OPINI脫N de Mauricio Casta帽o H., Colombia- Ocurri贸 el debate esperado en el recinto del Congreso colombiano. El tema fue la relaci贸n del narcotr谩fico y el paramilitarismo encarnado en el pol茅mico personaje de la vida pol铆tica el ex presidente y el hoy senador 脕lvaro Uribe V茅lez. Las pruebas aportadas dicen de aquella relaci贸n macabra y expresi贸n de la violencia en Colombia que en el reciente episodio ha dejado m谩s de cuatro millones de v铆ctimas, la mayor铆a campesinos, l铆deres populares y de izquierda. Sus pecados fueron pensar distinto a un pensamiento de ultraderecha que condena de izquierdista, de terrorista a estas personas que se atreven a disputar concepciones de poder, por so帽ar con sociedades m谩s justas, con la distribuci贸n del ingreso de una manera tal que se comparta las riquezas del pa铆s, garantizar los derechos econ贸micos, sociales, pol铆ticos y existenciales de todo viviente humano.
Estos lados opuestos expresan fieras y extremas ideolog铆as dispuestas a batirse a muerte. Los derechistas e izquierdistas han librado sus batallas, sus soportes ideol贸gicos fundan o fundamentan doctrinas o dogmas que validan el asesinato de su contrincante, facilita la muerte quit谩ndole la condici贸n de humano y rebaj谩ndolo a insignificante animal, en fin cualquier cosa que puede eliminarse sin remordimientos y resulta m谩s provechoso para que no estorbe ni se interponga en las que se creen son verdaderas vidas humanas. Los bandos rebajan la condici贸n humana para habilitar la muerte, el asesinato. Es su fundamento, han sido las famosas doctrinas de seguridad nacional o c贸digos de guerra que han cimentado los Estados o grupos para ejercer la violencia, para provocar la muerte o dejar vivir.
Cuando se mata, el asesino celebra un triunfo, a la vez que le gan贸 una partida a la muerte, tambi茅n libr贸 a sus semejantes de una persona considerada bestia o animal que ten铆a mucha capacidad de hacer da帽o. P贸ngasele atenci贸n a cualquier asesino y tendr谩 razones de sobra que justifican sus cr铆menes. A los seres humanos los mueven las convicciones cualquiera que ellas sean, y son precisamente estas las llamadas razones de Estado o como quieran llamarse, a las que en un momento determinado se acuden para hacer borr贸n y cuenta nueva, detener los ba帽os de sangre, desactivar el odio que colman a esos seres dogm谩ticos. Se habla en la sociedad y en las v铆ctimas, despu茅s de cesar un conflicto, en primer lugar de conocer la verdad, los detalles en que murieron los seres, porqu茅 los mataron, d贸nde fueron a parar o d贸nde fueron enterrados, despu茅s de esta develaci贸n dolorosa, la v铆ctima pide reparaci贸n, algo de justicia para que sobrevenga el perd贸n, despu茅s vienen t茅cnicas sociales de c贸mo cerrar el c铆rculo de la violencia, los t茅rminos usuales son hacer memoria, hacer recordaci贸n de la crueldad para que la sociedad aprenda y tenga presente que no puede volver a pasar la mortandad, la crueldad humana, finalmente garant铆as de no repetici贸n.
Estos procedimientos de desactivaci贸n, de reversi贸n del odio, han sido procesos sociales que en la historia han sido posibles mediante t茅cnicas m铆ticas de canalizar estas fuerzas, esta capacidad de hacer tanto da帽o y causar la muerte mediante sacrificios de animales, muchas veces personificados que se ofrendan a las dioses y de esta manera se canaliza y cesa el asesinato. Famosa es la expresi贸n b铆blica que dice quien est茅 libre de pecado que tire la primera piedra, deteniendo la muchedumbre que quer铆a linchar a un supuesto culpable. Son procesos inconscientes complejos que de cierta manera forcejean con la racionalidad moderna que el engre铆do hombre los desprecia creyendo sobreponerlos.
