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Mostrando las entradas etiquetadas como RAFAEL FERNANDO NAVARRO

¿Valió la pena?

OPINIÓN de Rafael Fernando Navarro .- Cuando el ayer se te clava en los ijares, surge espontánea la pregunta: Valió la pena? Porque fue lucha, porque se hizo añicos el alma, porque sigue escociendo la llaga. Astillas fue la vida para muchos. Le golpearon la nuca contra el amanecer en un amanecer cualquiera de una madrugada cualquiera. Y se quedó para siempre junto a la tapia del cementerio, pero sin tumba, sin derecho a colocar su muerte horizontal llena de besos de madre, de novia virgen con muslos sin caricias, con amigos con colilla de un “ideal” amarillo en la triste comisura de los labios. Sin la muerte boca arriba para descansar el inmenso cansancio de su vida ¿Valió la pena?  Reventona se hizo la democracia. Cuelgamuros de espaldas republicanas, de piedras con musgo de sudores negros, dolores atravesados en la cruz de de un crucificado de derechas, con un dios patriotero, con un cristo camisa azul y yugo, virgen de piedra amiga de Pilar Primo de Rivera-sección femenina. R

La embestida episcopal

OPINIÓN de Rafael Fernando Navarro .- Prohibido vivir. Las dictaduras son así. Prohíben la libertad de expresión, de conducta, de reunión, de pensamiento. Prohíben vivir. Durante las dictaduras se dura porque el tiempo se hace costumbre. La muerte llega como un sobresalto que no arrastra vivencias porque nadie tiene vivencias bajo una bota brillante con hebillas de acero. Durante la dictadura militar de cuarenta años, España sufrió un dictadura superpuesta, adherida a los riñones de tricornios y fajines, la de la Iglesia. Se clavaban las mitras imponiendo conductas morales, dictando mandamientos, encarnando normas salvaguardadas por el poder civil. La Jerarquía prostituida levantaba el brazo fascista e inspiraba los principios del movimiento, la valía pisoteada de la mujer, el sexo como norma definitoria de la vida y la unívoca verdad poseída, administrada y obligada como camino hacia una salvación que pasaba por la idolatría hacia un general sanguinario, albergando sus crímenes baj

Hambre abajo

OPINIÓN de Rafael Fernando Navarro .- Estamos yendo demasiado lejos. Quizás hacia ninguna parte. Porque hay un empeño en destruir el camino, en sembrarlo de fronteras para que crezcan muros divisorios que dejen patentes quién es y quién no fundado en el tener o no tener. La historia es la triste historia de la prevalencia del tener sobre el ser. Hay que lograr que el subsistir domine sobre el existir, el poseer sobre el sustentarse a sí mismo, la evidencia sobre el misterio, el desarrollo de las cosas sobre la aventura de caminar hacia la propia grandeza. La historia es la triste historia de no atreverse a ser humanidad y postergarla a un más allá que las religiones han tratado de convertir en ideal, en meta de consuelo para desalojar de este mundo a los pobres y entregarlo a los poderosos. Los humildes, los que lloran, los perseguidos conseguirán la felicidad en un cielo posterior a la muerte, mientras que la opulencia, la comida, el agua pertenecen a unos potentados que lavan

¿Hacia dónde?

OPINIÓN de Rafael Fenando Navarro .- Lo proponían como norma de vida los ascetas clásicos. Debemos reflexionar con frecuencia de dónde venimos, dónde estamos y hacia dónde vamos. Hemos perdido la brújula y la desorientación nos mastica la sangre. Hemos perdido el rumbo. Nos han robado la brújula. Ya no hay puntos cardinales. El mundo está crucificado en el aire, en el vacío, en el hueco sin sentido del precipicio. Nos han segado la alegría, la esperanza, el futuro. Desnudos de existencia humana vamos. Al aire los besos, la ternura, los abrazos, los genitales del alma. Sin nada puesto. Sólo el frío de un invierno interior y para siempre. Procrear para qué si no queda sitio para un mañana de ilusión. Para qué los poetas. Para qué ahondar en el misterio que somos si sólo somos déficit, tóxico vacío, nausea sartriana, con Camus ahuyentando ratas de peste íntima. Nos queda el asco, sólo el asco, en el estómago interior donde no nos digerimos porque nos han envenenado hasta las penas. Sien

