OPINIÓN de Joan del Alcàzar El curso académico ha sido tan extraordinario como sabemos, y no hay que explicar hasta qué punto ha puesto a la universidad patas arriba. La crisis sanitaria ha provocado en las instituciones académicas unos daños que hoy por hoy es prematuro evaluar. Por un lado, el maldito virus ha acabado con la vida de valiosos compañeros. Por otro, hay que tener cuidado con el traumatismo que han sufrido la docencia, la investigación y su transferencia, así como la capacidad de generar cultura de las instituciones de enseñanza superior. En cuanto a los daños provocados, unos son ya bien tangibles, pero seguramente las peores consecuencias del impacto de la crisis sanitaria sobre el sistema universitario serán más visibles a medio plazo. Lo primero que hay que decir en cuanto al balance del curso que ahora finaliza es que los responsables universitarios han hecho -digámoslo con carácter general- lo mejor que han podido lo mejor que han sabido. No creo que haya qu