Personal investigador de la Universidad de Cádiz, en colaboración con especialistas de la Western Sydney University, ha llevado a cabo un estudio a través del cuál se ha podio demostrar cómo los ciclos de nutrientes del suelo –movimiento e intercambio de materia orgánica e inorgánica que se realiza para volver a producir materia viva– pueden desincronizarse rápidamente en respuesta a un incremento del CO2 atmosférico, pese a no existir cambios grandes en la disponibilidad de dichos nutrientes.