La prótesis

OPINIÓN de Rafael Fernando Navarro .- A España se le ha roto la cadera. La vejez se quiebra con frecuencia. Europa, los mercados, la prima de riesgo, el Ibex no sé cuántos se dejan llevar por densitometrías que revelan debilidades óseas. Sobre la pantalla iluminada se detecta lo que Europa, los mercados, la prima de riesgo, el ibex no sé cuántos quieren que se detecte. Padecemos lo que interesa que padezcamos. Nos tiran por el barranco y después diagnostican las consecuencias deseadas pero poniendo cara de inocencia. Y pedimos auxilio a los torturadores que farisaicamente nos tienden una garra que aprieta hasta el estrangulamiento con apariencias de ayuda. España se ha roto muchas veces según las profecías plañideras de algunos. Lo tuvo claro el profeta Aznar con su corte de populares. Se nos caía el País Vasco y Zapatero se cruzaba de brazos. Y le disparaban prietas las filas. Anda el Lehendakari por no sé qué universidad y se dejó atrás al País Vasco untado de pegamento imedio. Fue

Mi casita de papel

OPINIÓN de Rafael Fernando Navarro .- Para vosotros, sin vivienda, que pedís el techo de una sombra.  ¿Se acuerdan?: qué felices seremos los dos…viviendo en mi casita de papel. Se acabó el ladrillo visto, el cemento oscuro y agresivo, las columnas oxidadas de hierro. Ha triunfado la papiroflexia: escribes un poema, doblas el papel en cuatro, en ocho, en no sé cuántos pliegues y te sale una barquito que dispara versos a las estrellas y palomas que arrullan los claveles y aviones que chorrean jazmines sevillanos. Y con un asesoramiento ministerial de la vivienda construirás una casita de treinta metros cuadrados. Los besos juntos, juntas las caricias y juntas las alegrías. Derecho a una vivienda digna, dice la Constitución. La dignidad no se mide por metros, dice la Ministra. Tiene Vd. razón. La dignidad no ocupa superficie. Es vertical como los cipreses, como los tallos de la luz No me preocupa la dignidad, Ministra. Me preocupan las penas. No hay lugar para ellas en los treinta

Cualquier día es miércoles

OPINIÓN de Rafael Fernando Navarro.-  Cualquier día es miércoles, pero no siempre es catorce de noviembre. Hay quien habla de un antes y un después, quien asegura que es una fecha histórica, quien reivindica su recuerdo para siempre. Pero el tiempo es una memoria blanda y dudaremos dentro de poco si fue el catorce, si era miércoles, si el otoño se hizo primavera, o si era víspera irremediable de un invierno. Pero existió un miércoles, catorce de noviembre de dos mil doce. Los sindicatos, junto a ciento cincuenta organizaciones sociales, habían convocado una huelga a nivel nacional con manifestaciones en todas las ciudades al caer la tarde porque la vida, como la tarde, se nos estaba cayendo. Desde su convocatoria hasta su celebración, las tertulias radiofónicas y televisivas, los artículos de opinión, las editoriales, chorrearon teorías sobre su conveniencia, su posible éxito o fracaso, su oportunidad, su negativa aportación a la economía del país. Los empresario reconocían el

La cama de los obispos

OPINIÓN de Rafael Fernando Navarro .- No deberíamos identificar matrimonio con cama. El matrimonio es una apuesta del amor contra el tiempo. Hasta que la muerte nos separe, es sentirse dueño de la eternidad, perfilarla como un orfebre e instalarla en el salón de la vida para que adorne la entrega mutua. Pero tampoco se contradice con la ruptura de esa eternidad que puede romperse entre las manos al limpiarle el polvo del tiempo, del día a día, de la rutina de la cotidianeidad. No identificar matrimonio con cama significa que el proyecto de unidad supera la división de actuaciones y engloba la existencia como un todo en el que hombro a hombro se va construyendo la vida en el tiempo, hasta que la muerte, no necesariamente física sino circunstancial, separe los miembros de la estatua y nos entregue un exvoto de lo que fue. No identificar matrimonio con cama significa reconocer que el sexo es una plenitud de la convivencia, un goce supremo en el que se incardina el quehacer temporal y cir

¿Quién me presta un camino?

