OPINIÓN de CAS Estatal Más de un año después del comienzo de la pandemia el deterioro de la sanidad pública es cada día mayor. Antes de empezar con el COVID ya estaba colapsada tras décadas de recortes y privatizaciones. El personal sanitario, aplaudido hace unos meses, ahora está agotado y desmoralizado. La mayor parte del dinero ha ido a parar a empresas privadas: vacunas, rastreadores, pruebas diagnósticas, fármacos de dudosa eficacia y hospitales innecesarios, mientras permanecen cerradas miles de camas en hospitales públicos. Otro tanto va a suceder con los Fondos Europeos: irán a engrosar negocios privados y luego los pagaremos nosotros como Deuda. Ante las enormes listas de espera que producen muertes evitables por diagnósticos tardíos (el 20% de los cánceres), lejos de reforzar la sanidad pública, los gobiernos aumentan los contratos de las patologías más rentables con la sanidad privada. Los retrasos en la atención sanitaria pública han llevado a mucha gente desesperada a h