OPINIÓN de Álvaro Cuadra Hemos asistido a una grotesca escena surrealista: el presidente Piñera, uno de los hombres más ricos de la región, ha anunciado a todos los chilenos que la pobreza entre nosotros ha disminuido, mientras uno de sus ministros nos aclara que esto “no es casualidad” sino que se lo debemos a las políticas públicas implementadas por su gobierno. Como todas las buenas noticias, se trata una verdad a medias, pues si bien los indigentes han disminuido, la pobreza considerada en su totalidad tiende a aumentar. El país sigue estancado en una desigualdad que vivimos cotidianamente. La triste realidad que no alcanza a ser opacada por la demagogia del actual gobierno de derechas es que mientras las Isapres y otras grandes empresas sacan sus cuentas en millones de dólares, en el parlamento se discute si aumentar o no el sueldo mínimo en algunos centavos y se rechaza cualquier medida que fiscalice el lucro en la educación chilena. La triste realidad es que los trabajador