OPINIÓN de Ramón Cotarelo / Palinuro.- Entre otras cosas, la izquierda española es lenta. Ha pasado casi año y medio desde aquella aciaga votación de no-investidura de Sánchez por el voto contrario de Podemos y algo más de un año desde que las subsiguientes elecciones de junio de 2016 demostraran que aquel voto en contra había sido un tiro en el propio pie. Y eso suponiendo que estuviera animado del sincero deseo de conseguir el sorpasso y no fuera una maniobra para garantizar el gobierno de la derecha. La metedura de pata propició la semirrebelión del ala socialdemócrata concluida en Vista Alegre II con el triunfo del ala bolchevique que ahora se ve obligada a pactar con quien menos puede digerir. Entre tanto, un año.