OPINIÓN de Ollantay Itzamná. - El pasado 9 de julio, en la Basílica Menor de San Sebastián, en la ciudad de Diriamba, Carazo, a unos 40 Km al sur de Managua, una multitud de nicaragüenses obligó a abrir las puertas de dicha Basílica, y encontraron atrincherado a un grupo de personas armadas contrarios al gobierno. En ese acto, la multitud de fieles agredió física y verbalmente al Cardenal, al Nuncio Apostólico, a vario obispos y a sacerdotes que acudieron a liberar a los “caballeros cruzados” atrincherados. [1]