Por Teodoro Rentería Arróyave La táctica que, no estrategia de la seguridad pública se daba en los sótanos del secretismo porque se consideraba, craso error, según aseguraban o justificaba para poner en guardia a los delincuentes. Tal postura me recuerda no la habilidad, sino la maña de los elementos policíacos de todas las corporaciones de a pie o motorizados que, se escondían para sorprender a los infractores y así amenazar con la detención o la multa que finalmente se convertía en la denigrante “mordida”. Ahora se exigen, inclusive que, los elementos policiacos estén a la vista y los motorizados con las torretas prendidas, puesto que los fundamental en toda estrategia de seguridad, por primaría que sea, consiste en la prevención del delito. Salvo la burda y fracasada declaración de guerra contra el crimen organizado que mal implementara Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, y que desde entonces convirtió todo el país en un cementerio, ahora desde la Presidencia de la Repúblic