OPINIÓN de Ana Cuevas Pascual. - Las Euromarchas contra la pobreza, la injusticia y la desigualdad avanzan hacia Bruselas para llevar un mensaje: Otra Europa es posible. Columnas de personas procedentes de todos los territorios han ido sumándose a esta iniciativa para poner voz a los desheredados por esa Europa negra que devora a sus hijos para mayor gloria de sus majestades financieras. Es un ejército inerme, pacifista (pero no por ello inocuo) compuesto por toda clase de personas. Jubilados, trabajadores, desempleados, sindicalistas, jóvenes que se resisten a ser la generación perdida, familias enteras... Seres humanos con nombres y apellidos que no se resignan a la distopía predestinada para el futuro de sus hijos. Ellas y ellos caminan en el nombre de muchos. Se hace camino al andar. Al andar se hace camino y se entra en contacto con la realidad que atraviesan otros seres humanos. Gente como Jose C,, conocido en Sevilla como Pepe, un padre que tampoco se conforma y que lleva más d