OPINIÓN de Jorge Majfud. - En el Foro Social de Porto Alegre de 2005 Eduardo Galeano recordó la respuesta que alguna vez dio su amigo Fernando Birri a la pregunta ¿Para qué sirve la utopía? “Yo sé que ella está en el horizonte”, contestó Birri. “Cada vez que doy un paso ella se aleja un paso… ¿Para qué sirve entonces, entonces? Sirve para eso, para caminar. José Saramago no estuvo de acuerdo: “las utopías no sirven para nada; lo que ha transformado al mundo fue la necesidad”. Ésta, entiendo, es una respuesta que intenta ser pragmática pero refleja no solo la frustración de los intelectuales de izquierda desde los ochenta sino también un pensamiento muy anterior que data del siglo XIX: el pensamiento marxista según el cual la base material es la que dicta sus leyes a la superestructura, es decir, las necesidades materiales y los sistemas de producción sobre la ética, la educación, la religión, el arte, etc. Afirmar que algo como una idea (una utopía) desde la superestructura es capaz