La soberbia humana es gran barrera que impide abandonar yerros, por eso se habla de dosis de humildad, en reconocer da帽os que amenazan la vida, que nos someten a desangres constantes. Es dif铆cil revertir el odio en tolerancia, en aceptar la justeza humana, m谩xime cuando se tiene una sociedad que acepta los caminos f谩ciles del asesinato, su indiferencia le caracteriza, le llaman tambi茅n embotamiento de la consciencia, no importa el dolor y la desgracia ajena, pasan por encima de ellas, y esto es abono para los mercenarios de la guerra que avivan la fiesta de la guerra, y crey茅ndose libres de pecado, tiran la primera piedra.
Estos lados opuestos expresan fieras y extremas ideolog铆as dispuestas a batirse a muerte. Los derechistas e izquierdistas han librado sus batallas, sus soportes ideol贸gicos fundan o fundamentan doctrinas o dogmas que validan el asesinato de su contrincante, facilita la muerte quit谩ndole la condici贸n de humano y rebaj谩ndolo a insignificante animal, en fin cualquier cosa que puede eliminarse sin remordimientos y resulta m谩s provechoso para que no estorbe ni se interponga en las que se creen son verdaderas vidas humanas. Los bandos rebajan la condici贸n humana para habilitar la muerte, el asesinato. Es su fundamento, han sido las famosas doctrinas de seguridad nacional o c贸digos de guerra que han cimentado los Estados o grupos para ejercer la violencia, para provocar la muerte o dejar vivir.
Cuando se mata, el asesino celebra un triunfo, a la vez que le gan贸 una partida a la muerte, tambi茅n libr贸 a sus semejantes de una persona considerada bestia o animal que ten铆a mucha capacidad de hacer da帽o. P贸ngasele atenci贸n a cualquier asesino y tendr谩 razones de sobra que justifican sus cr铆menes. A los seres humanos los mueven las convicciones cualquiera que ellas sean, y son precisamente estas las llamadas razones de Estado o como quieran llamarse, a las que en un momento determinado se acuden para hacer borr贸n y cuenta nueva, detener los ba帽os de sangre, desactivar el odio que colman a esos seres dogm谩ticos. Se habla en la sociedad y en las v铆ctimas, despu茅s de cesar un conflicto, en primer lugar de conocer la verdad, los detalles en que murieron los seres, porqu茅 los mataron, d贸nde fueron a parar o d贸nde fueron enterrados, despu茅s de esta develaci贸n dolorosa, la v铆ctima pide reparaci贸n, algo de justicia para que sobrevenga el perd贸n, despu茅s vienen t茅cnicas sociales de c贸mo cerrar el c铆rculo de la violencia, los t茅rminos usuales son hacer memoria, hacer recordaci贸n de la crueldad para que la sociedad aprenda y tenga presente que no puede volver a pasar la mortandad, la crueldad humana, finalmente garant铆as de no repetici贸n.
Estos procedimientos de desactivaci贸n, de reversi贸n del odio, han sido procesos sociales que en la historia han sido posibles mediante t茅cnicas m铆ticas de canalizar estas fuerzas, esta capacidad de hacer tanto da帽o y causar la muerte mediante sacrificios de animales, muchas veces personificados que se ofrendan a las dioses y de esta manera se canaliza y cesa el asesinato. Famosa es la expresi贸n b铆blica que dice quien est茅 libre de pecado que tire la primera piedra, deteniendo la muchedumbre que quer铆a linchar a un supuesto culpable. Son procesos inconscientes complejos que de cierta manera forcejean con la racionalidad moderna que el engre铆do hombre los desprecia creyendo sobreponerlos.
La soberbia humana es gran barrera que impide abandonar yerros, por eso se habla de dosis de humildad, en reconocer da帽os que amenazan la vida, que nos someten a desangres constantes. Es dif铆cil revertir el odio en tolerancia, en aceptar la justeza humana, m谩xime cuando se tiene una sociedad que acepta los caminos f谩ciles del asesinato, su indiferencia le caracteriza, le llaman tambi茅n embotamiento de la consciencia, no importa el dolor y la desgracia ajena, pasan por encima de ellas, y esto es abono para los mercenarios de la guerra que avivan la fiesta de la guerra, y crey茅ndose libres de pecado, tiran la primera piedra.