OPINIÓN de Bruno Lima Rocha.- 10.09.13. Son tiempos difíciles para el personal de carrera de Itamaraty (Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil), institución cuyo espíritu de cuerpo preferiría ser un espejo tropical del Foreign Office inglés. Acontece que al Sur del mundo ocurren imprevistos, aunque menos intensos que en el Mundo Árabe e Islámico. Después de confrontarse con el espionaje electrónico de la potencia hegemónica y salir mareado, el canciller Antonio Patriota no resistió a un quiebre de jerarquía. Para agravar su situación, el acto del encargado de negocios del Brasil en Bolivia, Eduardo Saboia, generó el hecho necesario para cambiar la situación. Finalmente la derecha política (dentro y fuera del gobierno) tiene un caballo de batalla en la pauta de las relaciones exteriores. El asilo del senador de oposición boliviano Roger Pinto Molina, representante del departamento de Pando por la Convergencia Nacional, y su posterior fuga del país, abrió el flanco generando l