OPINIÓN de Ana Cuevas Pascual. - Según dice la ONU y el propio papa Francisco estamos viviendo la tercera guerra mundial. Estoy de acuerdo. Millones de seres humanos sufren en sus carnes la violencia de unos estados más interesado en controlar posiciones geo-estratégicas que en preservar del horror la vida de los ciudadanos. El zarpazo terrorista también alcanza nuestra zona de confort occidental. Esa atalaya desde la que observábamos la injusticia y el abuso que se ejerce sobre gran parte del planeta ya no es invulnerable. Si antes bastaba con cubrirnos con un impermeable virtual para evitar que nos afectaran las salpicaduras de sangre de otras etnias y nacionalidades, ahora es nuestra propia sangre la que mana a causa del odio y la sinrazón del terrorismo. "Je suis Charlie", "Je suis Bruselas", repiten las buenas gentes europeas. Pero pocos entiende que "Nous sommes Pakistan, Siria, Yemen o NIgeria". Que las víctimas que este sucio conflicto produce a di