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Tejer Verdades

OPINI脫N de Mauricio Casta帽o H., Colombia.-  La paz y la verdad ocupan a Colombia. El anhelo es poner punto final al conflicto de medio siglo con los grupos de izquierda. La tem谩tica est谩 al orden del d铆a y refiere la conocida ecuaci贸n verdad, justicia, reparaci贸n, memoria, garant铆as de no repetici贸n y el incorporal perd贸n. Es un complejo cultural, una historia referida a la especie humana, que llora, r铆e, odia, miente, tiene angustias; y en ese ir y venir, vive las tensiones reflejadas en lo peor de la condici贸n humana: deseo y capacidad de hacer da帽o a un otro a quien considere enemigo, a quien desprecio y a quien ejerzo implacable maldad, pero en la convicci贸n de estar haciendo justicia, actuaciones debidas avaladas, no lo olvidemos, por la cultura que promulgamos y los dioses comodines que ofrendamos.

El frenar, el parar el da帽o es fruto de las tensiones y la lejan铆a de la victoria de un grupo sobre otro, la guerra fatiga y su descanso se encuentra en la mesa de las conversaciones. Echamos mano de la raz贸n occidental que heredamos para que haga sus buenos oficios, antes cumplida por los rituales m铆ticos que mediantes sacrificios ofrendados a las divinidades paraban matanzas, plenas carnicer铆as humanas.

En la tradici贸n cultural occidental a煤n predomina el culto por la b煤squeda de una Verdad Absoluta, con may煤sculas iniciales, su existencia est谩 por fuera de cualquier experiencia humana, se tiene la idea que proviene de lo exterior, atribuibles a seres especiales, a dioses. Pero si bien la b煤squeda se orienta por fuera de la esencia humana (trasciende, trascendencia), los dioses a los que se acuden son comodines, se acomodan a los caprichos humanos, son deidades hechos a la medida humana.

En todo caso, 茅sta b煤squeda desconoce la realidad que somos, nuestra cultura, nuestro piso biol贸gico de la agresi贸n en especial cuando nos sentimos amenazados en la integridad f铆sica o en el territorio que ocupamos. Desconocemos al ser viviente que a su paso teje su propia historia llena de alegr铆as y desgracias, es decir, humana, su acontecer no est谩 afuera, est谩 dentro de s铆, es inmanente. Un ejemplo, la historia de violencia reciente en Colombia los criminales de la ultraderecha no eran y no son clandestinos en las comunidades donde patrullan, a plena luz del d铆a, sin ninguna m谩scara que ocultare su barbarie, salen a la vida p煤blica con la complacencia de las comunidades, unas porque compart铆an los m茅todos y los pensamientos fascistas de exterminio hacia los movimientos de izquierda, otros sedados, doblegados por el miedo ancestral a los que han sido sometidos por la bota militar, por el guante de hierro de la ultraderecha.

En la b煤squeda humana la justicia media, balancea, sopesa y dictamina, sentencia. Un proceso de valoraciones de verdad pertenecientes a una cultura dominante. La versi贸n de la historia suele ser la de los que se montan en el tren de la victoria, de los ganadores, los vencidos ocupan el lugar de los malos de la pel铆cula. La justicia siempre se balancear谩 para uno de dos lados, el equilibrio no existe. Existe justicia garantista para criminales y para v铆ctimas, en Colombia sucedi贸 con la entrega de los grupos de ultraderecha llamados paramilitares, la doctrina jur铆dica se inclinaba a garantizar los derechos de los asesinos desmovilizados, mientras que al otro lado de la balanza estaban los funcionarios jur铆dicos que defend铆an a las v铆ctimas de aquellos.

Tiene tanto derecho el victimario como la v铆ctima, el malo se arrepiente y promete no seguir haciendo da帽o a cambio de unos beneficios, a cambio de que la condena no sea tan dura, a tal punto que le resulte buen negocio dejar las armas para incorporarse a la sociedad, en el caso de Colombia los paramilitares se dedicaron a incrementar fortuna por medio de los negocios il铆citos, alejando a quienes se interpusieron o estorbaran: asesinaban campesinos para usurparles sus tierras, masacraban poblaciones para doblegar a otras mediante el terror que se expand铆a como una gota de rojo intenso que ti帽e por completo el agua cristalina.

La verdad se construye, se teje con los valores dados en una sociedad en un tiempo y en un lugar determinado. Son los pueblos quienes van construyen su propia historia por esos senderos llenos de espinas, la propia condici贸n humana con la capacidad de aflorar lo m谩s bello pero tambi茅n lo peor. Para no olvidar el contexto econ贸mico que nos rodea, en el que impera sacar el mayor provecho sin importar a qu茅 precio, una de sus consignas reza S谩lvese quien pueda. La paz no es un evento, no es un decreto, la voluntad ayuda, pero en la cultura es donde se desteje el alojamiento criminal y se inicia un nuevo tejido de bondad, as铆 se construyen verdades provisionales que nos fortifican.





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