento social, la dirección política frentista y el curso del gobierno? Las protestas y las luchas ¿no están entre las herramientas de las que pueden servirse los afectados por alguna decisión, para incidir sobre ella? Desde hace algo más de un mes, es en la educación donde se sitúa el epicentro de la sismicidad política y sindical, alentada por el compromiso programático del Frente Amplio (FA) de alcanzar el 6% del PBI en el presupuesto quinquenal. Si en algún punto se sospechara, con o sin fundamentos, de algún giro en la consecución del programa u otras dem