OPINI脫N de Ram贸n Cotarelo/ Palinuro.- Supongo que el programa de 脡vole tendr谩 m谩xima audiencia. El excomisario Villarejo aparece por la tele a hablar sobre asuntos de enorme gravedad, sucios, ilegales, delictivos, inmorales. Sobre los que podr铆a haber hablado en sede parlamentaria de no ser porque el PP, el PSOE y C’s se opusieron a su comparecencia en la comisi贸n que investiga la presunta “polic铆a pol铆tica” y otros tejemanejes de Interior. Algunos con soporte de grabaci贸n de conversaciones ignominiosas, que han dado lugar a sospechar de una “operaci贸n Catalu帽a” o guerra sucia contra el independentismo catal谩n. Por qu茅 una comisi贸n que investiga unos hechos se niega a escuchar las declaraciones de quien parece estar directamente involucrado en ellos es incomprensible. Salvo que se d茅 alg煤n tipo de complicidad. No queda bien el “nuevo” PSOE obstaculizando la averiguaci贸n de hechos de inter茅s general.

Desde luego, Villarejo no ha ido a la tele a la fuerza, sino voluntariamente. Es verdad que se trata de una voluntariedad relativa pues el hombre no ten铆a opci贸n real: la tele (Salvados) o nada. Es lo que los especialistas en teor铆a de decisiones conocen como “elecci贸n de Hobson”. Por supuesto, podr铆a haber decidido seguir en silencio, pero justamente esa no era una opci贸n porque lo quiere nuestro hombre ahora es hablar. Cosa que cree le conviene porque est谩 atacado por muchos flancos. Y se defiende contraatacando, vieja t谩ctica. Y tan vieja, pues la aplica a asuntos del franquismo, recordando que fue polic铆a de la siniestra BPS. En lo m谩s reciente empieza hace m谩s de treinta a帽os (el juez Garaz贸n) y llega a ahora mismo (la doctora Pinto), pasando por todas las etapas intermedias (los Pujol, el Rey y su amiga, el CNI, B谩rcenas y hasta el Yak42), sin dejar t铆tere con cabeza, excepto la suya, siempre tocada con una gorra de chulapo.
Antes de seguir, un breve apunte. Fue Garz贸n, si no recuerdo mal, quien introdujo en Espa帽a la figura de los “arrepentidos” por su utilidad en la instrucci贸n penal. Estos ven铆an de los pentiti italianos que testificaban contra la Mafia. Primero se emplearon en los procesos de narcotr谩fico y de ah铆 pasaron a ser requeridos en otros delitos con connotaciones pol铆ticas, singularmente los GAL. Aqu铆 ya pudieron aparecer otras motivaciones en el “arrepentimiento” que la sola de aligerar la pena. Dada la relevancia medi谩tica que alcanzaban (caso del polic铆a Amedo) otros procesados buscaron por su cuenta acceso a los medios (caso Sancrist贸bal) para as铆 influir en el proceso en su favor. El arrepentimiento ya no contaba. Se trataba de exonerarse acusando a los de arriba sin pruebas.
Eso es lo que ha hecho este pintoresco personaje que tanto recuerda a otro, Paesa, del que el mundo apenas tiene noticia, a pesar de haber sido decisivo en el famoso caso Rold谩n, de ins贸lita memoria. El hombre comparece ante el pueblo y cuenta su historia, obviamente porque le interesa y como le interesa. Reparte estopa a granel, a Margarita Robles, a Cosid贸, al exRey, a su amiga, a su enemigo el jefe del CNI. Hace eso que se llama “tirar de la manta” en varios asuntos, como el Yak42, los Pujol. Y todo apoyado rigurosamente en ninguna prueba. Por lo cual el auditorio puede pensar que dice verdad o un conjunto de patra帽as o ambas cosas a la vez, como suele suceder.