OPINIÓN de Rafael Fernando Navarro .- Me he sentado a la sombra de un magnolio. Quiero apoyar el cansancio, regarlo con agua fresca y pedir con la mano extendida una mano que sienta como yo. Les confieso que estoy desorientado, en el vacío, suspendido por nada, colgado sobre la nada y sin nada de luz para llevarme a la nada que somos. Muchos de ustedes ya tienen canas en la sangre y en el alma. Fueron tiempos con hambre, con sopas de algarrobo y castañas, de mondas de patatas, pero sin patatas. Era lujo el avecrem. Dicen que había cartillas para el aceite, el arroz, el pan. Y se ahorraba el aceite, el arroz y el pan para un estraperlo rentable, miserablemente rentable. Pisoteaba entonces un caudillo a la sombra de un palio, de mitras genuflexas, de halagos de generales para salvar las estrellas, los sables, las polainas. Prohibido pensar, hablar, escribir. Que se vayan a Méjico, Argentina, Venezuela los que quieran ser hordas judeomasónicas. Rápido o disparo. Y disparaba. Lo sabe Lorc

El llanto de España

OPINIÓN de Rafael Fernando Navarro.-  Si las lágrimas son la sangre del alma, como diría Agustín el africano, las lágrimas del rey deben ser azules. Hermoso color para el llanto. Pero hemos comprobado que no lloran los reyes. Son muy machos ellos. “Y un hombre macho no debe llorar” cantaba el tango testicular, tango entrepierna de apareamiento dominante. Juan Carlos primero de España y quinto de ninguna parte, ni siquiera de España lo ha dicho: “A España se la ve bien desde fuera. Desde dentro dan ganas de llorar” Y ahí estamos los que siempre estamos dentro, los que no somos jefes de Arabia Saudí, ni emperadores japoneses, ni indios de turbantes hermosos-corte-inglés-a-medida. Ahí estamos los otros, los españoles habitantes de los barrios pobres de Alemania, de las casas bajitas de Alemania, a los que Merkel vigila como los extorsionadores de las mafias humanas vigilan a los pobres falsamente mutilados de los semáforos, como vigilan los traficantes de carne tierna y joven a sesenta

Ser radical

OPINIÓN de Rafael Fernando Navarro .- Últimamente hay un empeño manifiesto en degradar el término radical cuando a política se refiere. Las manifestaciones que rodean el Congreso, las de funcionarios, docentes, sanitarios, se convierten el “algaradas” de radicales de extrema izquierda y antisistemas. Coinciden en sus farsantes análisis el Presidente y su ministro Wert. Las gentes bienpensantes que permanecen en sus casas tomándose un café de media tarde son por el contrario los buenos españoles alabados por Rajoy porque ellos –se supone que en su totalidad- apoyan los recortes del gobierno, la intromisión de Gallardón en el cuerpo de la mujer, el desprecio de Wert por la ciudadanía, las falsedades de Montoro y De Guindos sobre economía o el deseo vehemente de que se jodan los parados de la niña Fabra. Los desahuciados, los que exigen derechos, una sanidad preventiva y curativa, una docencia que construya futuro, una mano económica para apoyar la vida dolorida de los dependientes, los

Pobreza constitucional

OPINIÓN de Rafael Fernando Navarro .- Llevamos años con el orgullo en la solapa. Nació una Constitución emergiendo de las botas de El Pardo. Habíamos logrado la libertad y ahora apoyábamos el futuro en una Ley que consagraba derechos para siempre –se suponía- inalienables. El país disfrutaba de la serenidad de quien ha llegado a la meta. Atamos los miedos con sogas, les amarramos piedras rocosas y los sumergimos para siempre en un mar olvidado. Pasamos de ser súbditos a sentirnos ciudadanos. Se implantó la dignidad como bandera para hacer camino, para traspasar pirineos fronterizos, para vivir una apertura como la mayoría de las naciones, poniendo al servicio de los ciudadanos todo el bagaje económico, histórico y existencial. Depositario el pueblo de la soberanía, nada ni nadie puede usurpar los derechos sin constituirse en ladrón de la dignidad. Derecho a un trabajo digno, a una vivienda digna, a una atención sanitaria digna, a un respeto digno a nuestros mayores, a un cuidado en dig

