Por Salvador Briceño El fantasma que ahora recorre Europa no es, lejos está, el comunismo. Todo lo contrario, es su antítesis, el neoimperialismo neoliberal rapaz. En otras palabras, se trata del caos derivado de su propia inestabilidad económica, especulativa y atroz. Porque los países de la (des)Unión Europea están sujetos a los vaivenes, mejor dicho, intereses de su sistema financiero local y global cuya característica es la avaricia. Crisis cíclicas aparte. La tan cantada solidaridad de la eurozona está ahora en entredicho. Porque la cadena se está rompiendo por los eslabones débiles. La crisis que comenzó en Grecia, pronto se corrió hacia España, Portugal e Irlanda, y ahora está tocando a las puertas de la tercera economía más grande de la zona. Ni más ni menos que a Italia. Desde luego que en el fondo de la crisis ronda, no sólo la burbuja generada en los Estados Unidos en el año 2008, que arrastró a la economía mundial, cuanto la compra a partir de entonces de deudas de