Pero algo trae este programa: mayor confusi贸n aun en un paisaje deprimente de corrupci贸n generalizada en el que pululan comisarios, subcomisarios, polic铆as, detectives, esp铆as, delincuentes, de los que salen informes falsos, presuntamente ordenados por responsables pol铆ticos que despliegan una maquinaria de guerra sucia contra sus adversarios y financiada con dineros p煤blicos. Cosa de inter茅s, dado que muchos de esos responsables y los funcionarios a sus 贸rdenes y, desde luego, los polic铆as en cuesti贸n, no tienen nada clara la distinci贸n entre el erario y su bolsillo.
Todo lo que los gobiernos de Rajoy han hecho es, por lo menos, ilegal. Empezando por su triunfo en unas elecciones a las que el PP concurri贸, como al parecer hac铆a siempre, con financiaci贸n ilegal. Y continuando con sus gestiones posteriores, todas al rebufo de una oleada de saqueo, expolio y corrupci贸n que tienen al propio partido imputado como sujeto jur铆dico en un proceso penal, as铆 como 900 cargos a t铆tulo personal y al presidente del gobierno citado a declarar en el mismo proceso de corrupci贸n del partido que tambi茅n preside.
Las declaraciones de Villarejo (las que sean verdad y las que sean mentira), son como una piedra lanzada a la ci茅naga de la pol铆tica espa帽ola. Algo se remover谩 y soltar谩 vapores f茅tidos, pero la ci茅naga la engullir谩. Es muy ancha y densa y no hay nada a salvo: el gobierno, el parlamento y el poder judicial. Los 煤ltimos nombramientos en la Audiencia Nacional hieden. De los medios no hablemos. Los hay literalmente a sueldo de los poderosos que muchas veces son delincuentes.
Por ejemplo, Ignacio Gonz谩lez ten铆a 250 tuiteros pagados con fondos p煤blicos y dedicados a embellecer su imagen y cargar contra la de los adversarios. Acumular datos de este tipo es facil铆simo. Est谩n en las portadas de todos los peri贸dicos. Y ahora con m谩s asiduidad y morbo porque se a帽aden las informaciones de Villarejo que no es precisamente Julian Assange.
Pero no sirve de nada para aclarar la imagen general. Al contrario, la hacen m谩s enmara帽ada y confusa. En un sistema pol铆tico corrupto de arriba abajo como el que ha instalado el PP desde 2011 no hay nada que no est茅 afectado por la corrupci贸n. Solo alguien tan inepto como Rajoy puede decir en estas circunstancias que le gustar铆a ser recordado como una persona honesta. El m谩ximo responsable y presunto beneficiario de este desastre quiere que el futuro le confiera lo que el presente no le da, honestidad. Es una petici贸n absurda por parte de quien ha cobrado sobresueldos en B siendo ministro y quien tiene a su padre atendido con cargo a fondos p煤blicos que niega otros con igual o mayor derecho. Y, si no se la da el presente con todo lo que paga (siempre con el dinero ajeno, del que dispone como propio), menos se la dar谩 el futuro.
Espa帽a vive una crisis constitucional y otra pol铆tica y moral. Mal momento, desde luego. De la hondura de la primera da idea el desconcierto de los partidos din谩sticos espa帽oles. Forman una unidad frente al independentismo catal谩n, pero no a cualquier precio. Tanto PSOE como PNV ponen l铆mites a la discrecionalidad del gobierno. Nada de suspensi贸n de autonom铆a y ojo con las medidas represivas. El independentismo ha ganado lo que se llama la “batalla del relato” y ahora solo queda por ver hasta d贸nde llevar谩n sus prop贸sitos aquel por un lado y el nacionalismo espa帽ol por el otro.
En parte esta crisis se alimenta de la otra, la pol铆tica y moral. Entre los numerosos ceses de cargos por causas de corrupci贸n, muy pocos se han debido a dimisiones voluntarias. Creo que ninguno, aunque puede haberse dado alg煤n caso. La piel (esa que todos dicen que van a dejarse en su tarea) de los cargos del PP es de paquidermo. Solo dimiten cuando ya est谩n en los tribunales. Mientras tanto, presunci贸n de inocencia y, despu茅s, indulto.
