OPINIÓN de Esther Vivas. - El “cambio” llega al corazón de la bestia, a la capital de La City londinense. Si hasta ahora la emergencia de una nueva política indignada y antiausteridad amenazaba solo la periferia de la Unión Europea, con Grecia y el Estado español como estandartes, la victoria del parlamentario Jeremy Corbyn al frente del laborismo británico “ataca” al capital financiero e imperialista desde su seno. Contra todo pronóstico al presentarse como candidato a las primarias del partido, Jeremy Corbyn remontó las encuestas y consiguió, este sábado, en primera vuelta y con un contundente 59’9% de los votos, el liderazgo de la organización. El veterano Corbyn logró aquello que parecía imposible, que el aspirante antiausteridad, solidario con los refugiados, ecologista y antimilitarista se hiciera con la cabeza de un moribundo partido laborista, devolviendo la ilusión a militantes y simpatizantes. Lo que la izquierda laborista no consiguió en su momento álgido, ahora se ha hecho