La senadora Warren no lo admite, pero el proceso de nominación presidencial en Estados Unidos es racista
OPINIÓN de Amy Goodman y Denis Moynihan Mientras Estados Unidos se vuelve cada vez más diverso –y el Partido Demócrata aún más–, el proceso de nominación presidencial sigue dependiendo fuertemente de dos de los estados más blancos de la nación, Iowa y Nuevo Hampshire. Cuando la semana pasada en un foro de candidatos presidenciales del que “Democracy Now!” fue coanfitrión en Carolina del Sur le preguntamos sobre esta disparidad racial a la candidata demócrata Elizabeth Warren, ella se molestó y respondió: “Soy solo una participante del juego”. Warren y los demás candidatos demócratas deben responder por qué el proceso de las primarias privilegia a estos dos pequeños estados rurales, envejecidos y casi completamente blancos, y deben explicar cómo es que este supuesto “juego”, que elimina a varios candidatos en una etapa tan inicial del proceso, no es otra cosa que un claro ejemplo de racismo sistémico. El foro se llevó a cabo en la Universidad Estatal de Carolina del Sur, una universidad