OPINIÓN de Ilka Oliva Corado .- Acostumbrados a tirar la piedra y a esconder la mano, los guatemaltecos somos truchos en el arte de del tin marín de dos pingüé. Nunca nos hacemos responsables de nuestros actos ineptos que, en votaciones son el catalizador de nuestras lecturas de carácter alienante. De nuestra ideología de medias tintas, de nuestra incapacidad de reacción, de nuestra flojera a la resistencia, de nuestra indolencia a la tragedia ajena (causada por nuestra esterilidad colectiva). Que son el reflejo de una mentalidad colonizada, misógina, patriarcal y egoísta. En cambio somos la excelencia para vivir de apariencias, discriminar, para ejercer (hombres y mujeres por igual) la violencia de género (sutil y despiadada). Somos la guinda del pastel para todo lo que se trate de meter zancadilla a quien intenta salir adelante, y somos la perfección para utilizar a los demás como escaleras, nos encanta pasar encima de los demás para alcanzar nuestros objetivos mezquinos corroídos po