OPINIÓN de Amy Goodman Más de 9.000 palestinos —entre ellos 3.700 niños y niñas— han muerto a causa de los bombardeos que Israel ha lanzado contra Gaza en las últimas semanas y de la invasión terrestre que el Ejército israelí ha iniciado recientemente, con el pleno apoyo del Gobierno de Estados Unidos, mientras los llamamientos mundiales a un alto el fuego continúan sin ser escuchados. Esta semana, un alto funcionario de derechos humanos de la ONU consideró que ya era demasiado y renunció a su cargo a modo de protesta. Craig Mokhiber, director de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos en Nueva York, que además es un abogado de derechos humanos de larga trayectoria, manifestó en la introducción de su carta de dimisión: “Escribo en un momento de gran angustia para el mundo y también para muchos de nuestros colegas. Una vez más, estamos viendo cómo se desarrolla un genocidio ante nuestros ojos y la organización a la que servimos parece incapaz de detenerlo”. L