OPINIÓN de Rafael Fernando Navarro .- Cuando el ayer se te clava en los ijares, surge espontánea la pregunta: Valió la pena? Porque fue lucha, porque se hizo añicos el alma, porque sigue escociendo la llaga. Astillas fue la vida para muchos. Le golpearon la nuca contra el amanecer en un amanecer cualquiera de una madrugada cualquiera. Y se quedó para siempre junto a la tapia del cementerio, pero sin tumba, sin derecho a colocar su muerte horizontal llena de besos de madre, de novia virgen con muslos sin caricias, con amigos con colilla de un “ideal” amarillo en la triste comisura de los labios. Sin la muerte boca arriba para descansar el inmenso cansancio de su vida ¿Valió la pena? Reventona se hizo la democracia. Cuelgamuros de espaldas republicanas, de piedras con musgo de sudores negros, dolores atravesados en la cruz de de un crucificado de derechas, con un dios patriotero, con un cristo camisa azul y yugo, virgen de piedra amiga de Pilar Primo de Rivera-sección femenina. R