Jorge Zavaleta Alegre.- Una de las bondades de Finlandia es su intensa vocación por la cultura. Es una población de grandes lectores de libros y publicaciones muy diversas, que el mundo reconoce por la calidad de sus bibliotecas. Similar vocación trasciende en la música y la poesía. Mientras en Latinoamérica, por lo general, los teatros nacionales son edificios monumentales y costosos, el de Helsinki siempre concurrido, es más pequeño y austero que el de Lima, por citar solo uno. Finlandia, además dispone de un gran número de salas pequeñas, ocupadas por gente de todas las edades, y al alcance del bolsillo popular, porque, además, el Estado no tiene ningún prejuicio ni reparo en subsidiar la cultura en sus diversas manifestaciones.