OPINIÓN de Joan del Alcàzar.- Rajoy no podía soñar que los soberanistas le hicieran tan gran regalo cuando estaba agonizando. A menos de dos meses de las elecciones al Parlamento de Madrid, con un Partido Popular enfangado en la corrupción sistémica que lo aproxima mucho a una organización delictiva, y con una realidad económica que la ciudadanía no puede conciliar con el discurso triunfalista de los popularistas, el presidente del gobierno español ha recibido un pase de gol o, si se prefiere, un bocatto di cardinale, desde Cataluña. Las dos metáforas son de Enric Juliana, y funcionan perfectamente para describir lo que ha ocurrido en el Parlamento catalán. Con las alegrías de la señora Forcadell y la declaración apoyada por Junts pel Sí y la Candidatura d’Unitat Popular el programa electoral del PP ya ha quedado cerrado y redondeado, y puede resumirse así: "Por la Unidad de España, de los mucho españoles unidos, muy españoles". La unidad de España, ―que hay días que arranca