Okupa

OPINIÓN de Rafael Fernando Navarro .- Se es un okupa simplemente. Te sueltan en una maternidad cualquiera, empiezas como un gato a cuatro patas y un día te das cuenta de que tienes las espaldas cargadas de soledad. Ya estás en el mundo. Arañas a quien sea por un ratoncillo vivo y disfrutas mordiendo su agonía. Te echas a dormir y piensas que al fin y al cabo es la vida, la lucha por la supervivencia. Y un día se te llenan las ingles de ternura, buscas una gatita blanca y negra, os decís un poema entre caricias y nace un gatito, otro okupa que rueda, que busca un ratoncito hasta que un día las ingles…Y así, a lo mejor en círculo, a lo mejor en línea recta, el tiempo se consuma. Y tú, gatito primigenio, okupa anterior, te mueres de perfil, como un lorca minúsculo, de Fuentevaqueros pequeño, de Granada enamorada. Nos damos tal vez una importancia excesiva. Nos ponemos serios, muy serios, para parecer importantes. Nos llama el Banco cliente 2055648. Te dice el director que no puede aguant

¿Soy demócrata?

OPINIÓN de Rafael Fernando Navarro .- Los españoles somos demócratas de toda la vida. Desde Manuel Fraga hasta mi vecino del quinto envuelto en águilas y fotos de aquel militar bajito que se fue por Cuelgamuros. Ser demócrata es tan fácil como colgarse un escapulario del Carmen y canjearlo por una vida eterna con ángeles que te sirven el café de media tarde.  Algunos tuvimos que aprender la democracia en las afueras de esa España atacada por hordas judeomasónicas. Supimos que el otro era un compañero y nunca un confidente político-social. Tardamos en asimilar que se podía pensar, leer a Sartre y a Camus sin que te descerrajaran la vida por la espalda. Treinta y tantos años desde entonces. Desde los brazaletes de luto los hombres y las mujeres mantilla o pañuelos de pueblo triste. Treinta y tantos años desde entonces, cuando se hizo libertad la alegría y futuro-esperanza un pasado gris plomizo. Ya estamos aquí. Con la democracia entre las manos. Con la decisión de elegir. La joven de

Rouco por amor de Dios

OPINIÓN de Rafael Fernando Navarro.-    Rouco estaba en la puerta de la Iglesia. De rodillas, manos juntas, sin pedir, sólo esperando. Los pobres tienen eso en los genes: sometidos a la mirada compasiva de quien pasa, inclinando la cabeza como un mimo de Preciados cuando suenan los céntimos en el cestito. Sin derecho a exigir. Los pobres tienen prohibido exigir. Para eso son pobres. Tienen que distinguirse de los banqueros. También ellos lo llevan en los genes y en los testículos por no decir otra cosa. Los banqueros no dan, exigen. Cien mil euros al diez por ciento. Por mis testículos, por no decir otra cosa. Abuso, usura, piensa el emprendedor de carnicería. Pero hay que dejar los testículos, por no decir otra cosa, detrás de la puerta del banco, en la consigna del guardia de seguridad, que te los devolverá dentro de tres años cuando hayas devuelto cien mil euros envueltos en rencor, usura y abuso. La educación puede esperar, la sanidad, los servicios sociales, los dependiente

El tricornio de Neptuno

OPINIÓN de Rafael Fernando Navarro.-    Siempre ha sido hermosa. Desnuda, Madrid es un museo, aunque no le guste a mi amor del noroeste. Tiene un cielo sucio, es verdad. Como un chal de segunda mano, de rastrillo, de jueves sevillano. Madrid está en crisis y se viste como puede, a gusto de Botella-Alcaldesa, de común acuerdo con Aznar-Irak, consensuada con un Buhs descatalogado de la historia, sin mesa para apoyar los zapatos. Madrid se va perdiendo a sí misma como se pierden las grandes ciudades sembradas de historia, de nostalgia, de pasado. Madrid es un ladrillo inmenso, ladrillo de bancos por Castellana, por M-30-Gallardón, por deuda de siete mil millones que nadie pagará, es decir, que nos pesa a usted y a mí, que pagaremos usted y yo y los hijos de nuestros hijos si no pierden la erección por el camino y queda todo en un roce sin posibilidad de hundirse en la hermosura. Madrid tenía un Neptuno. Un dios a rayas de atléticos, bufanda del Manzanares, apropiación urbanística de Gi

España, ¿una dictadura?

