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Muere a los 81 años Héctor Negro, uno de los últimos poetas del tango

elmercuriodigital ▫ El poeta y periodista porteño Ismael Héctor Varela, popularmente conocido como Héctor Negro, falleció a los 81 años en Buenos Aires, informan medios locales. En su memoria, la Academia Nacional del Tango emitirá vídeos con su pensamiento sobre el tango y un recitado de sus poemas.





Negro fue miembro de la Academia Nacional del Tango y de la Academia Porteña del Lunfardo; también jurado en muchos concursos vinculados al tango, y disertó sobre el género musical en numerosos países.

El artista, nacido en el barrio porteño de Belgrano, falleció en una clínica producto del deterioro de su salud a raíz de haber sufrido reiterados ACV en el transcurso de este año, según se informó de manera oficial.

Durante su larga trayectoria, Héctor Negro fue reconocido, entre otros premios, con el Prensario, en 1981; el Kónex (1985 y 2005) en Música popular y el Gran Premio SADAIC en 1993.

Sus obras fueron interpretadas por Eladia Blázquez, Rubén Juárez, Julio Lacarra, José Larralde, Opus Cuatro, Osvaldo Piro, Osvaldo Pugliese, Susana Rinaldi y Mercedes Sosa, entre otros.

Por casi 20 años escribió sobre tango y publicó artículos en revistas y periódicos literarios, además de libros de poesía y letras de tango, como “Esta ciudad”; “Un lobo más”; “Responso para un hombre gris” y “Un mundo nuevo”.

Autor de letras como “Café Tortoni” y “Tiempo de tranvías”, miembro de la Academia Nacional del Tango y de la Academia Porteña del Lunfardo, con Negro se fué, quizás, el último gran poeta del tango.

Nacido en Belgrano en marzo de 1934 bajo el nombre de Ismael Héctor Varela, falleció en una clínica porteña tras un progresivo deterioro en su salud y luego de que a principios de este año sufriera un Accidente Cerebro Vascular (ACV).

Hondamente relacionado con la cultura popular y autor de numerosos libros de poesía, entre ellos “Bandoneón de papel” (1957), “Para cantarle a mi gente”, “Ciudad de los flacos aires” y “Gorrión del mundo” (2005), Negro fue también periodista entre 1981 y 2000.

Poeta de profunda sensibilidad y afinada expresión, formó parte, junto a Horacio Ferrer y Eladia Blázquez, de la plana mayor de la cancionística porteña. Le supo escribir a Gardel, a Julio Sosa, a las milongas de barrio y a los mitos atesorados entre las mesas del café Tortoni.



Héctor Negro. Por José Gobello
Es uno de los más importantes poetas de su generación y de los pocos en cuyas obras el ingrediente ideológico no adultera a la poesía.
Negro fundó, en 1955, el Grupo de Poesía El Pan Duro; ha publicado los poemarios Bandoneón de papel (1957), Luz de todos (1965) y Para cantarle a mi gente (1971) y colabora asiduamente en periódicos y revistas literarias.
La obra tanguística de Negro comprende gran número de títulos, entre ellos “Esta ciudad” (música de Osvaldo Avena), que obtuvo, en 1967, el primer premio del concurso de música ciudadana abierto por la empresa Odol. “Un lobo más”, corresponde a la pieza escénica Tres días con gerente, de Julio César Silvain, presentada por el Teatro Impulso en 1966 (fue cantado allí por Benigno Matos, actor de ese elenco teatral). A la misma pieza pertenecen otros dos tangos de Negro y Avena: “Responso para un hombre gris” y “Un mundo nuevo”.
«Negro le da chanta, a veces, a mis argumentos sobre la incompatibilidad del tango y la poesía y sobre la simbiosis letra-música. Pienso que cuando se puede escribir la letra de la “Milonga para el domingo”, o ensayar el mesurado surrealismo de “Trasnochero”, o formular la profesión de fe de “Es cuestión de creer” o lanzar la plataforma electoral —la única que vale, la que le proponernos a nuestra propia vida— de “Quiero elegir mi vida”, hay derecho a emancipar esas cosas de la tutela del pentagrama y mandarlas a defenderse solas por allí, porque no volverán a pasar por la puerta que se abre con la yuga de sol sin su propia cosecha de laureles». (palabras de José Gobello al presentar Para cantarle a mi gente, en noviembre de 1971).
Con el tiempo, el poeta ha enriquecido su sensibilidad y afinado su expresión. Junto a Horacio Ferrer y Eladia Blázquez compone la plana mayor de la cancionística porteña en los umbrales del nuevo siglo.
Otras letras destacables letras de su autoría son: “Viejo Tortoni”, fue estrenada por Osvaldo Arana en la bodega del Café Tortoni en diciembre de 1979. Tiene varios registros fonográficos, entre ellos el de Susana Rinaldi, el de Eladia Blázquez y el de Rubén Juárez; “Bien de abajo” es anterior, de 1967. Ese año lo estrenó y grabó la orquesta de Osvaldo Pugliese con su cantor Abel Córdoba; “Esta ciudad”, es del mismo año, cuando, cantado por Reynaldo Martín, obtuvo el Primer Premio de Música Ciudadana en el Festival Odol de la Canción. Ostenta varios registros fonográficos, entre ellos el de Osvaldo Pugliese con el cantor Jorge Maciel y el muy grato de Walter Yonsky. Finalmente, el difundidísimo “Tiempo de tranvías” que data de 1979 y entre otras grabaciones se benefició con la de Rubén Juárez y la de Osvaldo Pugliese, nuevamente con Abel Córdoba.
Los versos que Héctor Negro ha escrito y continúa escribiendo para el tango, por mucho que el autor adopte una modesta actitud de letrista, muestran siempre la fina hilaza del poeta.
Publicado en Tangos, letras y letristas, tomos 1 y 5, Editorial Plus Ultra, Buenos Aires 1994.
Nota de la dirección: Sacri Delfino y Alejandro Szwarcman le dedicaron un tango al amigo Héctor Negro, titulado: “Tango en Negro”.






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