OPINIÓN de Rafael García Almazán/ Kabila .- 30.07.13. No seré yo quien juzgue la labor religiosa del Papa. Allá él y sus seguidores. Sin embargo, este Papa tiene algo que no tenían los anteriores desde Juan XXIII. Y es saber cuál es su sitio y el sitio de los demás. No confundir churras con merinas y dedicarse a su labor pastoral. Seguro que hay cosas que piensa con las que nunca estaré de acuerdo. Sin embargo, a pesar de que el periodo de su reinado es todavía corto y por lo tanto difícil de juzgar, apunta buenos indicios. Quiere –ojalá que pueda y le dejen— preocuparse por los débiles , pide a los suyos que estén menos cómodos y se muevan para ayudar a los necesitados, aplaude la rebeldía juvenil, trata de limpiar de corruptos el Vaticano, solicita más protagonismo para las mujeres dentro de la Iglesia, pide a los suyos humildad y pobreza, y ha apostado por la separación de la Iglesia y el Estado. Casi nada. Deben estar ‘contentos’ nuestros obispos. Esos que se dedican a socavar