OPINIÓN de Joan del Alcàzar. - Hacer balance de la semana política implica que la rabia aparezca con fuerza. La rabia y su hermana la ira son dos sensaciones, dos emociones muy frecuentes últimamente por estas tierras. Por lo menos entre aquellos que se sienten golpeados por las políticas del Partido Popular, estafados por su relación sistémica con la corrupción y desconcertados porque pese a todo, particularmente pese a su impericia en problemas de gran calado y más allá de la torpeza vergonzosa de su mandatario, esa formación política todavía se mantiene al frente del Gobierno en Madrid tras superar la moción de censura.