Por Ricardo Arturo Salgado Bonilla Es difícil suponer que un pueblo puede avanzar sin dar una lucha frontal ante su opresor; más improbable aun es que este verdugo permanente decida por su propia cuenta reconocer los derechos de aquellos a quienes por definición explotan y reprimen. La lucha como fenómeno social trae consigo características que de otro modo son mucho más complejas de alcanzar; una de ellas, la más importante, la unidad de las fuerzas populares contra la reacción y sus órganos de agresión. Debemos, sin embargo, reflexionar alrededor de algunos asuntos que son de suma importancia para impulsar cambios importantes en la sociedad hondureña. El problema del magisterio, como muchos erróneamente llamamos, posee un trasfondo eminentemente político, no porque los maestros lo quieran, como afirmo Porfirio Lobo Sosa en declaraciones recientes, sino porque el objetivo de la clase dominante es desintegrar a la mejor organización con que cuenta el país; ningún partido político