Eso es lo que hay y lo que la gente ve y a lo que acaba acostumbr谩ndose. En mitad de un esc谩ndalo de corrupci贸n y con acusaciones concretas, el PP lograba mayor铆as en la Comunidad de Valencia. La opini贸n p煤blica, resignada, pr谩cticamente anestesiada, ha tardado m谩s de diez a帽os en comprender que la corrupci贸n es el c谩ncer de la democracia y en darle la importancia que tiene.
La cloaca es el propio Estado, administrado por unaa banda civil y religiosa de presuntos delincuentes y, cuanto m谩s se oculte, m谩s se tardar谩 en ponerle remedio. Si lo tiene.
Desde luego, Villarejo no ha ido a la tele a la fuerza, sino voluntariamente. Es verdad que se trata de una voluntariedad relativa pues el hombre no ten铆a opci贸n real: la tele (Salvados) o nada. Es lo que los especialistas en teor铆a de decisiones conocen como “elecci贸n de Hobson”. Por supuesto, podr铆a haber decidido seguir en silencio, pero justamente esa no era una opci贸n porque lo quiere nuestro hombre ahora es hablar. Cosa que cree le conviene porque est谩 atacado por muchos flancos. Y se defiende contraatacando, vieja t谩ctica. Y tan vieja, pues la aplica a asuntos del franquismo, recordando que fue polic铆a de la siniestra BPS. En lo m谩s reciente empieza hace m谩s de treinta a帽os (el juez Garaz贸n) y llega a ahora mismo (la doctora Pinto), pasando por todas las etapas intermedias (los Pujol, el Rey y su amiga, el CNI, B谩rcenas y hasta el Yak42), sin dejar t铆tere con cabeza, excepto la suya, siempre tocada con una gorra de chulapo.
Antes de seguir, un breve apunte. Fue Garz贸n, si no recuerdo mal, quien introdujo en Espa帽a la figura de los “arrepentidos” por su utilidad en la instrucci贸n penal. Estos ven铆an de los pentiti italianos que testificaban contra la Mafia. Primero se emplearon en los procesos de narcotr谩fico y de ah铆 pasaron a ser requeridos en otros delitos con connotaciones pol铆ticas, singularmente los GAL. Aqu铆 ya pudieron aparecer otras motivaciones en el “arrepentimiento” que la sola de aligerar la pena. Dada la relevancia medi谩tica que alcanzaban (caso del polic铆a Amedo) otros procesados buscaron por su cuenta acceso a los medios (caso Sancrist贸bal) para as铆 influir en el proceso en su favor. El arrepentimiento ya no contaba. Se trataba de exonerarse acusando a los de arriba sin pruebas.
Eso es lo que ha hecho este pintoresco personaje que tanto recuerda a otro, Paesa, del que el mundo apenas tiene noticia, a pesar de haber sido decisivo en el famoso caso Rold谩n, de ins贸lita memoria. El hombre comparece ante el pueblo y cuenta su historia, obviamente porque le interesa y como le interesa. Reparte estopa a granel, a Margarita Robles, a Cosid贸, al exRey, a su amiga, a su enemigo el jefe del CNI. Hace eso que se llama “tirar de la manta” en varios asuntos, como el Yak42, los Pujol. Y todo apoyado rigurosamente en ninguna prueba. Por lo cual el auditorio puede pensar que dice verdad o un conjunto de patra帽as o ambas cosas a la vez, como suele suceder.
Pero algo trae este programa: mayor confusi贸n aun en un paisaje deprimente de corrupci贸n generalizada en el que pululan comisarios, subcomisarios, polic铆as, detectives, esp铆as, delincuentes, de los que salen informes falsos, presuntamente ordenados por responsables pol铆ticos que despliegan una maquinaria de guerra sucia contra sus adversarios y financiada con dineros p煤blicos. Cosa de inter茅s, dado que muchos de esos responsables y los funcionarios a sus 贸rdenes y, desde luego, los polic铆as en cuesti贸n, no tienen nada clara la distinci贸n entre el erario y su bolsillo.
