OPINIÓN de Ollantay Itzamná El fundador de Sendero Luminoso falleció en una cárcel de máxima seguridad peruana Abimael Guzmán Reynoso, de 86 años de edad, fundador y dirigente principal de Sedero Luminoso (SL), falleció el 11 de septiembre reciente, en la Base Naval del Callao, Perú, mientras purgaba la pena de cadena perpetua. El suceso activó nuevamente el morbo nacional e internacional sobre la “peligrosidad” de Guzmán, esta vez, centrado en su cadáver. El Estado y la sociedad peruana debatieron, por cerca de una semana, sobre el destino del putrefacto cadáver, mientras el país entero languidece por pandemias como el COVID19, el hambre, la corrupción… En la razón jurídica básica de cualquier país con mediana civilidad, “la pena del reo fenece con su muerte, y los restos mortales de éste ya no son asunto de Estado”. Pero, en el bicentenario Perú, Abimael Guzmán, incluso con su cadáver puso en vilo al país y al Estado, obligándole a éste a sancionar/promulgar una Ley especial para “d