OPINIÓN de Rafael Fernando Navarro .-   ¿Es España una dictadura? Preguntado así, estoy seguro que la mayoría interrogada lo negaría absolutamente. Sabemos de dictadores, de sables corneando la vida de súbditos, de pistolas apuntando siempre a los derechos más elementales, de polainas manchadas de tanto pisotear libertades. Y esas obscuras circunstancias se enterraron allá por Cuelgamuros, entre añoranzas, nostalgias y recuerdos de lágrimas negras, muy negras. No, España no es una dictadura. Es una democracia, con su Constitución abrazando un futuro de derechos. Tal vez nuestro concepto de dictadura esté demasiado circunscrito a un pasado que fue ayer: posibilidades asfixiadas por el-porque-sí, porque a algún golpista le salía del correaje o de unos genitales fosilizados en una gorra de plato. Sin escritura, prohibido el pensamiento, sin derecho a réplica, de reunión, de lectura, de viaje, juicios sumarísimos, ejecución contra una tapia blanca de cementerio blanco. Y por ahí andábam

Arco iris

OPINIÓN de Rafael Fernando Navarro.-    Para Lucía y Mónica, que me llevaron  en la sillita de la reina  La calle se hace a veces democracia. La palabra puentea desde Neptuno a Cibeles, desde Atocha a Chamartín, desde Génova a Ferraz. Se esconden los políticos en los zulos hondos de Moncloa. Se ocultan de la palabra cargada de futuro que diría Celaya y sorben su propia cobardía como un caldo negro, podrido y maloliente. Hace poco las calle se hicieron urna grande. Acudieron los cuatro puntos donde se apoya España: Andalucía amarga de alegría. Cantábrico con dolor de independencia. Oeste austero y naranjales del Este. No sé cuántos, me da igual. Quinientos mil, millón y medio. Naranja, blanco, negro, verde, rojo. El grito del arco iris, el dolor del arco iris, la sangre del arco iris, la carne del arco iris. Exigiendo derechos talados, dignidad desguazada. Vomitando el asco acumulado, el sobrepeso mórbido. Divisando más muerte prometida a los mercados, tragándose la san

OVNI

OPINIÓN de Rafael Fernando Navarro     El 20 de Noviembre elegimos a un partido concreto para que gobernara el país durante los cuatro años próximos. Nos prometieron que el 21 estrenaríamos un mundo de espuma, sin gravedad que impidiera la levedad flotante de la alegría. Alguien le pidió a Mariano que nos devolviera la felicidad y Mariano cargó su mochila de sonrisas. Pons nos prometió 3 millones de puestos de trabajo que para eso el PP era el partido de los trabajadores como recalcaba María Dolores-presidenta-Cospedal. Montoro tenía claro que había que hundir a España en una cuneta cualquiera porque él haría del país una giralda erecta. La sanidad universal que teníamos lograríamos universalizarla más para que nos cupiera el dolor del mundo en el costado de nuestros hospitales. Habría que potenciar la enseñanza pública porque ahí estaba el futuro y el futuro empezaba un 21 de noviembre. Nuestros viejos (tercera edad le llamaban por delicadeza innata) podrían enamorarse de nuevo e

El dolor de plástico

OPINIÓN de Rafael Fernando Navarro    El enfermo siempre es un pobre. El dolor es un abandono de la vida, un descuelgue del andamiaje de la existencia. Se intuye el vacío, se palpa la nada, se mastica la sombra infinita, para siempre infinita. El enfermo es siempre un pobre. Atacar la pobreza de la enfermedad es quemar entre risas la miseria de un hombre en un cajero, pisar la dignidad última que nos queda cuando las circunstancias se han alimentado de la dignidad que tuvimos, de la verticalidad orgullosa que fuimos, de la grandeza del amor que nos inundó cuando jóvenes, cuando enamorados se nos venían encima los besos como cosechas de manos y caricias. De golpe enfermos, y pobres mendigando en la acera de la vida un poquito de viento para el pulmón cerrado, para la sangre que olvidó el camino del corazón, para el sida que maduró como un tuétano de amor. Y alguien suprime el viento y las autopistas de la sangre y la médula del amor y contempla, con los ojos llenos de hielo negro,




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