Todo lo que los gobiernos de Rajoy han hecho es, por lo menos, ilegal. Empezando por su triunfo en unas elecciones a las que el PP concurri贸, como al parecer hac铆a siempre, con financiaci贸n ilegal. Y continuando con sus gestiones posteriores, todas al rebufo de una oleada de saqueo, expolio y corrupci贸n que tienen al propio partido imputado como sujeto jur铆dico en un proceso penal, as铆 como 900 cargos a t铆tulo personal y al presidente del gobierno citado a declarar en el mismo proceso de corrupci贸n del partido que tambi茅n preside.
Las declaraciones de Villarejo (las que sean verdad y las que sean mentira), son como una piedra lanzada a la ci茅naga de la pol铆tica espa帽ola. Algo se remover谩 y soltar谩 vapores f茅tidos, pero la ci茅naga la engullir谩. Es muy ancha y densa y no hay nada a salvo: el gobierno, el parlamento y el poder judicial. Los 煤ltimos nombramientos en la Audiencia Nacional hieden. De los medios no hablemos. Los hay literalmente a sueldo de los poderosos que muchas veces son delincuentes.
Por ejemplo, Ignacio Gonz谩lez ten铆a 250 tuiteros pagados con fondos p煤blicos y dedicados a embellecer su imagen y cargar contra la de los adversarios. Acumular datos de este tipo es facil铆simo. Est谩n en las portadas de todos los peri贸dicos. Y ahora con m谩s asiduidad y morbo porque se a帽aden las informaciones de Villarejo que no es precisamente Julian Assange.
Pero no sirve de nada para aclarar la imagen general. Al contrario, la hacen m谩s enmara帽ada y confusa. En un sistema pol铆tico corrupto de arriba abajo como el que ha instalado el PP desde 2011 no hay nada que no est茅 afectado por la corrupci贸n. Solo alguien tan inepto como Rajoy puede decir en estas circunstancias que le gustar铆a ser recordado como una persona honesta. El m谩ximo responsable y presunto beneficiario de este desastre quiere que el futuro le confiera lo que el presente no le da, honestidad. Es una petici贸n absurda por parte de quien ha cobrado sobresueldos en B siendo ministro y quien tiene a su padre atendido con cargo a fondos p煤blicos que niega otros con igual o mayor derecho. Y, si no se la da el presente con todo lo que paga (siempre con el dinero ajeno, del que dispone como propio), menos se la dar谩 el futuro.
Espa帽a vive una crisis constitucional y otra pol铆tica y moral. Mal momento, desde luego. De la hondura de la primera da idea el desconcierto de los partidos din谩sticos espa帽oles. Forman una unidad frente al independentismo catal谩n, pero no a cualquier precio. Tanto PSOE como PNV ponen l铆mites a la discrecionalidad del gobierno. Nada de suspensi贸n de autonom铆a y ojo con las medidas represivas. El independentismo ha ganado lo que se llama la “batalla del relato” y ahora solo queda por ver hasta d贸nde llevar谩n sus prop贸sitos aquel por un lado y el nacionalismo espa帽ol por el otro.
En parte esta crisis se alimenta de la otra, la pol铆tica y moral. Entre los numerosos ceses de cargos por causas de corrupci贸n, muy pocos se han debido a dimisiones voluntarias. Creo que ninguno, aunque puede haberse dado alg煤n caso. La piel (esa que todos dicen que van a dejarse en su tarea) de los cargos del PP es de paquidermo. Solo dimiten cuando ya est谩n en los tribunales. Mientras tanto, presunci贸n de inocencia y, despu茅s, indulto.
Eso es lo que hay y lo que la gente ve y a lo que acaba acostumbr谩ndose. En mitad de un esc谩ndalo de corrupci贸n y con acusaciones concretas, el PP lograba mayor铆as en la Comunidad de Valencia. La opini贸n p煤blica, resignada, pr谩cticamente anestesiada, ha tardado m谩s de diez a帽os en comprender que la corrupci贸n es el c谩ncer de la democracia y en darle la importancia que tiene.
La cloaca es el propio Estado, administrado por unaa banda civil y religiosa de presuntos delincuentes y, cuanto m谩s se oculte, m谩s se tardar谩 en ponerle remedio. Si lo tiene.