OPINIÓN de Samuel Schmidt La política tiene la capacidad de autonomizarse de la sociedad y lo hace. Eso parece un contrasentido para los que tienen una imagen optimista sobre la política, que creen que debe ser el instrumento de la sociedad para llevarla hacia la felicidad, sin embargo, la política es un retrato de la realidad, porque al ser manejada por seres humanos, con frecuencia por arriba del bien general fuera de los casos de altruismo, responde a sus apetitos, aspiraciones, ambiciones, egoísmos, y estos difieren histórica, geográfica y culturalmente, así que esa autonomía es relativa y coyuntural, aunque las marcas que va adquiriendo con el tiempo se vuelven difíciles de borrar, y algunas complican los cambios. La actual discusión mexicana sobre la necesidad de revisar los “organismos autónomos” invita a discutir sobre varios rasgos de la política: 1) En política no hay un principio de inmutabilidad, las circunstancias cambian y con ellas los comportamientos, ensoñaciones e i