OPINIÓN de Esther Vivas .- Los chupa chups kojaks, las piruletas de corazón, las gominolas de mora, los pica pica Fresquitos, los lolipop… acompañaron a muchos de mi generación de pequeños al salir de clase, yo en cambio me quedé con los sugus y los palotes. Ayer, cuando Fiesta anunciaba el cierre de la compañía, y la continuidad de sus golosinas quedaba en el aire, algunos hicieron un flashback a su infancia. A mi, sin embargo, los kojaks, su producto estrella, nunca me dijeron gran cosa, a pesar de que en mi adolescencia las “chuches”, y en concreto las de Fiesta, eran monotema familiar. Mis padres durante más de veinte años trabajaron en la empresa. Con la crisis de los 80, tuvieron que cerrar el puesto de huevos en el Mercado Central de Sabadell y dejar de repartirlos a comercios varios, poniendo punto y final al negocio familiar que había empezado mi abuelo, siendo uno de los primeros repartidores de huevos de la ciudad. Así, lo recordaba él con orgullo. El trabajo en Fiesta, co