OPINIÓN de Mauricio Castaño H ., Colombia- Ocurrió el debate esperado en el recinto del Congreso colombiano. El tema fue la relación del narcotráfico y el paramilitarismo encarnado en el polémico personaje de la vida política el ex presidente y el hoy senador Álvaro Uribe Vélez. Las pruebas aportadas dicen de aquella relación macabra y expresión de la violencia en Colombia que en el reciente episodio ha dejado más de cuatro millones de víctimas, la mayoría campesinos, líderes populares y de izquierda. Sus pecados fueron pensar distinto a un pensamiento de ultraderecha que condena de izquierdista, de terrorista a estas personas que se atreven a disputar concepciones de poder, por soñar con sociedades más justas, con la distribución del ingreso de una manera tal que se comparta las riquezas del país, garantizar los derechos económicos, sociales, políticos y existenciales de todo viviente humano. Estos lados opuestos expresan fieras y extremas ideologías dispuestas a batirse a muerte. Lo